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ucho me alegra poder presidir este Acto inaugural del Primer Congreso del Club Español de Arbitraje.Me permite dirigir mi saludo más cordial a las autoridades que nos acompañan, expresar mi calurosa felicitación a los organizadores de este Congreso, y dar mi afectuosa bienvenida a cuantos vais a participar en sus sesiones.Con mi presencia en este Acto, la Corona quiere subrayar la enorme trascendencia del arbitraje como instrumento que propicia y aumenta la seguridad jurídica, un factor absolutamente clave y condicionante de las inversiones y las transacciones comerciales en el mundo abierto y globalizado de nuestros días.Estoy seguro de que el intercambio de ideas que va a producirse a lo largo de este Congreso podrá traducirse en futuras acciones de cooperación en un campo tan decisivo como el del arbitraje.En España, junto al importante nivel de internacionalización alcanzado por nuestras empresas, hemos ido tomando las acciones y las medidas normativas necesarias andndash;como la Ley de Arbitraje de 2003- para poder decir hoy, con orgullo y satisfacción, que nuestro país ha recuperado su tradición histórica en esta materia, al ser el arbitraje un derecho ya recogido en la Constitución de 1812 .Nuestra decidida incorporación al universo del arbitraje se ha producido a través de la progresiva inclusión de convenios arbitrales en los contratos y la normalización del uso de los procedimientos judiciales para el apoyo y control del arbitraje.Esa incorporación plena también se ha producido gracias a la frecuente elección de España como lugar de celebración de arbitrajes, y a la creación de instituciones administradoras de arbitraje que se han hecho acreedoras, a lo largo de estos años, de un merecido prestigio.Por ello, me produce especial satisfacción poder presidir hoy un Acto que es fruto de la iniciativa de la sociedad civil, y que contribuye a poner de manifiesto y a reforzar el papel protagonista que España también juega en el arbitraje internacional.Mucho me complace, asimismo, que este Congreso esté tan vinculado con las Naciones de Iberoamérica -con las que nos sentimos tan profundamente vinculados- y en él vayan a analizarse en profundidad las perspectivas actuales y los retos futuros del arbitraje.Los países iberoamericanos se encuentran en un proceso de desarrollo económico muy importante. En ese proceso, la debida seguridad jurídica es un factor muy significativo para las relaciones económicas y, en general, para las inversiones extranjeras. También lo es para el incremento de las relaciones e intercambios comerciales entre los diferentes países de aquel Continente.En esta situación, la institución arbitral puede ser un instrumento de suma importancia para favorecer e incrementar esas relaciones. España está en condiciones de prestar su colaboración para conseguir los mejores resultados.Considero una gran oportunidad que este Congreso analice esas posibilidades, que no sólo son el producto lógico de nuestra proximidad histórica, cultural y humana, sino también el resultado de una cultura jurídica común y de una mentalidad muy cercana.En suma, la reflexión y el diálogo que vais a abordar estos días nos interesan a todos, pues afectan a aspectos relevantes de los mecanismos económicos, financieros y comerciales por los que se mueve el mundo de hoy.Animo a todos a trabajar con empeño en la construcción de esos instrumentos decisivos para el mejor desarrollo de nuestros pueblos y el mayor bienestar de nuestras sociedades.Con este espíritu, declaro inaugurado el Primer Congreso del Club Español del Arbitraje.