C
on especial satisfacción inauguro esta sesión plenaria de la Comisión Nacional Española de Cooperación con la UNESCO. Una institución a la que me siento especialmente unida, y con la que colaboré durante un tiempo. De esos días guardo muy gratos recuerdos y un profundo y interés por sus actividades.
Mi satisfacción es aún mayor al contar con la presencia del Señor Koïchiro Matsuura, Director General de la UNESCO, que hoy nos acompaña para seguir de cerca la labor de nuestra Comisión. Quiero, Señor Director General, darle la bienvenida más calurosa a España en este primer acto con el que inicia su visita oficial a nuestro país.
No hay duda de que, a la larga, la manera más eficaz de luchar contra la pobreza es extender la educación a todos, fomentar la actividad científica y la difusión de sus logros, promover la cultura y facilitar la comunicación.
Esta es la labor que le fue encomendada a la UNESCO por su Acta Constitutiva y que desarrolla desde hace más de cincuenta años.
La Comisión Nacional Española se ha esforzado en alcanzar esos objetivos desde su creación en 1953, incorporando a numerosos sectores de la sociedad española, que los han hecho suyos y que participan de forma activa en las labores de la Organización. Como fiel reflejo de ello, en esta Comisión están ampliamente representadas las Comunidades Autónomas.
Buen ejemplo de su contribución es la generosa respuesta que han dado las universidades españolas al Programa UNITWIN de Cátedras UNESCO, que está resultando enormemente fructífero a la hora de facilitar e intensificar los intercambios entre las Universidades de nuestro país y las de América Latina y del Area Mediterránea. España es, en este momento, el país en el que se ha creado un número mayor de Cátedras UNESCO, y sigue creciendo el interés que despierta el Programa en nuestros centros universitarios.
Otros programas de la UNESCO, como el Plan de Escuelas Asociadas, o el de centros, asociaciones y clubes de amigos de la UNESCO, han encontrado en España un amplio eco. También ha tenido una importante repercusión entre nosotros la celebración del Año Internacional de la Cultura de Paz, proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, y gestionado por la UNESCO, a través de las distintas Comisiones Nacionales.
Tras una pausa de dos años, España fue elegida en 1999 para formar parte del Consejo Ejecutivo de la UNESCO. Su elección le ha permitido participar aún más intensamente en las labores de la Organización, precisamente en estos momentos tan importantes en los que se está llevando a cabo su reforma.
En el año 2000 España volvió a ser el país con mayor número de bienes inscritos en la lista del Patrimonio de la Humanidad.
En ese mismo año se incorporaron a la mencionada lista el Yacimiento de Atapuerca, el Palmeral de Elche, el Conjunto Arqueológico de Tarragona, las murallas romanas de Lugo y las Iglesias Románicas del Val de Boí. Y, apenas hace un mes, hemos acogido con satisfacción la consideración del Misterio de Elche como Patrimonio Oral de la Humanidad.
Somos conscientes, sin embargo, de que este hecho, que no puede dejar de enorgullecernos, supone también una gran responsabilidad que no sólo debe abarcar la protección y difusión de nuestro patrimonio, sino, también, incluir la conservación y difusión del patrimonio de países con menos medios y con los que compartimos tradición y cultura.
Me complace, asimismo, constatar la estrecha colaboración entre la UNESCO y el Fórum Universal de las Culturas, que se celebrará en el 2.004 en esta hermosa ciudad que hoy nos acoge.
Estoy segura de que constituirá un gran acontecimiento cultural y contribuirá a profundizar en la reflexión sobre tres cuestiones que han estado siempre en el centro de atención de la UNESCO, como son la paz, el medio ambiente y la cultura.
Confío en que, durante su estancia en Barcelona, el Director General tendrá ocasión de comprobar los avances que se están produciendo en la preparación de tan importante acontecimiento.
Por otro lado, la celebración aquí del Plenario de la Comisión Nacional, permitirá a los miembros que vienen del resto de España, acercarse a este proyecto de Barcelona, de Cataluña y de España, que bajo los auspicios de la UNESCO, tiene, como su mismo nombre indica, vocación universal.
Quiero, en fin, agradecer a todos ustedes y a todas las Autonomías que representan su contribución y esfuerzo en favor de la Comisión Nacional Española de la UNESCO y les aliento a seguir trabajando como hasta ahora en esta noble causa.
Reitero mi agradecimiento al Señor Matsuura por haber querido acompañarnos en esta sesión plenaria y poder seguir así de cerca las labores de nuestra Comisión Nacional. Con la amistosa cortesía que caracteriza a Barcelona, doy mi más cordial bienvenida a cuantos hoy han venido a acompañarnos.
Muchas gracias.