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na vez más, vengo a cumplir con mucho gusto la tradición, para mí siempre grata, de entregar el Premio Salvador de Madariaga de Periodismo.
Quiero que mis primeras palabras sean de agradecimiento a sus organizadores, y a los Jurados que los disciernen, por su dedicación y esfuerzo, que garantizan la continuidad e importancia de estas distinciones, avalada por la relevancia de cuantos las han recibido.
Me satisface especialmente que este acto, tan inequívocamente europeo por su nombre y su contenido, se celebre en Valencia, una Ciudad estrechamente vinculada al primer proyecto de una Europa moderna, el del humanismo renacentista, al que dio uno de sus más ilustres representantes, Juan Luis Vives.
La Comunidad Valenciana y su capital actualizan hoy esta tradición y la singulariza en una apuesta por la innovación y el futuro, que simboliza esta Ciudad de las Artes y las Ciencias en la que nos encontramos.
Los Premios de este año se otorgan en un momento crucial de la construcción europea, el de una Unión ampliada que quiere proseguir su proceso de profundización.
Nuestro Continente camina así hacia un planteamiento de mayor concertación integradora, que nos llama al ejercicio de una conciencia y una ciudadanía europeas mús conscientes y auténticas, y nos convoca a continuar la tarea a la que precisamente dedicó Madariaga su vida y sus afanes.
Los medios de comunicación tienen un papel principal en este nuevo escenario. Como intérpretes y divulgadores de la realidad y de su evolución, pueden contribuir decisivamente a visualizar cuanto tiene de positivo un horizonte de cambios, y a traducir sus impactos en sinergias favorables, capaces de materializarse en resultados favorables para todos los europeos.
Este es, a mi entender, el significado de estos Premios, y el objetivo que la actual coyuntura propone al periodismo europeo, del que son protagonistas distinguidos los galardonados en esta edición.
Gallego y Rey, al sintetizar en sus viñetas conceptos y situaciones que el humor y el ingenio hacen mús comprensibles y asumibles. Griselda Pastor, por acertar a convencer a los españoles desde su corresponsalía de la Cadena SER de que Europa es un proyecto y una oportunidad que nos afectan e interesan a todos. Juan Pedro Valentín, por haber conseguido, como director de informativos de Tele 5, y junto con el equipo que dirige, familiarizar a un público muy amplio, y no necesariamente especializado, con el día a día de la actividad europea.
Todos ellos, sin olvidar al equipo de la Agencia Efe dirigido por José Manuel Sanz, que ha merecido una mención honorífica por su trabajo multimedia, han realizado con profesionalidad y eficacia un trabajo bien difícil.
El de explicar y hacer inteligible una realidad viva y compleja, y contribuir en forma destacada a la formación de una opinión pública bien fundada, imprescindible para abordar los retos de la nueva etapa de la Unión que ahora comienza.
Al transmitirles mi enhorabuena muy sincera por el merecido reconocimiento que suponen estas distinciones, expreso también mi confianza en que su lección y su ejemplo susciten nuevas vocaciones que sigan cultivando el periodismo de calidad en un úrea que tanto lo merece y necesita.
Muchas gracias.