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ace quince años se constituía esta Fundación pro Real Academia Española. Nos acompañaban en el primer acto oficial los Presidentes de todas las Comunidades Autónomas, los Embajadores de las Repúblicas hispanoamericanas y numerosos miembros fundadores, representantes de empresas y entidades, muchos de los cuales estáis hoy aquí.
La Fundación nació con el doble propósito de ayudar a nuestra Academia en su servicio a la unidad de la Lengua española, y en la promoción de la relación de la sociedad con la Academia.
Año tras año han ido incorporándose a la Fundación nuevas empresas y numerosos particulares, bastantes de ellos personas con modestos recursos, que en su ayuda manifiestan el amor a lo que sienten, y todos sentimos, como un patrimonio común.
La Academia ha sabido responder a cuanto la Fundación le viene dando. Especial interés supone, en este sentido, el trabajo mancomunado con las Academias de América y Filipinas. Lo que parecía un sueño de difícil logro es hoy, gracias a la decidida voluntad de consenso alentada por la Academia Española, una espléndida realidad.
Hemos visto a todas las Academias preparar juntas la Ortografía; hacer del Diccionario un repertorio de las variedades del español; construir una Nueva gramática también universal; ofrecer una respuesta unitaria en el Diccionario panhispánico de dudas, a las que son más frecuentes entre los hispanohablantes.
Y acabamos de oír al Director exponer los proyectos en que ahora se afanan todas las Academias hermanas, alguno tan ambicioso como el Nuevo diccionario histórico de la lengua española o de tanto valor simbólico como el Diccionario de americanismos.
Este Diccionario de americanismos constituirá, en efecto, una destacada aportación de la Asociación de Academias a la conmemoración de los Bicentenarios de las independencias de las repúblicas hispanoamericanas.
Mantuvo nuestra Academia estrecho contacto con las nuevas Naciones desde su nacimiento, al impulsar la creación de Academias correspondientes en cada una de ellas, lo que permitió conservar unida nuestra lengua, enriquecida con la savia del mestizaje. Esa labor integradora está en la base de la actual acción panhispánica de la Real Academia Española.
Quiere, además, nuestra Academia hacer un esfuerzo especial por llegar hasta los últimos confines de la cada vez más amplia comunidad hispanohablante, valiéndose para ello de las modernas comunicaciones, pero también adaptando su trabajo a nuevos formatos y distintas necesidades.
A ese propósito responden realidades logradas, como la página electrónica del Diccionario, y proyectos como el Microdiccionario, que quiere ir al encuentro de los niveles más populares de España y de América.
Al tiempo que doy la bienvenida a los nuevos patronos -Isidre Fainé, José Manuel Entrecanales e Ignacio de Polanco-, quiero felicitar al Patronato por la acertada iniciativa de la campaña de captación de nuevos socios y la modernización de la imagen corporativa de la Fundación, a la que contribuirá la página electrónica que hoy se inaugura.
Sabéis cuán sinceramente agradezco vuestra colaboración. Al servir a la unidad de nuestra lengua común, que, forjada en el respeto a su variedad, convive en armonía con las demás lenguas de España, estamos reforzando un vínculo de extraordinario valor como vehículo de interconexión, en el seno de la Comunidad Iberoamericana de Naciones.
Al mismo tiempo, esa unidad es la que permite a nuestra lengua afrontar sus grandes retos de futuro, especialmente en el ámbito de las nuevas tecnologías, y avanzar en su consolidación como lengua de comunicación universal.
Deseo agradeceros vivamente vuestro permanente apoyo a los proyectos académicos, y, al mismo tiempo, alentaros a continuar vuestra imprescindible labor de respaldo para hacerlos posibles.
Por todo ello, muchas gracias.
Se levanta la sesión.