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eñor Presidente,
Para la Reina y para mí es un alto honor y un motivo de especial satisfacción daros nuestra más cordial bienvenida, junto a Vuestra esposa, al comienzo de Vuestra Visita de Estado, la primera que un Presidente de la República de Corea realiza a España.Recordamos, con particular agradecimiento y afecto, el Viaje de Estado que la Reina y yo realizamos a Corea hace once años -también el primero que un Rey de España efectuaba a Vuestro gran país.
Al recibiros hoy en Madrid, aspiramos a reforzar los lazos de amistad que ligan a nuestros Estados, pueblos y Gobiernos.
En las últimas décadas, nuestros dos países han sabido avanzar, con tanta sabiduría como empeño, por la senda de la libertad y del desarrollo. La democracia rige nuestras respectivas vidas políticas y nuestros ciudadanos disfrutan de un nivel y calidad de vida sin precedentes.
El tesón, laboriosidad e iniciativa de los coreanos, explican la gran transformación de Vuestro país, cuyo bienestar se ve enriquecido por Vuestra antigua y preciada cultura, representada por maravillas que la Reina y yo pudimos admirar durante nuestro Viaje de 1996, como el Parque de los Túmulos o la Gruta de Sukkuram.
Corea dispone, pues, de sólidos fundamentos que explican su dinamismo y creciente presencia internacional. La elección de un profesional tan competente como el diplomático coreano, Señor Ban Ki-moon, para Secretario General de las Naciones Unidas, es buena prueba de ello y merece nuestra más sincera enhorabuena.
España, que hoy Os recibe con el afecto que dedica a los grandes amigos, también ha recorrido en estas últimas décadas un largo periodo de democracia, estabilidad y prosperidad, con creciente peso económico y proyección exterior.
Este evidente progreso, que Corea y España comparten, se une a los amplios espacios de entendimiento que nos ligan.
No creo, por ello, exagerar, al calificar de excelente el estado de nuestras relaciones bilaterales. En el orden internacional, coincidimos en el modo de afrontar los retos y asumir las oportunidades de la globalización, en nuestra confianza en la diplomacia multilateral, en la lucha contra el terrorismo, en el apoyo a la innovación tecnológica o en el impulso a la cooperación al desarrollo.
Mantenemos, asimismo, idénticas posiciones en cuestiones tan complejas como la reforma del sistema de Naciones Unidas.
Nuestros dos países son especialmente activos en distintas partes del mundo, en donde nuestros hombres y mujeres demuestran su generosa solidaridad, para mantener la paz, asegurar el respeto a las libertades y derechos humanos, y fomentar el progreso.
Señor Presidente,
España, que contempla con pesar la división de la Península Coreana, percibe, sin embargo, con satisfacción los esfuerzos que la República de Corea viene realizando para superarla.
España Os apoya en Vuestra ?Sunshine Policy? que, desde la cautela y la sensatez, pero también desde la hermandad solidaria, pondrá algún día fin a una de las más dolorosas situaciones que padece la comunidad internacional.Sabed, y sepa el pueblo coreano, que España -en este sentido- está totalmente a Vuestro lado.
En el campo económico y comercial, bien sabéis que nos preocupa el fuerte desequilibrio de nuestra balanza de pagos. Un mercado tan abierto como el español ha dado su bienvenida a la calidad y competitividad de las exportaciones coreanas.
También desearíamos que las exportaciones españolas, cada vez más pujantes y sofisticadas, pudieran aumentar en igual medida hacia Corea.
La eventual conclusión de un Acuerdo de Libre Comercio entre la Unión Europea y Vuestro país, podría ayudar a corregir el actual desequilibrio.
Entre tanto, deberíamos trabajar bilateralmente para intensificar las corrientes comerciales e inversiones mutuas, cuyo nivel no se corresponde con la pujanza y dinamismo de nuestras economías.
Por ello, confiamos en que podamos revitalizar el Comité Bilateral de Hombres de Negocios, cuya reunión en Madrid presidiremos conjuntamente.
Nos satisface especialmente la firma, durante Vuestra Visita, de una serie de Acuerdos en sectores de mutuo interés para nuestras relaciones bilaterales.
Acuerdos que nos permitirán impulsar nuestra cooperación en ámbitos que van, desde el área tecnológica e industrial o algunos aspectos de nuestra defensa nacional, hasta las operaciones triangulares con Asia e Iberoamérica. Unos ámbitos que también abarcan la energía, los recursos naturales, la asistencia legal, el turismo y la juventud.
Constatamos, con especial alegría, cómo crece el interés por la cultura española en Vuestro país.
Han cosechado un gran éxito iniciativas como el ?Año de España en Corea?, celebrado en 2003, o la celebración del Cuatrocientos Aniversario de la publicación de ?El Quijote?.
En este mismo terreno, me complace señalar que España tiene la intención de abrir en Seúl un centro del Instituto Cervantes, para promover en Vuestro país el conocimiento de la lengua y cultura españolas.
Crece también en España el interés por la creación artística y cultural de Corea.
España saluda, por ello, la gran presencia coreana durante estos días en nuestros principales centros culturales, con un completo programa que gira en torno a la ?Feria Internacional de Arte Contemporáneo?, ARCO, que en su presente edición de 2007 tiene a Corea como país invitado.
Señor Presidente,
La Reina y yo recordamos con emoción cuando, en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992, vimos aparecer por la puerta del Estadio de Montjuic, al gran atleta coreano Hwang Young Cho que ganó la maratón. Los Juegos Olímpicos de Barcelona, se cerraban con la brillante hazaña deportiva de aquel coreano que cuenta con un monumento muy cercano al estadio.
Por otro lado, en 2006 celebramos el Centenario del compositor coreano Ahn Eak-tai. Un reputado director de orquesta, discípulo de Richard Strauss, y autor del bello himno nacional coreano. Ahn se casó con una española y vivió gran parte de su vida en Palma de Mallorca, donde fundó la Orquesta Sinfónica de Baleares, desde la que contribuyó a impulsar la vida musical española.
Dos ejemplos de talento y buena relación hispano-coreana, que reflejan el afecto, respeto e intensidad de los vínculos entre nuestras dos Naciones y que nos alientan a seguir reforzándolos con el mismo empeño y deseo de éxito que ambos demostraron.
Con ese espíritu, levanto mi copa por la prosperidad y el bienestar de la República de Corea, por la felicidad de Vuestra Excelencia, de Vuestra esposa y de la Delegación que Os acompaña, así como por la creciente amistad entre nuestras dos Naciones.
Muchas gracias.