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ermitidme que os exprese lo mucho que me alegro por encontrarme hoy con vosotros, en este Pabellón de Congresos de Madrid para presidir la inauguración del VI Congreso Nacional de Usuarios de Internet. Ello me permite tener la oportunidad de conectar, en su sentido tradicional, con una realidad que crece a grandes pasos en nuestro país y ofrece un sinfín de posibilidades, que hemos de aprender a utilizar y optimizar.
Si como usuario estoy plenamente convencido de la utilidad y potencialidad de la Red, como Heredero de la Corona aplaudo el espíritu que inspira este Congreso: analizar la actualidad y explorar el futuro de Internet, como factor de renovación y de progreso colectivo.
Se ha escrito que la implantación de la red de ferrocarriles, al convertir por primera vez a España en un espacio económico integrado, fue la que en verdad llevó a la práctica los enunciados de los textos constitucionales y muchas de las aspiraciones de los pensadores y los políticos de nuestro Siglo XIX.
Del mismo modo, en este momento en que España protagoniza un despegue decisivo en su modernización, incorporándose con fuerza al modelo que va a definir el mundo del Siglo XXI, el aprovechamiento y el dominio de las innovaciones técnicas -como las que trae consigo esa otra Red que nos ocupa hoy- son premisas principales del éxito de este proyecto imprescindible.
El acelerado crecimiento de Internet abre la posibilidad de aplicar este nuevo medio de comunicación y de información a muchas de las necesidades que genera la sociedad, impulsando el desarrollo de las personas, empresas, instituciones y comunidades que quieren conocer y tener presencia en un mundo cada vez más global.
Internet se está constituyendo, a su vez, en un espacio de libertad que permite nuevas formas de expresión y de comunicación, ayudando a desarrollar mayores y mejores propuestas de formación, información y perfeccionamiento personal. Aunque también nos introduzca en un mundo de gran complejidad, no exento de nuevos riesgos; que, debemos admitir, exige mucha reflexión, el desarrollo de medidas legales y técnicas correctoras, y el reforzamiento del sistema de valores que tenemos y que enseñamos.
En definitiva, estamos ante un cambio que nos lleva de la Sociedad Industrial a la Sociedad de la Información, una sociedad donde el individuo adquiere mayor relevancia, ya que dispone de una herramienta que le puede permitir vivir mejor, ser más competitivo y, sobre todo, estar mejor informado y comunicado. En buen uso, podrá ser el nuevo y más potente motor de socialización e incluso de democratización, extendiendo el saber y haciendo madurar al conjunto de la sociedad en donde se desarrolle.
Por estas razones, tenemos ante nosotros el reto de incorporar a todos los ciudadanos a esta nueva Sociedad de la Información, evitando así la creación de una discriminación entre los que utilizan las nuevas tecnologías y aquellos que no las utilizan. Por tanto, debemos trabajar para fomentar el acceso de los ciudadanos a esta nueva sociedad, teniendo especial cuidado en la formación y educación adecuadas para la nueva realidad. Y esta responsabilidad incluye mejorar las infraestructuras y la calidad de las comunicaciones, informar sobre las posibilidades de la Red, formar a personas y empresas en las nuevas herramientas y acelerar la incorporación de Internet a las instituciones y a las empresas.
En esta reunión, Internet se presenta como una tecnología al servicio del desarrollo individual, y también como un mercado, de cuyo buen funcionamiento depende tanto la adecuada satisfacción de los legítimos intereses de cada una de las partes que en él intervienen, como la de las demandas sociales que debe atender y saber realizar.
Pues, como todos sabemos, el mercado no es sólo el lugar en que se efectúan diversas transacciones sino también un foro de iniciativas. Ya los autores clásicos señalaron la estrecha relación entre el ejercicio del comercio y el desarrollo de la civilización. La nuestra se encamina hacia una cultura de la participación, que enfatiza el valor de las personas y los resultados y beneficios sociales.
Veo con satisfacción que el programa de estas sesiones destaca varios temas fundamentales en este proceso: la gestión práctica del conocimiento, el valor del aprendizaje continuo a través de la Red, la importancia de los recursos humanos en la era de las telecomunicaciones, la nueva relación de la empresa con sus empleados, la información como factor crítico en las relaciones con los clientes, la preocupación por los contenidos, el fenómeno revolucionario de la televisión interactiva, y el comercio electrónico como herramienta para una mayor competitividad de las Pymes.
El papel de la Red como distribuidor del conocimiento, y la consiguiente desaparición de las fronteras geográficas, impulsan conjuntamente una expansión hacia el exterior de vuestro trabajo, cuya importancia no es solamente económica, y cuya eficacia se ve reforzada allí donde concurren elementos comunes, como la lengua y la cultura.
Compartimos una y otra con un número importante de países cuyos ciudadanos se están incorporando en estos momentos a esta sociedad de la información. Esto nos sitúa en una posición especial, por cercana, que debemos sin duda aprovechar para estrechar lazos de amistad y cooperación con sus pueblos. España puede y quiere compartir su proyecto de Sociedad del conocimiento con todos los que hablan nuestra lengua común.
Os animo a profundizar vuestras consideraciones sobre estos objetivos y a extraer de vuestras reflexiones conclusiones constructivas. La ocasión lo merece, y vuestra preparación y experiencia os confieren una especial responsabilidad en este área.
Estoy seguro de que saldréis airosos en este empeño, en el que todos, y yo desde luego, os apoyamos y acompañamos.
Con mi más sincera felicitación a los premiados, declaro inaugurado el Sexto Congreso Nacional de Usuarios de Internet.