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umplo hoy un grato deber mucho tiempo deseado al visitar esta ciudad de Tudela, que lo merece como capital de la Ribera y exponente singular de la historia rica y fructífera del Reino de Navarra, y del afán de progreso y de modernización de esta Comunidad Foral incardinada en la España y Europa que todos deseamos.
Visito esta ciudad en vísperas de cumplirse, el próximo año, el 1.200 aniversario de su fundación. Desde aquella fecha, Tudela ha ido construyendo una densa trayectoria, cuajada de valores que sorprenden por modernos: la convivencia medieval entre cristianos, judíos y musulmanes; la curiosidad universal que Benjamín de Tudela paseó por el mundo entonces conocido; la lealtad a sus Reyes naturales sin mengua de la conciencia y respeto de sí misma; y la apuesta por la Ilustración, de la mano de los Amigos del País.
Estos signos de identidad permanecen vivos en vuestro casco histórico, lleno de arte por sus cuatro costados, remodelado con gran esfuerzo pero también con gran éxito, y que está convirtiéndose en un conjunto extraordinario de palacios, iglesias, calles y plazas, que constituye un muestrario exquisito de las mejores expresiones artísticas de todos los tiempos.
A los tudelanos no les pesan los siglos. Orgullosos de sus raíces, construyen el presente con la arrolladora vitalidad propia de su carácter, en el que brillan las virtudes de la hospitalidad, del buen humor, del ánimo festivo y del ingenio llano y cariñoso.
Sin descuidar por eso los afanes de cada día, cumplidos con tesón y un espíritu trabajador y constante que les hace superar todas las dificultades y aspirar cada vez a más altas metas en el plano personal y en el social.
No en vano sus frutos más famosos son los de la tierra ribera, bien cultivada, que nutre con sus verduras y alegra con sus vinos el cuerpo y el corazón. Y a su lado, los de la industria y el ingenio, que nos enseñan, comunican, y enriquecen.
Os agradezco muy cordialmente vuestro cálido recibimiento, al que correspondo con todo mi afecto. Y animo a todos, Señor Alcalde, Señoras y señores Concejales, representantes de entidades tudelanas, a proseguir, con el mismo empeño y vigor empleados hasta ahora, vuestro trabajo ejemplar en favor de Tudela.
Para que esta ciudad y toda la Ribera de Navarra, sigan desarrollándose y afrontando el futuro con entusiasmo y realismo, y para que Tudela continúe siendo, en este nuevo siglo, la ciudad abierta y acogedora, leal y emprendedora que siempre han admirado cuantos la han conocido.
Muchas gracias.