su llegada a la Puerta Principal del Coingreso de los Diputados, Sus Majestades los Reyes y Su Alteza Real el Príncipe de Asturias fueron recibidos por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente del Congreso, Manuel Marín, el presidente del Senado, Javier Rojo, y la presidenta del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas.
En el interior del edificio de la III Ampliación del Congreso, los Reyes y el Príncipe recibieron el saludo de los miembros de las Mesas de Congreso y Senado y los portavoces de los Grupos Parlamentarios de ambas Cámaras, y recorrieron la exposición "Prensa y Parlamento 1977-2007". Seguidamente, Sus Majestades y Su Alteza Real se dirigieron al Salón de Conferencias, donde fueron saludados por los ex presidentes del Gobierno, Congreso y Senado y ponentes de la Constitución asistentes al acto. A continuación, en el Escritorio del Reloj se hizo entrega de una placa conmemorativa a los diecisiete diputados y senadores de las Cortes Constituyentes que pertenecen también a la actual Legislatura de las Cortes Generales.
Los Reyes y el Príncipe se trasladaron posteriomente al hemiciclo y ocuparon sus lugares en la mesa presidencial. Tras la interpretación del Himno Nacional, tuvo lugar una presentación audiovisual titulada "15-J. 30 años después", a cuyo término pronunció unas palabras el presidente del Congreso.
Don Juan Carlos dirigió a continuación un discurso, en el que expresó su "gratitud y homenaje", ante todo, "al pueblo español, verdadero protagonista de aquel período de Transición", "a sus principales artífices, con un muy emocionado recuerdo para cuantos hoy ya no pueden estar con nosotros", "a los legítimos representantes del pueblo que entonces salieron elegidos", "a las instituciones, a los partidos políticos, a las organizaciones sindicales y empresariales, y a sus dirigentes, por su liderazgo inteligente, generoso y responsable", "a los actores principales de nuestra sociedad, a cuantos contribuyeron al éxito del proceso de Transición, confiando en España y en los españoles, al sintonizar con sus ansias de convivencia en armonía y libertad", con un recuerdo "a la destacada labor y personalidad de Adolfo Suárez a quien, con motivo de este Aniversario, he concedido el Toisón de Oro para reconocer su dedicación y entrega al servicio de España y de la Corona".
Su Majestad recordó que "la voluntad de armónica convivencia en libertad y concordia para poder edificar un futuro mejor de todos y para todos, marcó la adopción de nuestra Constitución. Una Constitución para una gran Nación. Una Constitución moderna, producto del más amplio consenso logrado entre españoles, y que nos ha proporcionado el más largo periodo de estabilidad, progreso y prosperidad en libertad de nuestra compleja historia constitucional. Una estabilidad basada en el imperio de la Ley, en un avanzado sistema de respeto y garantía constitucional de los derechos humanos, de un país que ha registrado importantes avances sociales, ya sea en materia de protección social o cobertura sanitaria, de igualdad de la mujer o de formación educativa, siempre en busca de la mayor equidad y justicia social".
Asimismo, el Rey manifestó que "divisiones y desencuentros no pueden ser compañeros de ruta de una gran Nación como España, cuya Transición política, marco de convivencia democrática y profunda modernización, siguen siendo ejemplos para el mundo y nos deben servir de estímulo a los propios españoles.Ante las grandes cuestiones que afectan al Estado, debemos buscar la unidad y el entendimiento basados en el diálogo sincero. Debemos armonizar puntos de vista y lograr entre todos los más amplios consensos, pues todo lo que es producto del consenso es siempre más sólido, integrador y duradero; refleja mejor el sentir del conjunto; sirve mejor al interés general. Esto es lo que los ciudadanos quieren de sus partidos e instituciones".
Don Juan Carlos hizo un llamamiento "para fomentar lo mucho que nos une y para disipar cuanto nos separe, respetuosos con la pluralidad y diversidad que nos define, pero sin perder nunca la unidad que nos da la fuerza y dimensión necesarias para seguir progresando", y en particular, "a derrotar la abominable lacra del terrorismo cruel e inhumano que tantas víctimas y dolor ha generado, fraguando de nuevo - como tantas veces he pedido - la necesaria cohesión y unidad para alcanzar un objetivo tan vital como irrenunciable. Es también un deber moral que tenemos contraído con todas las víctimas y con sus familias, que merecen nuestro mayor reconocimiento, apoyo y respeto".
Concluyó el Rey sus palabras poniendo de relieve que "la voluntad de favorecer la más armónica convivencia democrática entre todos los españoles, dentro de la unidad de España y de nuestro modelo de vertebración territorial, de promover mayores cotas de bienestar para todos, es el norte que me guía como Rey por amor a España y compromiso con la libertad".
Después de mantener los Reyes y el Príncipe de Asturias un encuentro con los asistentes en el Salón de los Pasos Perdidos, finalizó el acto, siendo despedidos por las mismas autoridades que les recibieron a su llegada.