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uy buenos días y muchas gracias por vuestra cálida bienvenida. Agradezco a la CEDE su amable invitación para participar nuevamente en uno de sus congresos anuales. Y es, además, una alegría poder estar hoy también aquí, nuevamente en A Coruña, en esta jornada intensa dedicada a Galicia.
Hace ya 14 años que clausuré el primero de los congresos de CEDE en Madrid y visto con esa perspectiva personal, quiero expresar el gran valor que ha tenido para mi tener la oportunidad de encontrarme tantas veces con un conjunto tan amplio de profesionales que están en los centros neurálgicos de decisión de una gran parte de las empresas de España, o que aquí están implantadas; oportunidad de conocerles, de escucharles y de valorar mejor su importantísimo trabajo y, también de admirar y agradecer lo que ello significa para nuestra economía, para nuestro progreso y bienestar, para nuestro futuro.
Durante todo este tiempo, he podido comprobar como CEDE ha escogido siempre temáticas verdaderamente oportunas entre las que no han faltado la innovación, para poder competir de verdad; la internacionalización, para alcanzar más mercados y acceder a flujos de financiación; la globalización, como realidad imparable que condiciona todo y ha alterado todos los parámetros clásicos de funcionamiento de la economía y la comunicación en el mundo; la gestión del cambio o la asunción de lo que suponen los nuevos negocios y las nuevas demandas y sensibilidades sociales; y otros muchos temas relevantes para vuestra labor y sobre el entorno o las circunstancias del momento en que la desarrolláis.
En todos estos encuentros ha latido la actitud de mirar sin miedo al futuro, sabiendo que, en gran medida, éste habrá de conquistarse más allá de nuestras fronteras y en nuevas e imprevistas oportunidades. Pero, siempre con nuestros esfuerzos, saberes e inteligencias, de forma que nuestras iniciativas sean cada día más competitivas y creativas.
Permitidme pues que nuevamente os felicite a quienes integráis CEDE por vuestra profesionalidad y por el enfoque, a la vez práctico y sustantivo, que sabéis dar a vuestros congresos.
En esta edición os habéis centrado en los valores del directivo en la agenda global, es decir, en cómo afrontar esta agenda guiándoos en todo momento por los principios que os definen y dignifican como personas y como miembros de la sociedad. Me atrevo a decir que acertáis plenamente con este punto de vista, porque la fidelidad a los valores no es algo que quede restringido a los ámbitos personales y de la moral, sino que, sin lugar a dudas, influye decisivamente en los logros más tangibles y profesionales.
Así, vais a debatir sobre la relación de la acción directiva con la gestión de unas expectativas económicas cada día más complejas que condicionan el bienestar de nuestra sociedad y el papel que podremos desempeñar en el concierto de las naciones más avanzadas.
En este contexto, abordáis vuestros trabajos desde tres ejes específicos que hoy, en un mundo tan tecnológico, cambiante y globalizado, inciden decisivamente en la viabilidad económica de la actividad empresarial. Que son:
‒ La atención urgente que debemos prestar todos a la sostenibilidad.
"...nuestras sociedades plantean a los mercados unas exigencias éticas que van mucho más allá de la calidad material de los bienes o servicios. Son exigencias que aluden al necesario cumplimiento de obligaciones implícitas en relación con la equidad, la solidaridad y la inclusión de todas las personas que participan y viven en esos mercados y entornos. Estas demandas están impulsando nuevos códigos de comportamiento empresarial a los que no es ajeno vuestro compromiso con los valores directivos y con las sociedades en el seno de las cuales ejercéis vuestra función gerencial y emprendedora..."
‒ La innovación permanente, que es actualmente ya algo imprescindible.
‒ La emergencia y la exigencia de atención a los valores sociales que condicionarán nuestra convivencia y la dinámica de los mercados.
Abordar el concepto de sostenibilidad requiere que se consideren las nuevas oportunidades que surgirán al tratar de aunar competitividad, desarrollo humano y preservación de la naturaleza. Esto implica buscar modelos energéticos que hagan compatibles las demandas crecientes de energía con el normal desarrollo de la vida en nuestro planeta. La lógica de esa generación de soluciones sostenibles llevará, efectivamente, a configurar nuevos modelos energéticos y pondrá de relieve la apuesta decidida por soluciones que limiten los efectos del cambio climático.
Algo similar cabe decir sobre cómo afrontar actualmente la innovación, pues sabemos que los nuevos negocios serán muy diferentes de los que conformaron las sociedades industriales del pasado. En estas nuevas maneras de producir, de vender y consumir, serán herramientas principales: la anticipación, los esfuerzos innovadores y la calidad en el desempeño empresarial.
Abordaréis también dos cuestiones fundamentales para encarar el futuro que se refieren al modo en que debemos afianzar la internacionalización, y a cómo conjugar el aprovechamiento de la experiencia con el empuje, la imaginación y la mejor adaptabilidad ante las nuevas situaciones y escenarios.
En relación con la internacionalización, para que su alcance no quede restringido a una globalización financiera y comercial, es preciso cimentarla en el saber hacer de las empresas que buscan expandir sus mercados con el conocimiento y la excelencia en la gestión de los negocios. En lo que atañe al mejor aprovechamiento de la experiencia profesional, resulta fundamental favorecer el diálogo intergeneracional entre directivos jóvenes y veteranos, y no desperdiciar ningún talento, no orillar ninguna inquietud emprendedora por juvenil que sea. Ésta es la manera de aprovechar todas las potencialidades.
El tercer eje se refiere a la manera en que nuestras sociedades plantean a los mercados unas exigencias éticas que van mucho más allá de la calidad material de los bienes o servicios. Son exigencias que aluden al necesario cumplimiento de obligaciones implícitas en relación con la equidad, la solidaridad y la inclusión de todas las personas que participan y viven en esos mercados y entornos. Estas demandas están impulsando nuevos códigos de comportamiento empresarial a los que no es ajeno vuestro compromiso con los valores directivos y con las sociedades en el seno de las cuales ejercéis vuestra función gerencial y emprendedora.
Por ello, el lema del Congreso, Valores del directivo para la agenda global, incorpora una concepción del quehacer directivo que no se limita al logro de legítimos resultados empresariales y al mejor aprovechamiento de las oportunidades de los mercados, sino que encierra también la necesidad de tener muy en cuenta los criterios, reglas y maneras con que se encara cada iniciativa empresarial.
Las empresas y la sociedad pueden confiar en este talante directivo que va más allá de una visión económica y empresarial, y que se refuerza al ponerse de manifiesto la gran aportación que representan el buen hacer, la competencia profesional y la ejemplaridad en los comportamientos. Esto hace que la acción directiva tenga que seguir cimentándose en la tenacidad, el esfuerzo y el ejemplo, además de ejercerse con la sobriedad, la eficacia y la autoexigencia de siempre.
Concluyo ya. España cuenta con un excelente cuadro de directivos y gestores empresariales del que CEDE es muy buena muestra. Os felicito por vuestra profesionalidad pero, sobre todo, por buscar ejercer vuestra actividad a partir de un sólido compromiso con el interés general y con vuestros conciudadanos. La atención que en este congreso prestáis a los valores es otra buena prueba de ello.
Muchas gracias.