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uenas tardes. Gracias por vuestras palabras y gracias a la Fundación SM por invitarme de nuevo a participar en la entrega de sus premios de literatura infantil y juvenil.
Me gustaría primero felicitar a Begoña Oro por haber escrito Pomelo y limón, premio Gran Angular 2011. Como leer es pensar y sentir, invito a todos -aunque no sean adolescentes- a conocer la historia de María Pinilla y Jorge Zaera. Les aseguro que pensarán en los tiempos que vivimos y sentirán -como dice María, la protagonista- que para enamorarse no hacen falta más que tres minutos.
Y enhorabuena también a Daniel Nesquens por su libro Mi vecino de abajo, premio Barco de Vapor de este año. Una obra deliciosa en la que descubrimos que ese vecino nuestro no es un espía internacional sino un mago que se quedó sin magia tal vez por un desamor.
A la joven autora Arlet Hinojosa, mi felicitación por su novela La leyenda negra, premio Jordi Sierra i Fabra para Jóvenes. Destapar talentos como el de Arlet, y apoyarlos, en este caso con la publicación de su libro por parte de SM, es una de esas iniciativas que debemos promover desde todas las instituciones.
Le oí decir a una niña: "me gusta leer a mi hermano porque se queda pensando"... Y es que leer nos obliga a pensar en lo que nos rodea, en lo que somos. De hecho, leer -en cualquier soporte- es una buena manera de conectar con otros, de ensanchar nuestra vida. Es la base de todo aprendizaje y, por tanto, de todo proceso de comprensión del mundo y de nosotros mismos. Es decir, leer es una actitud vital. Es -para García de la Concha- la actividad total del espíritu con la que se movilizan la inteligencia, la sensibilidad y los valores morales y estéticos.
Y leer es también un placer. Un placer laborioso, que requiere un esfuerzo. Pero a todos nos han enseñado, y lo hemos aprendido bien, que lo que requiere esfuerzo es lo que vale la pena. Si empleáramos términos económicos, diríamos que al leer obtenemos el beneficio de pensar, así que invertir esfuerzo en la lectura tiene ganancia asegurada, nulo riesgo y toda la rentabilidad.
Antes de terminar, mi agradecimiento a todos los que se entregan a esa tarea fundamental que es la educación y, en especial, a la Fundación SM y a todas las personas de su equipo, que dedican su tiempo y su trabajo a que nuestros niños y nuestros jóvenes lean. Y en cuanto al oficio de escribir y con permiso de nuestra galardonada Begoña Oro, me quedo con estas frases del Premio Gran Angular: "Los recuerdos están hechos de palabras, la vida está hecha de palabras. No puedes cambiar lo que te ha pasado, pero puedes escoger las palabras para contarlo".
Muchas gracias.