Es sin duda una alegría volver a Yuste en el mes de mayo, por lo que, en sí mismo, implica: que poco a poco vamos recuperando una relativa normalidad desde la última vez que nos reunimos, que tuvo que ser el pasado 14 de octubre.
Este lunes, como saben, se celebró el Día de Europa. Se cumplían 72 años de la Declaración de Schuman, que estableció los pilares de este gran proyecto social, político y económico, que ha sido esencial también en el proyecto nacional de España en las últimas décadas de nuestra historia.
Pero esta fecha no es únicamente, ni debe serlo, un motivo de celebración. Porque a Europa no sólo hay que celebrarla y conmemorarla; igualmente, hay que protegerla y afianzarla, hay que seguir construyéndola. Así es como mejor estaremos salvaguardando la libertad, la dignidad de las personas y los derechos humanos; y, con ellos, valores como la paz, la cooperación y la solidaridad; valores que hoy queremos y necesitamos reivindicar nuevamente, con la fortaleza de nuestras convicciones, ante el horror que asola Ucrania en estos momentos.
En definitiva, hemos de defender ─para preservarlo─ nuestro modelo de convivencia bajo los principios democráticos que nos fundamentan, así como la manera de entendernos y de colaborar en las relaciones con el resto del mundo.
Y esta es una tarea diaria que requiere, más que nunca, la colaboración firme de todas las instituciones y la participación de todos los ciudadanos. Europa se construye en las instituciones, pero también en el día a día de quienes viven en ella, en un proceso continuo que va de abajo a arriba y viceversa, de este a oeste y de sur a norte, desde la periferia al centro, desde Yuste a Bruselas.
Y en estos tiempos cruciales que vivimos, en los que el mundo se está convirtiendo en un escenario tan complejo para nuestro modelo europeo, que realmente lo pone a prueba hasta en sus mismos cimientos, necesitamos justamente la mejor versión de Europa: la que nos permita afrontar los retos y desafíos inmediatos que compartimos, y que igualmente facilite y asista a los Estados miembros en la atención a sus problemas o dificultades específicas. Y todo ello bajo la enorme presión y riesgo que supone la realidad de una nueva guerra en Europa.
La guerra, efectivamente, ha golpeado a las puertas de la Unión; y persiste dejando un terrible rastro de muerte y destrucción. Además, ha traído consigo una inestabilidad generalizada de consecuencias globales que hoy son difíciles de vislumbrar en toda su extensión.
Europa debe permanecer unida porque, como señaló nuestra premiada de la pasada edición, Angela Merkel, “Solo una Europa unida hacia dentro es una Europa fuerte hacia fuera”. Y con esa convicción hemos de recuperar su posición y ejercerla en la escena internacional porque su triunfo es el de los valores que la representan y que proyecta. Y los esfuerzos para conseguirlo deben elevarse y ser acordes con las exigencias que plantean los riesgos y las amenazas de cada momento. Schuman ya lo advirtió en el suyo propio, en 1950 —y cito textualmente—:
“La paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan. La contribución que una Europa organizada y viva puede aportar a la civilización es indispensable para el mantenimiento de unas relaciones pacíficas”.
"......sobre esta base sólida de éxitos logrados, de valores y convicciones; y además con la determinación realista de contribuir a una Europa unida, aún más social y más humana, se incorpora hoy a nuestra relación de ilustres premiados el Foro Europeo de la Discapacidad...
...esta es la 2ª ocasión en la historia de las 15 ediciones del Premio Europeo Carlos V en la que no se distingue a una persona sola, sino a una organización o proyecto. Y este premio evidencia el compromiso del Foro con el proceso de integración europea desde la premisa de una Europa inclusiva y accesible para todos......"
Sabedores de que la democracia es el mejor argumento ante la sinrazón de la guerra, la defendemos firmemente; y lo hacemos confiando en los mecanismos ─y perfeccionándolos─ de orden y de equilibrio, de la razón y la justicia, que representa para todos el Estado de Derecho.
Sobre esta base sólida de éxitos logrados, de valores y convicciones; y además con la determinación realista de contribuir a una Europa unida, aún más social y más humana, se incorpora hoy a nuestra relación de ilustres premiados el Foro Europeo de la Discapacidad.
Esta es la 2ª ocasión en la historia de las 15 ediciones del Premio Europeo Carlos V en la que no se distingue a una persona sola, sino a una organización o proyecto. Y este premio evidencia el compromiso del Foro con el proceso de integración europea desde la premisa de una Europa inclusiva y accesible para todos. Enhorabuena presidente Vardakastanis al Foro Europeo de la Discapacidad, y a las más de 100 entidades que la componen y a las más de 100 millones de ciudadanos europeos que representan, enhorabuena por este premio que valora y pone de relieve vuestros 25 años de trabajo comprometido con la promoción y plena protección de los derechos y libertades de las personas con discapacidad. Y, por supuesto, permítame en esta ocasión también felicitarles por el 25 aniversario.
Este reconocimiento al Foro también lo es a la propia Europa y a las personas que forman parte de ella, puesto que la entidad integra a casi un 15% de su población. Y, sin duda, deseamos profundamente que tenga un impacto positivo para ayudar a promover una mayor toma de conciencia —muy necesaria— sobre este tema y a dar una mayor visibilidad a los retos y también a los progresos de la discapacidad. Tiene que favorecer que toda la sociedad se implique y colabore en esta tarea, que se involucre y preste apoyo a esta causa. Es cierto que se ha avanzado mucho en este camino hacia la mayor inclusión, pero todavía faltan barreras por superar.
Y, en este punto, es importante destacar y valorar el papel que ejercen todas las asociaciones en el acompañamiento, defensa y promoción de las personas con discapacidad. A partir del lema —tan claro, tan significativo— que tiene el Foro, “Nada sobre nosotros sin nosotros”, trabajan por el bienestar de quienes más lo necesitan, en un plano normativo y también desde una perspectiva práctica. Sin cohesión y sin inclusión una sociedad no progresa; por eso todos los ciudadanos deben tener oportunidades.
Señoras y señores,
Europa es un continente abierto al mundo, pero nosotros los españoles, especialmente, no entenderíamos el pasado y el presente europeo sin Iberoamérica. Nexos e historia compartida que se anclan en cinco siglos atrás y que han conformado una identidad, hoy más viva que nunca, que nos enorgullecemos en fomentar.
Hoy felicitamos también a la Fundación Academia Europea e Iberoamericana de Yuste, entidad que celebra 30 años de vida, reflejo de una Extremadura europea, iberoamericana y transfronteriza que lleva décadas tendiendo puentes entre Europa e Iberoamérica para reconocernos en la diversidad de nuestros acentos y de nuestras culturas. La Fundación, de la que me satisface enormemente ser Presidente de Honor, es una de las mejores bisagras entre dos continentes, dos regiones, que comparten idiomas, cultura, historia y afectos, y que están llamadas a compartir un futuro de progreso y bienestar.
Uno de los pilares de su labor es su Academia, integrada por intelectuales, científicos y artistas de reconocido prestigio que con su trabajo han ayudado a engrandecer el proyecto europeo y lo que representa. Hoy necesitamos su luz para que sea un faro en estos momentos oscuros que nos ha tocado vivir.
Yuste, por historia, por acción y por vocación, está en el corazón de Europa, y la Fundación sigue y seguirá en su empeño de seguir creando espacios para el diálogo, la reflexión, el conocimiento y el encuentro; espacios tan sumamente necesarios en estos tiempos convulsos, y tan acordes y apropiados con la identidad del proyecto europeo.
Muchas gracias a todos y enhorabuena, de nuevo, al Foro Europeo de la Discapacidad.