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Palabras de Su Alteza Real el Príncipe de Asturias en la inauguración de la Segunda Conferencia Europea sobre Desarrollo Rural

Austria(Salzburgo), 13.11.2003

Q

uiero, en primer lugar, expresar mi satisfacción por encontrarme en Austria, en esta histórica ciudad de Salzburgo, para presidir la apertura de la Segunda Conferencia Europea sobre el Desarrollo Rural. Una reunión organizada por la Comisión Europea y que cuenta, no sólo con la participación de los Ministros de Agricultura, sino también con la de un amplio grupo de relevantes personalidades y profesionales ligados al campo europeo.

Antes de proseguir con mi intervención yo también quiero transmitir a la representación italiana en esta conferencia la expresión de mi más profundo pesar y firme condena por el terrible atentado terrorista que ha sufrido el Cuartel General del Cuerpo de los Carabinieri en Nasiriya (Iraq). A mi pésame por los fallecidos uno mi deseo de una pronta recuperación para los heridos.

Agradezco sinceramente la invitación para inaugurar estas sesiones y las amables palabras de presentación de que he sido objeto. Confieso que me ha sido fácil aceptar la oferta, no sólo por la relevancia de los temas que se van a tratar sino también por lo cercano que desde hace años me he sentido a los problemas del campo español, al desarrollo de las grandes extensiones de espacio rural que España posee y a la especial idiosincrasia del relevo generacional y la problemática de la juventud en la agricultura.

Me alegro de poder reunirme con todos ustedes con motivo de esta Conferencia dedicada a analizar el presente y futuro del mundo rural, y ello en el marco de una Unión Europea que ha hecho de la política agrícola una de sus políticas comunes más desarrolladas y características.

España es -claro está- un Estado miembro, comprometido con la apasionante obra de la integración europea y con su actual proceso histórico de ampliación y profundización, que cuenta con una población rural particularmente importante, activa y dinámica; ésta se compone de hombres y mujeres que, al igual que sus homólogos del resto de Europa, merecen todo nuestro respeto, gratitud y apoyo por su valiosa entrega a la agricultura y al mundo rural.

Estas características no son exclusivas de España. Nuestra Europa dispone de un importante mundo rural y de un campo dinámico y productivo, aspectos que figuran, sin duda, entre los principales activos de que disponemos como europeos. Unos activos de valor estratégico, no sólo desde el punto de vista económico y social, sino también desde múltiples perspectivas: la medioambiental, la demográfica, la de la ordenación del territorio y también, por supuesto, la cultural, algo tan importante para la conservación de nuestra identidad.

Porque no sólo cubre más del 80% de nuestra superficie y alberga a más del 20% de nuestra población, sino que constituye el soporte básico de importantes producciones, productos, tradiciones y paisajes que resultan consustanciales a las diversas culturas e identidades que nos enriquecen y definen como europeos.

Son incontables los productos propios de alta calidad y renombre que Europa suministra a sus ciudadanos, y son objeto de demanda en el mundo entero, dotando así a nuestras áreas rurales de un perfil y peso específicos y de evidentes oportunidades de futuro.

Junto con los productos, son también numerosas las costumbres y artes populares, básicas para definir nuestra idiosincrasia y forma de entender la vida, que han nacido y perviven gracias a nuestros respectivos entornos rurales. La belleza, riqueza, y variedad del paisaje rural europeo han inspirado también manifestaciones relevantes de la literatura, el arte y la música.

Este valioso y variado patrimonio se mantiene gracias a la capacidad y trabajo de las personas que viven en las áreas rurales y a los muy numerosos y preciados bienes y servicios que en ellas se generan.

España es una buena muestra de ello, con paisajes ricos, no sólo por sus producciones y atractivos naturales, sino también por sus muchos activos y oportunidades de futuro en los ámbitos de la biodiversidad, la cultura o el patrimonio.

El futuro de la política de desarrollo rural de la Unión Europea es el tema central que esta Conferencia va a debatir en los próximos días. Una Conferencia que se propone determinar los desafíos que dicha política deberá superar y las oportunidades que debe saber potenciar, asegurando su más pleno aprovechamiento por los habitantes de las zonas rurales, en beneficio de todos. Y que pretende asimismo identificar futuras prioridades de la política de desarrollo rural, al tiempo que los instrumentos y medidas necesarias para llevarlas a cabo.

Nos hallamos, por lo tanto, frente a un ejercicio de especial alcance y relevancia.

En muchos casos, las regiones rurales se encuentran inadecuadamente atendidas o se enfrentan a obstáculos específicos, ya sea por la climatología, la falta de nuevas oportunidades, la carencia de infraestructuras o, incluso, por razones demográficas. Muchas familias cultivan y conservan la tierra en ecosistemas a menudo frágiles y valiosos, y emplean métodos tradicionales de producción de indudable valor, que corren el peligro de desaparecer a medida que crecen los problemas de despoblación rural, con muchos jóvenes que abandonan el campo atraídos por la ciudad o por falta de perspectivas atractivas que les retengan en origen.

Una posible respuesta radica en la implantación de un marco de políticas capaces de fomentar las oportunidades que encierra el medio rural, asegurar el empleo, elevar la calidad de vida y las condiciones económicas y de trabajo de sus habitantes, y mejorar la gestión de los espacios naturales y la estructura productiva de las explotaciones agrarias.

Es necesario ofrecer a las personas, sobre todo a los más jóvenes, los alicientes necesarios para poder vivir y trabajar en las áreas rurales, creando y desarrollando en ellas más posibilidades de formación y educación al servicio de la población rural.

En todo caso, no hay que olvidar que la agricultura constituye el núcleo principal del desarrollo económico del tejido social del campo y es un elemento fundamental para la conservación del medio ambiente y la ordenación del territorio. Una agricultura orientada al mercado puede ser un motor primordial para dinamizar el desarrollo rural. En este sentido, la Unión Europea se está adaptando a las nuevas realidades y cambios de los mercados agrícolas y de la economía local de las zonas rurales, potenciando a la vez el desarrollo rural.

Se contemplan medidas que permitan seguir alentando a los agricultores para que, en el interés de la sociedad, introduzcan o mantengan el uso de prácticas agrícolas compatibles con la creciente necesidad de proteger y mejorar el medio ambiente, los recursos naturales, la diversidad genética, la calidad de los alimentos, la salud pública y el bienestar animal. Temas de creciente sensibilidad para consumidores y opinión pública, y que requieren cada vez mayor esfuerzo de control, supervisión y responsabilidad compartida.

Es evidente que el desarrollo rural es más que la agricultura, pero también es cierto que no puede haber desarrollo rural sin agricultura.

Señoras y señores,

Toda estrategia de desarrollo rural sostenible debe abarcar los diversos aspectos, peculiaridades y complejidades de nuestras áreas rurales y fomentar la intervención de sus diferentes protagonistas. De ahí mi satisfacción al inaugurar los trabajos de estas jornadas en las que, partiendo de un análisis exhaustivo de la realidad, se pretende potenciar el papel de la población rural y la importancia de nuestras áreas rurales de cara al futuro.

Ofreciendo a las partes interesadas la oportunidad de debatir la dirección en la que debe avanzar la política rural y abordando los desafíos a los que nos enfrentamos, podrán encontrarse algunas de las respuestas necesarias para asegurar el futuro más sostenible que todos deseamos para las áreas rurales de Europa.

Estoy seguro de que en los próximos días se celebrarán interesantes y fructíferos debates en torno a estos grandes temas.

Concluyo mis palabras deseando el mayor éxito a los trabajos de esta Conferencia que deben redundar en beneficio de todos y, en particular, del mundo rural europeo y de todos los hombres y mujeres que lo sostienen y desarrollan con su ejemplar esfuerzo y dedicación.

Declaro inaugurada la Segunda Conferencia Europea sobre Desarrollo Rural.

Muchas gracias.

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