E
s una feliz casualidad que los Premios de Periodismo Salvador de Madariaga se entreguen este año en Toledo, ciudad hecha con múltiples aportaciones y muy diversas sensibilidades, europea de corazón y de vocación , y no de ahora mismo, sino desde hace mucho tiempo.
Así lo confirman los elocuentes testimonios de su pasado imperial, de su etapa ilustrada, y de cuantos españoles y extranjeros han percibido y desvelado sus secretos más hondos y reveladores.
No en vano fue aquí donde el Greco pudo remansar su experiencia bizantina y veneciana, para lograr una obra universal, en sus propósitos y acentos.
Hablemos, pues, en Toledo, de Europa y el periodismo europeo, que son los temas que ahora nos reúnen.
Nuestro continente es hoy un tema de candente actualidad. Por su histórica ampliación a nuevos miembros, por su meditación y diálogo trascendentes sobre su futura Constitución, por el planteamiento inexcusable de su papel principal en el mundo, y de los modos y medios con los que conseguirlo.
La labor de los medios de comunicación cobra en estos momentos una importancia mayor, si cabe, ante las encrucijadas en que hoy se sitúan Europa y los europeos, en cuanto que les corresponde facilitar una adecuada comprensión de las cuestiones fundamentales que la situación actual nos plantea, y el seguimiento de su evolución.
En este sentido, los informadores europeos son corredores de fondo. Se nutren, evidentemente, de la actualidad, pero, al mismo tiempo, van más allá. Buscan además acotar un paisaje, adivinar un horizonte, mantener un interés y suscitar una responsabilidad.
En un mundo caracterizado, y casi definido, por su acceso inmediato a los sistemas de comunicación, y a los mensajes y contenidos que por ellos circulan, el trabajo de sus profesionales es crucial para asegurar la cercanía de los ciudadanos a los grandes temas de la integración europea, alimentar así la conformación de la opinión pública en esta materia, y estimular su participación en el día a día de una tarea que ha de ser de todos y para todos.
Los galardonados de este año nos dan ejemplos convincentes de una postura activa en este terreno. Muy sinceramente les felicito por su acertada labor, hoy justamente reconocida, y los méritos que adornan sus respectivas trayectorias.
A Eliseo Oliveras, por su larga etapa en la cobertura rigurosa y documentada de los temas europeos, desde la corresponsalía en Bruselas de El Periódico de Catalunya, y en particular por su tratamiento del semestre de la presidencia española, el año pasado.
A los Servicios Informativos de Radio Nacional de España, por el proyecto "Más Europa", un programa multicanal, que se emite a través de Radio 1, Radio 5 Todo Noticias, y Radio Exterior, orientado a la información y la divulgación de contenidos de vocación europeísta, especialmente los relativos a la ampliación de la Unión.
Y a Telemadrid, en la persona de su director general, Francisco Giménez-Alemán, por incorporar a sus informativos un espíritu plenamente europeo, y difundir los valores que persigue este Premio, con el nivel de calidad propio de una televisión pública.
Mi más cordial enhorabuena a los tres, por su testimonio y su esfuerzo en la búsqueda de una Europa más unida, libre, próspera y solidaria, tal como la soñó Salvador.