P
ermitidme que comience con palabras de gratitud:
Gracias por vuestro recibimiento a esta "nuestra" querida Casa, por abrirnos las puertas a todos en el día primero de octubre, exactamente 100 años después de aquel en el que se abrieron -no aquí, sino en la calle Fortuny- por primera vez. Fue un paso valiente y visionario de la Junta para la Ampliación de Estudios hacia la modernidad, la libertad, las artes y las ciencias; hacia valores intelectuales reformistas en la enseñanza; hacia la convivencia enriquecedora de saberes y pensamientos; y hacia la apertura cultural al mundo.
Gracias por vuestras palabras y, sobre todo, por el gran esfuerzo y compromiso que habéis dedicado directores, co-presidentes, patronos, personal de la propia Residencia, residentes y amigos, a esta institución para su plena recuperación y nuevo florecimiento desde finales del pasado siglo y primera década del actual.
Vuelvo a la Residencia de Estudiantes con la admiración y el afecto de siempre; un lugar donde, como apunta José Infante, podemos "entrar en contacto con lo mejor de España"; aunque hoy vuelvo sobre todo con la especial alegría de poder celebrar con vosotros este Primer Centenario. Realmente es un orgullo y un honor para mí presidir este acto, como lo es mantener un vínculo cercano con la vida en esta ilustre institución.
Es un verdadero lujo poder contar hoy con la compañía, además, de tantas personas ligadas por lazos familiares y afectivos a los fundadores de esta Casa y a sus antiguos residentes. La mera lectura de sus nombres en este lugar inundaría nuestro recuerdo de tantas creaciones, de tantas vivencias escritas, grabadas o pintadas, de tanta riqueza cultural que aquí se generó y compartió. Muchas personas que han contribuido a hacer de ella un centro cultural de primer orden, lleno de vida e iniciativa, para España y para Europa. En efecto, recordemos que en 2007 La Residencia recibió merecidamente el valioso sello de Patrimonio Europeo.
De corazón os doy mi enhorabuena más entusiasta por este gran Aniversario a todos los que formáis parte de la Residencia, y a cuantos colaboráis con ella. Conocéis mi cariño por esta Casa y por su Fundación, cuya Presidencia de Honor tuvisteis la amabilidad de ofrecerme -de inmediato aceptada- en 1998. Como cada vez que nos encontramos, quiero renovar el respaldo y aliento que la Corona aportó desde el primer momento a esta querida entidad, y a cuanto representa, es decir, el espiritu de búsqueda del conocimiento, de libertad y de tolerancia, que formuló y puso en práctica la Institución Libre de Enseñanza.
Una tolerancia a la que aquí me referí en 2006 como "apertura y cortesía de la razón". Con ese timón, la Residencia de Estudiantes orienta su diálogo articulado entre Ciencia, Arte y Humanidades, para ofrecer una formación de excelencia, capaz de dinamizar el progreso y la proyección exterior de España.
Por todo ello, mi bisabuelo el Rey Alfonso XIII visitó la sede de Fortuny, por primera vez, sólo cuatro meses después de su inauguración. También la Reina Victoria Eugenia no sólo era asidua, sino que asistió a algunas de las proyecciones del cine club de Luis Buñuel que aquí se organizaron. Como hemos escuchado en intervenciones anteriores, apostar por el futuro de un país supone invertir no sólo en conocimiento, sino también en cualidades que son, precisamente, las que genera esta Casa.
Hoy como entonces, esta Colina de los Chopos conforma unámbito de saber, de igualdad ente hombres y mujeres, que confía en el futuro y apuesta por las nuevas generaciones, así como por la innovación. La Residencia transmite en todas sus actividades reflexión, energía y entusiasmo. El historiador John Berger la definió con mucho acierto con motivo de su visita en 1992 como "lugar de historia, donde uno puede sentir la tenacidad de la tolerancia y la resistencia de la flexibilidad, una tradición que es siempre nueva".
Este Centenario nos permite acercarnos a la etapa que transcurre entre 1910 y 1939 -cuando la dirigió Alberto Jiménez Fraud, a quien quiero dedicar un recuerdo especial y mi reconocimiento personal-, y luego en el exilio, hasta que se refundó en 1986, con José García-Velasco y Alicia Gómez-Navarro al frente. En 1986 la Residencia reanudó su itinerario de creatividad y vanguardia, alimentadas en la herencia de la historia cultural de España.
Su espíritu tan español y, por tanto, tan europeo, posee desde su origen una importante proyección americana. Con palabras del gran autor que marcó a toda la Generación del 27, Don Luís de Góngora, esta Casa es bisagra "abrazadora de un Océano y otro, siempre uno".
También en el exilio las personalidades de la Residencia trabajaron con horizontes amplios a través de entidades como la Casa de España, que acogió desde su fundación a un puñado de ilustres residentes exiliados y pasó a llamarse "El Colegio de México". Una institución en la que esta Casa ha estado viva durante sus 75 años de existencia, como tuve el honor de subrayar -en nombre de los españoles- durante mi entrañable Viaje Oficial a México en 2008.
Me uno, pues, a un ilustre escritor formado en esta tradición compartida, Octavio Paz, cuando dijo en su primera visita a la Residencia: "Para mí estar aquí es uno de los grandes momentos, una de las grandes recompensas de mi existencia. Esta es la Residencia de los poetas, la Residencia de los artistas y uno de los lugares donde se creó ese gran renacimiento de la cultura española que tanto influyó, no solamente en la Península, sino también allá, en América". Esa poesía sigue resonando con fuerza entre estas paredes, con voces como la de Juan Gelman tras recibir en 2005 el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
Después de todo lo que se ha hecho para recuperar un legado tan valioso, ahora queda continuar esa tarea, fieles al espíritu que la animó siempre, pero también volcados en el presente, puesto que cada tiempo requiere sus propios cometidos.
Creo que este Centenario es, de verdad, un gran momento y una recompensa para todos los que han hecho posible que esa tradición histórica haya podido recuperarse y adaptarse a las circunstancias del mundo actual. Todo ello hace que os sintáis, que nos sintamos, tan orgullosos de esta Residencia de hoy.
Reitero mi felicitación a todo el equipo que ha desarrollado, a lo largo de estos años, esta labor de recuperación que aquí queda para el futuro; al Patronato, que ha apoyado e impulsado siempre el trabajo de la Residencia, y a todos los colaboradores, herederos y amigos, de los que ha hablado la Directora, y que la apoyan en su tarea diaria.
Antes de terminar quiero transmitiros asimismo la felicitación llena de afecto, gratitud y reconocimiento de SS.MM. los Reyes por este Centenario.
Dejadme -para finalizar- que recuerde -como hice en 1999 cuando os visité por primera vez- las palabras de Azorín al decir que la Residencia de Estudiantes contribuye a la "confraternidad de todos los hombres que aman la libertad, el intelecto y la tolerancia".
A todos, de nuevo mil enhorabuenas y feliz primer Centenario.
Muchas gracias.