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uy buenos días a todos, señoras y señores. Sinceramente y antes de entrar en materia, quiero decirles que cada vez que hemos presidido la entrega de este Premio, y personalmente es la cuarta–sólo una sin la Princesa-, hemos sentido algo muy especial: por la figura y obra de quien le da nombre; por el lugar tanúnico en el que nos encontramos y dónde celebramos esta liturgia de encuentro entre el arte, las instituciones y la sociedad; y por la emoción ante la capacidad creativa y la obra de los grandes autores que estos Premios distinguen. Ahí está la lista dorada de los Velázquez que no necesita de mayor esfuerzo para comprender y admirar.
El Premio Velázquez, principal galardón de las Artes Plásticas que concede España en elámbito de la Comunidad Iberoamericana, se consolida año a año como un reconocimiento de primer orden a los autores que ponen su vida, genio e inspiración al servicio del Arte. Por ello, con mucho gusto, -la Princesa y yo- participamos nuevamente en este Acto en el que rendimos homenaje a las Artes Plásticas Iberoamericanas en la persona de uno de sus máximos exponentes contemporáneos.
Las obras y trayectorias que se premian con este galardón llegan directamente, a través de los sentimientos y de la inteligencia, al corazón de quienes las contemplan. Por esta doble vía, la labor creativa de los Premiados despierta nuestra sensibilidad y, al mismo tiempo, nos plantea interrogantes que no nos dejan indiferentes y que, de alguna manera, nos impulsan a dialogar con el Arte y nuestro tiempo.
Este año es Doris Salcedo, nacida en la querida Colombia, quien recibe el Premio Velázquez. Debemos reconocer el hecho de que, por primera vez, sea una creadora quien obtenga esta distinción tan preciada, y lo hacemos con el deseo de transmitir un homenaje, también justo y merecido, a la valiosa labor que llevan a cabo otras muchas autoras iberoamericanas. Estoy seguro, además, de que servirá de estímulo a todas las personas dedicadas a ensanchar la riqueza y variedad de nuestras culturas; y también de motivación e inspiración para las futuras generaciones de hombres y mujeres en España y en todas las demás Naciones iberoamericanas.
Hemos ya escuchado algunos de los numerosos y altos méritos de esta escultora de singular proyección, incluyendo particularmente su filosofía artística.
Se podría decir que Doris Salcedo asume hoy la mirada con la que Goya analizó hace doscientos años el mundo de su tiempo. En efecto, como el genio aragonés, busca transmitir con fuerza su propia percepción sobre la realidad y sobre el destino de la escena que tiene ante sus ojos. También, coincidiendo con la opinión de Antoni Muntadas, que recibió este mismo Premio el año pasado, a nuestra protagonista de hoy siempre le ha interesado "mirar el entorno contemporáneo en donde vivimos". El trabajo de nuestros dosúltimos Premios Velázquez sería así, en palabras de Muntadas, "una mirada, una revisión, una reflexión" sobre el mundo que nos rodea.
La visión crítica de Salcedo se abre a una esperanza alejada de dogmatismos. Una posición que, desde el arte, deja siempre abiertas las puertas a la duda, al matiz y a la inviolable libertad de opinión. Ella misma ha dicho que el arte debe hacer contrapeso a la barbarie y a una realidad muy compleja, y debe generar espacios donde la gente pueda dudar, pensar, estar en desacuerdo. Por eso conjuga el arte con laética. Si no eleva el tono, es porque su voz es la voz de las mujeres y hombres más anónimos. Si no ofrece mensajes de consumo rápido, si hace crecer nuestras preguntas, es porque la sinrazón no tiene respuestas.
Tiene, en definitiva, el don de un lenguaje propio que encuentra su origen en la capacidad de escuchar activamente a quienes son menos escuchados. Un lenguaje escultórico caracterizado por su rigor formal y por la sencillez de los materiales utilizados. Como ha resaltado el gran artista brasileño Cildo Meireles, Premio Velázquez 2008, escogiendo para sus obras los materiales "más elementales y universales", "...es desde lo cotidiano desde donde mejor se accede a la alegoría y la poesía".
Gracias pues, Doris Salcedo, con nuestra enhorabuena, por su sencillez y su excelencia al servicio del arte y de la sociedad. Gracias también al Jurado, por su siempre difícil labor.
Como os decía al comienzo nos sentimos realmente afortunados al poder compartir, junto a todos los presentes, esta ocasión feliz para las Artes Plásticas iberoamericanas que siempre es la entrega del Premio Velázquez.
Muchas gracias.