M
ajestad,
Hace poco más de un año que tuve el gran honor y la satisfacción de recibiros en Vuestra primera Visita de Estado a España.
Una Visita que recordamos como especialmente fructífera para profundizar en la estrecha y fraternal amistad hispano-saudí.
Hoy tengo la alegría de dirigiros estas palabras en este Acto inaugural de la "Conferencia Mundial para el Diálogo". Una Conferencia que, bajo Vuestros auspicios -como Custodio de las Dos Sagradas Mezquitas-, y organizada por la Liga Mundial Musulmana, se va a celebrar durante estos días en Madrid.
¡Sed, Majestad, de nuevo bienvenido a España!
Reitero a Vuestra Majestad mis mejores deseos de feliz estancia en Madrid, y doy la más calurosa bienvenida a todas las importantes personalidades llegadas de otros muchos países amigos, que han sido invitadas por los organizadores a participar en ella.
Sabemos, Majestad, la importancia que atribuís a esta Conferencia en Madrid, a la que deseamos muchos éxitos en sus trabajos.
España cuenta con una conocida tradición histórica como tierra de enriquecedora encrucijada de culturas y religiones. Un país que ha construido su democracia en torno a la tolerancia, la convivencia y el respeto mutuo.
Nuestro activo y permanente apoyo al Proceso de Paz en Oriente Medio, nuestro decidido respaldo al Proceso Euromediterráneo, y múltiples iniciativas bilaterales y multilaterales desarrolladas por parte española, se inscriben en esa antigua tradición y renovada vocación.
Siempre hemos sido partidarios de profundizar en la paz, el diálogo y la cooperación a escala internacional.
Esta Conferencia Mundial para el Diálogo ha despertado un evidente interés.
El diálogo, desde el mutuo respeto a nuestras respectivas identidades y creencias, debe dirigirse a facilitar el mejor conocimiento mutuo, a subrayar aquellos valores en los que coincidimos, y a promover la colaboración y el entendimiento recíproco.
En dicho marco, el diálogo interreligioso e intercultural desempeña un destacado papel que gana en importancia en esta era de la globalización.
Deseamos un mundo mejor, un mundo en paz, más justo, más próspero y solidario, que permita al ser humano, a las generaciones presentes y venideras, desarrollarse en dignidad, armonía y plenitud.
Un mundo que acabe para siempre con la inaceptable barbarie terrorista, que luche contra el hambre, la enfermedad y la pobreza, que sea respetuoso con los derechos del ser humano y que promueva la defensa del medio ambiente.
Confío en que las distinguidas personalidades y expertos asistentes a esta Conferencia sabrán aportar lo mejor de sus reflexiones en esa dirección.
Reitero mi más afectuosa bienvenida a Vuestra Majestad, mi querido hermano, y a todos los participantes, con mis mejores deseos de éxito a esta Conferencia Mundial para el Diálogo que hoy se inaugura.
Muchas gracias.