S
eñoras y Señores.
Quiero decirles que me alegra mucho poder dirigirme a todos ustedes en este acto en el que inauguramos formalmente el Encuentro Empresarial Hispano-Polaco que se celebra en el marco de nuestra primera visita oficial a Polonia. Por tanto, para la Princesa y para mí es muy grato poderles dar la bienvenida más cordial y desearles el mayor de los éxitos en su desarrollo.
A las autoridades polacas agradezco especialmente su colaboración en la organización y puesta en marcha de este Encuentro que cuenta con la importante presencia del Señor Vice-Primer Ministro de Economía, cuyas palabras de hace unos instantes reflejan bien la corriente de simpatía que une a polacos y españoles. Le agradecemos mucho su amable intervención en la que pone de relieve las grandes oportunidades de cooperación económica y comercial entre una Polonia y una España plenamente integradas en la Unión Europea.
La importancia de la delegación empresarial española que ha respondido a esta convocatoria es una prueba del interés que nuestras empresas tienen por el presente y el futuro de la economía polaca. Por su parte, el alto nivel de los asistentes y participantes polacos en este Encuentro respalda las posibilidades de materializar a corto plazo esos deseos de mayor cooperación y conocimiento mutuo que estamos expresando.
España no ha dejado de apoyar con enorme interés la intensa modernización de este país, desde que Polonia emprendiera en 1989 la reconstrucción de sus instituciones democráticas y empezara a acometer las reformas necesarias para convertirse en una economía moderna.
Sin embargo, sólo recientemente la dimensión económica y empresarial de nuestras relaciones ha empezado a alcanzar el potencial que ambas economías merecen. Sin duda, la ampliación de la Unión Europea hacia el centro y el este de Europa en 2004, liderada por Polonia, ha contribuido a moldear esta situación.
Desde entonces existe en España un creciente atractivo por Polonia, que consideramos con justicia una de las economías de mayor proyección en Europa y que se ha convertido desde hace años en nuestro principal socio económico en esta región.
En la década de los noventa fueron muchos los españoles que iniciaron operaciones empresariales en este mercado, inicialmente muy desconocido para nosotros. Y a menudo fueron apoyados por hombres de negocios polacos, que creyeron en el potencial de las relaciones económicas entre nuestros dos países. A ambos grupos el tiempo les ha dado la razón, y en esta primera década del siglo, las relaciones bilaterales están teniendo un dinamismo difícilmente equiparable en otros mercados y que no era imaginable cuando vine en el año 2000 acompañando nuestra participación en la Feria Internacional de Poznan.
Desde una perspectiva puramente comercial, nuestra balanza bilateral ha experimentado una profunda transformación. Tanto por su nivel, de más de 5.000 millones de euros, como por su rápido crecimiento, que ha llevado a multiplicar por cinco su valor desde aquel año.
Al tiempo que nuestros consumidores y empresarios se benefician de la calidad y el precio de los productos polacos, las exportaciones españolas se están situando bien dentro de uno de los mercados de mayor auge en Europa.
Es difícil encontrar otro destino de la dimensión de Polonia en donde los intercambios hayan crecido a una media del 25% en los dos últimos años.
Por otra parte, las empresas polacas han sabido responder con calidad y competitividad a las exigencias del mercado interior europeo, y en el crecimiento de sus exportaciones se encuentra una de las razones del excelente momento de la industria nacional.
Desde el punto de vista de la internacionalización de nuestro tejido empresarial, a partir de los años 90 se ha puesto de relieve en Polonia la capacidad que nos distingue.
Las empresas españolas empiezan a tener en los últimos años un papel destacado en numerosos ámbitos de la economía polaca. Así lo destacaba el Banco Nacional de Polonia que, en su informe sobre Inversión Directa en 2006, situaba por primera vez a España entre los cinco primeros países inversores.
En el sector de la construcción, las infraestructuras, en el inmobiliario, en el industrial, en el de alimentación, o en el financiero, entre otros, encontramos empresas de origen español participando con fuerza en el desarrollo del mercado polaco. Y lo hacen creando empleo, asumiendo un compromiso duradero con el futuro de este país, y entendiendo que sus posibilidades de éxito pasan por una integración, lo más plena posible, en las estructuras productivas locales.
Estos rasgos seguirán cimentando la colaboración empresarial hispano-polaca, que deseamos se refuerce en los próximos años. Recordemos que con las Perspectivas Financieras 2007-2013, Polonia toma el relevo de España en la asignación de Fondos Europeos para acciones estructurales, e inicia así un camino que nos es familiar y en el que creemos que podemos aportar nuestra experiencia.
El modelo polaco de aprovechamiento de fondos y de desarrollo de infraestructuras es y será único, pues responderá a sus circunstancias singulares, pero en su realización tendrá siempre a su disposición la experiencia de la Administración Española y el apoyo de nuestras empresas.
El Encuentro Empresarial de hoy, se inscribe dentro de las iniciativas que las Administraciones polaca y española y el sector empresarial vienen realizando para aprovechar nuestra complementariedad y fortalecer nuestra cooperación económica. El conocimiento mutuo y el diálogo entre potenciales socios industriales y tecnológicos es el camino en el que debemos seguir avanzando en beneficio de nuestros dos países. En esta labor pueden contar con nuestro compromiso y pleno respaldo.
Quisiera terminar con un agradecimiento y felicitación especial en nombre de la Princesa y mío, a todas las personas que, desde el ICEX, la Secretaría de Estado de Comercio, la Embajada y su Oficina Comercial, así como de las Cámaras de Comercio y de la CEOE, han puesto todo de su parte para la preparación y el buen desarrollo de este Encuentro que ahora ya queda inaugurado oficialmente.
Muchas gracias.