M
uy buenas noches a todos y gracias por las muestras de afecto, y por las sentidas palabras con las que me habéis recibido. Quiero deciros que me agrada mucho estar nuevamente en la entrega del Premio Nacional Joven Empresario, ya en su X edición y que hacerlo me permita volver a esta querida Ciudad Real, fundada por el Rey Sabio Alfonso X en 1255 y que en los tres últimos decenios ha experimentado un crecimiento cuantitativo y cualitativo digno de reconocimiento y aprecio.
Me alegra ? y agradezco ? la presencia tan nutrida de jóvenes empresarios y también la de todas las personalidades, organizaciones e instituciones que nos acompañan esta noche.
Señoras y Señores, esta Ciudad, Ciudad Real, sin dejar de promover su cultura, ni de afianzar sus profundas raíces, y demás rasgos que la definen, como la calidad de vida y capacidad de trabajo de sus gentes, ha sabido afrontar, segura e ilusionada, los retos de nuestro tiempo, contando, entre otras cosas, con las oportunidades que proporcionan las modernas comunicaciones y el impulso que suponen las actividades de la Universidad de Castilla-La Mancha.
Una ciudad que, con el conjunto de Castilla-La Mancha, ha sabido participar del progreso y la modernización de España, especialmente a lo largo de los últimos 30 años, marcados por la estabilidad de nuestra democracia que nos permite una convivencia solidaria y en libertad bajo el amparo de nuestra Constitución.
Nos felicitamos, pues, de que la Confederación Española de Asociaciones de Jóvenes Empresarios haya elegido Ciudad Real como escenario de la entrega de su Premio Nacional que se celebra cada 2 años. Está acompañado en esta ocasión por los Accésits a la Responsabilidad Social Corporativa, a la Internacionalización y a la Innovación Tecnológica, a los que se suma el ?Premio Especial en memoria de Fernando de León al Riesgo Empresarial?.
Presidir este Acto en el que entregáis vuestros prestigiosos galardones, lo considero un honor y me ofrece una magnífica oportunidad de dirigirme a todos vosotros, jóvenes empresarios y directivos, para expresaros, sobre todo, el permanente respaldo de la Corona y el mío propio a vuestra actividad y esfuerzo, tan decisivos para la creación de riqueza y empleo en España.
Es un hecho evidente que nuestra sociedad, cada vez más desarrollada, abierta, e integrada en ese mundo que llamamos ?global? o ?globalizado?, demanda un alto y creciente nivel de calidad, innovación y competitividad, a los bienes o servicios que se le ofrecen; es la sana tendencia a la mejora y la superación en lo material. Pero, también valora cada vez más otros baremos para determinar la buena gestión empresarial, que si bien tienen efectos materiales indiscutibles, los tienen sin duda en lo inmaterial, en los valores, la ética y el Humanismo. Me refiero a todo lo que tiene que ver con la Responsabilidad Social Corporativa.
El logro de tales objetivos o la satisfacción de tales demandas, exige formación, esfuerzo e imaginación por parte de cuantos hombres y mujeres componen nuestras empresas o colaboran con ellas, toda vez que, todos y cada uno, desde sus respectivos puestos, desempeñan un papel indispensable en dicho empeño común.
En este sentido, no cabe duda de que en España venimos trabajando con tesón y responsabilidad para atender las actuales características del mercado y las nuevas demandas sociales, viviendo un importante crecimiento del espíritu emprendedor a lo largo de los últimos treinta años, y acompañándolo de una fuerte sensibilidad social.
La creación de puestos de trabajo, de riqueza y bienestar se debe, así, a múltiples esfuerzos públicos y privados, entre los que destaca la iniciativa de tantas empresas, incluidas las medianas y pequeñas, cuyo protagonismo en la estabilidad, el crecimiento económico y el bienestar social de nuestro país es inestimable y merece nuestro permanente apoyo y aliento.
Una parte importante de dichos logros no podría explicarse sin el esfuerzo de miles de personas emprendedoras, que, al asumir un riesgo personal y financiero en la creación de empresas y en el desarrollo de sus proyectos empresariales, contribuyen directamente a mejorar y a ensanchar el tejido productivo nacional, reforzando su creciente vitalidad, y contribuyendo a un desarrollo, que sea social, ambiental y económicamente sostenible.
En dicho esfuerzo destaca el vuestro, el de la gran cantidad de jóvenes que en España habéis decidido incorporaros al mundo empresarial, bien en el seno de firmas ya existentes, o bien mediante la constitución de empresas nuevas, arriesgando y ampliando la base de nuestro tejido empresarial.
Los jóvenes empresarios habéis aportado a nuestro aparato productivo vuestra ilusión y preparación, vuestros idiomas y conocimiento de las nuevas exigencias del mercado; además de esa capacidad de innovación y de asunción de riesgos que os son propias, poniendo lo mejor de vosotros mismos en cada proyecto y en la atención especial que requiere cada posible cliente.
Unas cualidades que no sólo reclama nuestro mercado interno, sino que son también imprescindibles para poder aprovechar las oportunidades que ofrece la creciente internacionalización de nuestra economía, nuestra presencia y relación con el exterior.
La integración de España en la Unión Europea y nuestra participación en la zona Euro han supuesto una valiosa plataforma para la diversificación de los negocios y la entrada en nuevos mercados, que fomentan la iniciativa empresarial y estimulan el crecimiento.
Una Unión Europea que se ha enriquecido con las sucesivas ampliaciones, hasta llegar este año a veintisiete Estados miembros, tras la entrada de Bulgaria y Rumanía el 1 de enero. Juntos constituimos no sólo la primera potencia comercial, con el 20% de las importaciones y exportaciones globales, sino el mayor mercado mundial. Un mercado único de cerca de 500 millones de consumidores, en el que la mayor eficiencia y la competitividad de las empresas suponen el principal reto económico, que todos compartimos.
Evidentemente, cada uno de vosotros conoce bien el sector en que opera. Sobre esa base, determináis la mejor forma de penetración en los mercados que se nos han abierto, tanto en la Unión Europea como en otras latitudes que los españoles conocemos bien, como Iberoamérica o el Mediterráneo, sin olvidar los mercados asiáticos que presentan un atractivo lleno de oportunidades aunque no faltos, ni mucho menos, de dificultades ..
De ahí, la importancia de que los empresarios y, en particular, los más jóvenes, sigáis aportando a la economía española la imaginación, flexibilidad, capacidad de adaptación y anticipación, para adoptar nuevas tecnologías, disponer de nuevos procesos organizativos y promover nuevas ideas, con las que acrecentar el dinamismo de nuestras empresas y su penetración en nuevos mercados. Os animo pues a seguir por esta senda, que es vital para asegurar el mejor futuro de todos los españoles.
Es una tarea en la que resulta cada vez más necesaria la labor de las Asociaciones de Jóvenes Empresarios, porque desempeñan un papel esencial en la promoción y apoyo a las vocaciones empresariales, a la vez que proporcionan eficaces sistemas de información y asesoramiento, incluida la facilitación de los trámites requeridos para el proceso de creación de una empresa.
Mi más cordial felicitación a la Confederación Española de Asociaciones de Jóvenes Empresarios, por su valiosísima labor diaria y permanente además del gran acierto que supone la concesión de estos Premios. Felicitación, también, a los miembros del Jurado, cuya dedicación merece toda nuestra gratitud. Y mi sincera y calurosa enhorabuena a los candidatos, a los finalistas y, muy especialmente, a los galardonados.
Este reconocimiento público a la obra y personalidad de todos ellos contribuye a estimular el esfuerzo personal, la innovación, la calidad y la responsabilidad social entre los jóvenes empresarios, al tiempo que constituye una eficaz forma de realzar la labor de tantos jóvenes que, como ellos, favorecen activamente el desarrollo económico y el bienestar social de España.
Muchas gracias a todos por vuestra presencia y antes de dar paso (ya por fin) a la cena me permito formalizar un deseo:
- Que haya muchos más jóvenes empresarios, y que los que lo sois sigáis emprendiendo con el mismo empuje e ilusión que ahora. Y también, que los que no lo somos sigamos apoyándoos como os merecéis, por el bien de todos, de vuestro futuro común.