S
eñor Presidente,
Señores Jefes de Estado y de Gobierno,
Señoras y Señores,
Deseo agradecer muy sinceramente las palabras de acogida que el Presidente de Cuba ha tenido para nosotros al recibirnos en La Habana. Es un agradecimiento que quiero hacer extensivo, de una manera muy especial, a todo el pueblo cubano cuya simpatía y hospitalidad están acompañándonos durante nuestra estancia en esta bella isla.
Mañana dará comienzo la IX Cumbre Iberoamericana. Como centro de nuestros debates, las autoridades cubanas han propuesto el de ?Iberoamérica y la Situación Financiera Internacional en una Economía Globalizada?. Creo reflejar el sentir de todos los aquí presentes al decir que esta elección ha sido particularmente acertada.
Durante los últimos años, todos nuestros países, en mayor o menor medida, han conocido en sus políticas económicas una inflexión cuyos beneficiosos efectos empiezan a ser percibidos.
Resulta oportuno, por tanto, en el momento actual, hacer un balance y determinar, como iberoamericanos, cuáles son los elementos que nos permitan afrontar, desde bases sólidas, un futuro de crecimiento y de prosperidad.
Al mismo tiempo, estoy seguro de que también está en el ánimo de todos nosotros el que el debate sobre estos temas debe partir de la consideración fundamental de que las políticas económicas que adoptemos sólo encontrarán justificación si su fin último es el de asegurar un crecimiento que lleve consigo la elevación del bienestar de todos nuestros ciudadanos, la cohesión social, la lucha contra las desigualdades y un apoyo muy especial a los sectores menos favorecidos.
Mañana, en el Palacio de Convenciones, analizaremos también la situación financiera internacional y el diseño de políticas posibles que nos permitan aprovechar los beneficios de una economía globalizada, disminuyendo o eliminando en lo posible factores de inestabilidad.
Cuando en muchos países iberoamericanos se han sufrido las consecuencias de fluctuaciones financieras ajenas a nuestra región, resulta necesario que planteemos una respuesta común en los foros internacionales.
La Cumbre de La Habana determinará también la estructura y modalidades de funcionamiento de la Secretaría de Cooperación Iberoamericana, que fue creada en la Cumbre de Oporto el año pasado. Ello favorecerá, sin duda, una mayor eficacia y agilidad en el importante esfuerzo de cooperación que se ha venido desarrollando al amparo de las Cumbres, del que se benefician ya muchos de nuestros conciudadanos.
Estoy convencido de que, más allá de acontecimientos coyunturales, la Cumbre de La Habana contribuirá, en gran medida, a reforzar las señas de identidad y a consolidar la Comunidad Iberoamericana de Naciones, fundada sobre las únicas bases posibles para su viabilidad: nuestras lenguas y culturas compartidas y nuestra firme convicción de que sólo con una auténtica democracia, con la plena garantía de las libertades y con el escrupuloso respeto de los derechos humanos por parte de todos nosotros podrán nuestros pueblos afrontar con éxito los desafíos del siglo XXI.
Quisiera invitar ahora a todos los presentes a brindar por el éxito de la IX Cumbre, así como por la felicidad y prosperidad del pueblo cubano.