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Palabras de Su Majestad el Rey en la Audiencia a las Fuerzas Armadas y a la Guardia Civil

Madrid(Palacio de la Zarzuela), 06.01.2000

Q

ueridos compañeros:

Aunque en este año, por causas dolorosas que todos conocéis, la festividad de la Pascua Militar no ha podido celebrarse, quiero aprovechar la oportunidad que me ofrece esta audiencia para compartir estos momentos con los Ejércitos y la Guardia Civil, a los que tan dignamente representáis aquí.

Mi agradecimiento al Sr. Presidente del Gobierno y Ministro del Interior por su presencia y al Ministro de Defensa por sus afectuosas palabras de pésame, que transmitiré a mi Familia, y por la interesante exposición que nos ha facilitado sobre las realizaciones conseguidas y los planes para el futuro.

Compruebo con satisfacción que los objetivos expuestos en anteriores ocasiones, como la creación de la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas, cuna del quehacer conjunto, o el Cuartel General Subregional de la Alianza Atlántica, que refuerza nuestro papel en esta Organización, son hoy realidades que avalan vuestra capacidad de respuesta y de adaptación al singular proceso de transformación que está teniendo lugar en las Fuerzas Armadas.

A estos logros se suma la aprobación de las Leyes de Régimen del Personal de las Fuerzas Armadas y del Cuerpo de la Guardia Civil.

En el ámbito internacional, por desgracia, la violencia y la inestabilidad siguen presentes. En este contexto, nuestra sociedad, por medio de sus Fuerzas Armadas, ha seguido trabajando por una justa resolución de los mismos.

Nuestros Ejércitos integrados en las Organizaciones Internacionales en las que España participa, han tomado parte activa en la guerra de Kosovo para restablecer los derechos humanos y garantizar la estabilidad de la zona.

Fue una prueba difícil para todos, en la que España, por vez primera en su historia reciente, participó junto a nuestros aliados europeos y americanos en todos los niveles de decisión. Pero también fue una ocasión más para que nuestros pilotos dieran muestra de su valor y de su competencia profesional y que los buques de nuestra Armada demostrasen su capacidad técnica y su interoperabilidad.

Hoy, nuestro Ejército de Tierra, finalizada la guerra, sigue trabajando con la ejemplaridad y abnegación que le caracteriza, como instrumento de paz, para alcanzar la adecuada situación de equilibrio que favorezca el establecimiento de las bases de una concordia definitiva.

Tampoco podemos dejar de mencionar la relevante labor que está realizando la Guardia Civil con el reconocimiento unánime de todos los aliados en las delicadas misiones que acompañan a las operaciones de apoyo a la paz.

Sé que toda España vivió intensamente este episodio difícil, pero puedo aseguraros que son muchos los españoles, y yo el primero de ellos, que nos sentimos orgullosos de vuestra labor.

Sin embargo, vuestras misiones en el exterior no se han limitado exclusivamente a las labores de mantenimiento o de imposición de la paz. Solos o en colaboración con otros españoles integrados en distintas organizaciones habéis trabajado hombro con hombro, solidariamente, para llevar el auxilio del pueblo español a personas que han sufrido los terribles efectos de una naturaleza devastadora y a aquellos que, desplazados de sus hogares por causa de conflictos, necesitaban apoyo y comprensión.

Con vuestro trabajo en esas misiones, os habéis ganado el reconocimiento de nuestra sociedad como dignos representantes de ella.

Como Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, me produce un gran orgullo contemplar la creciente incorporación de los Mandos de los Ejércitos a puestos destacados de la alianza, en igualdad de condiciones y oportunidades que los Ejércitos de otros países.

El hecho de que, tanto el mando del Cuerpo de Ejército Europeo como la Fuerza Naval de la Unión Europea Occidental estén siendo desempeñados por Oficiales Generales españoles, es buena prueba de vuestra capacitación y de la confianza que os otorgan las Organizaciones Internacionales.

El camino recorrido en el proceso de transformación de nuestras Fuerzas Armadas durante estos años, es sin duda muy notable. Habéis puesto, entre todos, los sillares de un nuevo edificio para la defensa de España. Unas Fuerzas Armadas que próximamente serán totalmente profesionales, plenamente integradas en la Alianza Atlántica y que están en la senda de conseguir el nivel de equipamiento de los ejércitos más avanzados del mundo.

Pero nos queda aún rematar la obra. Es necesario un trabajo complementario de adaptación de nuestras estructuras orgánicas y de nuestra cultura de trabajo, encaminada a potenciar la acción conjunta, que nos permita dar respuesta a las nuevas necesidades y realidades estratégicas. Tener unas Fuerzas Armadas que sean más eficaces, por ser modernas y funcionales, debe ser nuestra meta.

Antes de acabar quiero dedicar un especial recuerdo de afecto a todas las familias de aquéllos que en el último año dieron su vida en acto de servicio. Todos hemos contraído con ellos una deuda impagable.

Os animo a continuar con vuestra labor de dedicación y entrega al servicio de los intereses de nuestra patria.

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