on Juan Carlos y Doña Sofía viajaron a Santiago de Compostela para, en representación del pueblo español, renovar la ofrenda al Apóstol Santiago, dando continuidad a esta tradición, instaurada por Felipe IV en 1643.
A su llegada a la Plaza do Obradoiro, los Reyes fueron recibidos por el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, el ministro de Fomento, José Blanco, la presidenta del Parlamento de Galicia, Pilar Rojo, el delegado del Gobierno en la Comunidad Autónoma de Galicia, Antón Louro, el alcalde de Santiago de Compostela, Xosé Antonio Sánchez Bugallo, y el jefe de la Fuerza Logística Operativa, general de división Juan Enrique Aparicio.
Tras los correspondientes honores de ordenanza y pasar revista, Sus Majestades fueron saludados por los consejeros del Gobierno autonómico, los concejales del Ayuntamiento de Santiago de Compostela y el arzobispo de Santiago de Compostela, monseñor Julián Barrio.
A continuación, se dirigieron en procesión a la Catedral, donde se celebró la Santa Misa. Después de la lectura del Evangelio, Su Majestad el Rey realizó la ofrenda al Apóstol Santiago, que "refleja el valor que los españoles atribuimos al sentido de encuentro, concordia y unidad que representa tu figura que da nombre e ilumina al más bello de cuantos Caminos conoce la Tierra".
Don Juan Carlos demandó su "especial protección en este Año Jubilar para todos y cada uno de nuestros hombres y mujeres; para todas y cada una de nuestras localidades, ciudades y Comunidades Autónomas; para el conjunto de España que siempre ha encontrado en ti el aliento para superar retos y dificultades, y para hacer realidad sus mejores ilusiones".
Su Majestad señaló que "nuestro país ha forjado en lasúltimas décadas, gracias a la voluntad de entendimiento y al esfuerzo de todos, una de las etapas más fecundas de su Historia: la más larga en términos de democracia y libertad, con una moderna articulación territorial, al tiempo que la más intensa en crecimiento económico y bienestar social. Te pido por ello que nos ayudes a conservar y mejorar día a día lo mucho que hemos conseguido, así como a promover el diálogo y el consenso, la tolerancia y el respeto mutuo, el amor a la justicia y a la equidad, para reforzar los pilares de nuestra convivencia en libertad en torno a las reglas y principios que nos hemos querido dar".
Asimismo, el Rey pidió ayuda para "superar las dificultades que afecten a nuestra vida colectiva y a resolver cuanto antes la grave crisis económica que atravesamos, de tan duras consecuencias para millones de personas y de familias, particularmente para nuestros jóvenes. Ilumina por ello a nuestras autoridades y responsables políticos, económicos y sociales para que sirvan con generosidad al interés general y favorezcan siempre la cohesión y el entendimiento entre todos, atendiendo con eficacia a los problemas de nuestros ciudadanos. Ayúdanos a erradicar el odio, la violencia y la sinrazón de la barbarie terrorista cuyas víctimas y familiares afectados merecen todo nuestro respaldo y están siempre en nuestros corazones. Aleja de nosotros los egoísmos e intransigencias. Y ampara en particular a quienes menos tienen, a los que sufren, a los enfermos, a los marginados y a los excluidos sociales".
"Te pido que fomentes todo aquello que nos une y nos hace más fuertes, que ensancha el afecto entre nuestros ciudadanos, que asegura la solidaridad entre nuestras Comunidades Autónomas, y que hace de España la gran familia unida, al tiempo que diversa y plural, de la que nos sentimos orgullosos. No es tiempo de desánimo sino de mucho trabajo y dedicación; tiempo de rigor y de grandes valoreséticos, para reemprender juntos, con solidez y planteamientos integradores, el camino de progreso, empleo y mayor bienestar. Es hora de redoblar esfuerzos animados por la confianza y la esperanza que los españoles debemos tener en una España que, en losúltimos decenios, ha sabido sobreponerse a las dificultades y resolver los problemas con la entrega de todos y en el marco de nuestra Constitución", manifestó Don Juan Carlos.
Finalizada la Misa, Sus Majestades los Reyes subieron al camarín para dar el abrazo al Apóstol. A continuación, abandonaron la Catedral para trasladarse al Ayuntamiento. Don Juan Carlos y Doña Sofía saludaron desde el balcón al público congregado en la plaza y firmaron en el Libro de Honor conmemorativo del Año Jubilar. Un vino de honor puso fin a los actos.