Quiero expresar, ante todo, mi más afectuoso saludo a todos los participantes en el I Congreso Gitano de la Unión Europea, y mi satisfacción por ver aquí reunidos a gitanos y gitanas no sólo de los países integrantes de la Unión Europea, sino a muchos otros del resto de Europa y del mundo.
eseo que vuestro caminar, que os ha conducido a esta Sevilla milenaria, haya sido un camino hacia la esperanza.eseo que vuestro caminar, que os ha conducido a esta Sevilla milenaria, haya sido un camino hacia la esperanza. Sé que los problemas que afectan a los gitanos en la mayoría de los países, son prioritariamente asistenciales. Falta de viviendas, de escuelas adecuadas, de trabajo, de programas de acción social, y dificultades en las relaciones con el resto de la sociedad. Esas son vuestras principales carencias.
Carencias que tratáis de canalizar y solucionar a través de vuestra participación en las Asociaciones gitanas, órgano de representación característica de vuestra comunidad, legalmente constituidas y reconocidas en la Unión Europea, y a través de las que ejecutáis los conciertos con las distintas instituciones.
Si el derecho a la educación es una de las aspiraciones fundamentales de toda comunidad, debéis ser conscientes de que sólo en la medida en que desaparezca de entre vosotros el analfabetismo y se eleve el nivel de formación de vuestra juventud, podréis lograr la consecución de vuestras reivindicaciones en el campo de la educación. Como padres, tenéis una gran responsabilidad en este sentido.
Me parece muy esperanzador y significativo que este primer Congreso Gitano de la Unión Europea dedique su atención prioritaria a la educación de vuestros hijos, y que este problema constituya hoy día vuestra principal inquietud. Invertir tiempo y medios en la educación de vuestros niños es la mejor garantía para conseguir algún día las metas de igualdad y dignidad a las que justamente aspiráis.
Sé que os sentís altamente orgullosos de la institución familiar. En la familia encontráis los valores más apreciados e importantes de vuestra comunidad, y ella ha sido y es para todos los gitanos del mundo, el tesoro más querido. El respeto reverencial a vuestros mayores y el lugar de preeminencia que los ancianos ocupan en vuestra organización interna, son valores que el resto de la sociedad aprecia y respeta altamente en vosotros.
También quiero dedicar unas palabras a la mujer gitana. La consecución del protagonismo que os corresponde en la sociedad moderna, y el papel que debéis llevar a cabo a la hora de desarrollar los programas sociales que tanto os afectan, sólo será posible si sois vosotras las que os comprometéis desde una posición activa, y no como simples espectadoras de lo que hagan vuestros padres o maridos.
Vuestro tradicional papel en la comunidad ha de ser proyectado hacia el futuro, sin que por ello perdáis vuestros valores clásicos y ejemplares. Todas vuestras justas aspiraciones de acceso a la educación, la vivienda, el trabajo, así como la defensa de vuestra identidad cultural, estoy segura de que serán apoyadas con firmeza por las instituciones locales, autonómicas, estatales y europeas aquí representadas.
Es particularmente insustituible el papel de los Poderes locales y regionales, que por su cercanía a los problemas, dan a su trabajo un carácter multiplicador que refuerza valores tan nobles como la amistad, la solidaridad y la tolerancia.
Sois un pueblo que, con toda justicia, se esfuerza por mantener sus señas de identidad: vuestro idioma, vuestra cultura, vuestras costumbres ancestrales, vuestro patriarcal concepto de la familia. Pero reivindicar esas señas de identidad no debe llevaros a vivir al margen de la sociedad de la que formáis parte.
Tenéis mucho que aportar, pero también tenéis mucho que recibir. Debéis comprender para que os comprendan. Todos tenemos que ayudar para ser ayudados.
Estamos obligados a ejercer a diario la tolerancia. Formamos parte desde hace siglos de una realidad pujante, viva e ilusionada que se llama España. Vuestra cultura enriquece y es parte importante de la cultura del pueblo español, y los afanes y proyectos de la sociedad española son también los vuestros. No hay otro camino para el encuentro. No hay otro camino para superar las diferencias del pasado.
Sé que vosotros os deseáis como los bienes más preciados para el género humano. Permitidme que yo también, como despedida, os desee, ahora y siempre, los dones más queridos del pueblo gitano: Salud, paz y libertad.
Muchas gracias.