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omo Presidente de Honor de este Patronato de la Fundación Residencia de Estudiantes, es un motivo de especial satisfacción personal poder atender a vuestra invitación para esta cita anual.
Este año tenemos, además, el orgullo de celebrar el vigésimo aniversario de la recuperación del nombre de la Residencia y del comienzo de esta nueva etapa de su fecunda actividad, iniciada el 12 de junio de 1986. La Princesa y yo sentimos no haber podido acompañaros en el acto que, con tal motivo, organizasteis en los jardines de esta casa.
Una efeméride que sin duda forma parte de aquellas que contribuyen a subrayar la actividad cultural de las grandes Naciones en el escenario europeo y global contemporáneo, Naciones a las que España pertenece por derecho propio, y que persiguen poner de relieve la continuidad de la labor cultural e intelectual, la tolerancia y el profundo amor por el país respectivo, por sus tierras y sus gentes.
Continuidad y también profundidad en el análisis intelectual, en este caso promovidas por la Residencia de Estudiantes desde su origen, sobre fundamentos definidos por el rigor de la investigación y la libertad de pensamiento, con objeto de alentar la inteligencia a acercarse a la verdad, de abstenerse de lugares comunes, de rechazar monopolios. La Residencia podría, así, hacer suyo el experto aviso de Hamlet a Horacio: ?hay en el cielo y en la tierra más cosas de las que sueña tu filosofía?.
Tolerancia, que es apertura y cortesía de la razón y, al mismo tiempo, antónimo de la altanería de todo tipo. Ese respeto, también formal, por las ideas, creencias y actitudes de los demás, cuando difieren de las propias, forma, sin duda, parte del acervo cultural de la Residencia de Estudiantes.
Se encuentra también en la Residencia un amor a España, que se refleja esencialmente en esa reflexión personal, crítica y estructurada, que permite conocer las propias raíces, examinar el presente y, por todo ello, reconocer las capacidades de las que dispone nuestro país.
'Yo sé quien soy' , exclamaba Don Quijote. Sin duda, tener determinado lo que somos, conocer nuestra identidad como pueblo ?quizá con el realismo que, con frecuencia, refleja nuestra vida en común a lo largo del tiempo- aporta una notable seguridad a las iniciativas y propuestas, a los proyectos con los que España y los españoles hemos escrito juntos nuestro pasado y también juntos escribimos día a día nuestro presente y nuestro porvenir.
Todo ello, abordado en el marco de un profundo y siempre fértil interés por la cultura, por ese conjunto de conocimientos y logros, que a cada uno nos permite reflexionar con más acierto, comprender mejor nuestro entorno y , en conjunto, apreciar mejor el bien, la verdad y la belleza.
Así, la cultura se entiende en esta casa como la unión entre pensamiento y debate, entre ciencia y arte. La celebración simultánea de los Nóbel a Cajal y Juan Ramón es un claro ejemplo, que viene a subrayar, además, el amplio reconocimiento internacional a la ciencia y la creación españolas.
Este afán otorga a la Residencia, ya desde sus comienzos, un papel protagonista en el mundo cultural de España, como uno de los centros creados por la Junta para Ampliación de Estudios de 1907, cuyo Centenario estamos a punto de inaugurar. Por ello, buena parte de su actividad cuenta con el decidido empeño por rescatar del olvido y actualizar ese momento de esplendor cultural en nuestro país, que fue la Edad de Plata.
Realidad cuajada y proyecto ambicioso, que invitan también a constatar la relación entre la Corona y esta casa, plena de respeto y afecto mutuo. En efecto, muy poco después de su apertura en la calle Fortuny, en 1911, el Rey Alfonso XIII la visitaba. A partir de entonces y hasta hoy, la Familia Real y la Residencia han mantenido lazos permanentes, como bien recogía ya el primer número de ?Residencia?, publicado en 1926.
Tenemos aquí, sobre la mesa, bellamente reeditadas por la Residencia de Estudiantes, las palabras que don Alberto Jiménez-Fraud dirigía en 1960 a los residentes repartidos por el mundo, cuando se cumplía el quincuagésimo aniversario de la creación de esta institución.
En ellas trazaba la historia de la obra realizada en sus veintisiete años al frente de la aquella mítica Residencia, y recordaba a todos los «poetas, científicos, filósofos, literatos, profesionales, políticos y personalidades sociales que la informaban, animaban y apoyaban». Aquella empresa que, en expresión de don Alberto, «quedó truncada, aunque en espera de mejores tiempos», pudo retomarse gracias a la dedicación y entusiasmo de José García-Velasco, su Director durante casi diecinueve años, y de Alicia Gómez Navarro, Directora Adjunta entonces y ahora Directora, quien nos ha trazado la breve historia de la obra de estos veinte años.
Con orgullo podemos constatar que esta segunda etapa, tanto por su duración como por la calidad de lo realizado, es digna heredera de la primera. Alicia Gómez Navarro y José García-Velasco, con la inestimable ayuda y colaboración de otros muchos, han conseguido devolvernos esos tiempos extraordinarios y, por ello, merecen nuestra felicitación y nuestra gratitud.
Hoy, la Residencia hace honor a su etapa fundacional ocupando uno de los primeros lugares en el panorama cultural español. Nuevamente, poetas, científicos, filósofos y literatos protagonizan sus actividades y se inspiran en los recuerdos y las obras de los que lo hicieron en su primera época.
La razón se encuentra, además de en los caracteres antes mencionados, en la capacidad de la Residencia para conjugar su posición de vanguardia y respeto por su pasado, con su vocación de examen y difusión de las nuevas tendencias en cualquier ámbito del conocimiento.
Así, articula tantos proyectos para el futuro, al servicio de la promoción de la cultura española. Así, también, las múltiples coordenadas de su enriquecedora labor le han marcado hoy un nuevo propósito. La Residencia de Estudiantes constata que el español es la segunda lengua global, y que esta situación debe corresponderse con su presencia en la Red. Por consiguiente, busca ofrecer, a través de Internet, servicios y contenidos de calidad en castellano, aplicando las nuevas tecnologías digitales a la propagación de nuestro gran patrimonio cultural.
Son, pues, muchos los motivos que nos llevan a agradecer el apoyo de todos los Patronos, que, desde sus respectivas instituciones o como Patronos a título personal, participan en la labor de la Residencia. Con la esperanza de que nos sigan brindando su apoyo, para que la Residencia de Estudiantes siga construyendo un futuro que haga honor a su espléndido presente y a su admirable pasado.
Os consta el afecto de la Corona y el nuestro personal por la brillante historia de esta casa y nuestro interés por que nuevos públicos conozcan su realidad actual, brillante y prometedora. Especialmente, las generaciones más jóvenes, a las que debemos dedicar lo mejor de nuestro esfuerzo.
Sabéis que podéis contar con nosotros para que la Residencia siga siendo un lugar donde se respeta el saber y se disfruta del diálogo entre ciencia y arte. Una casa donde todos pueden encontrarse, para debatir en un clima respetuoso, sosegado y libre.
Muchas gracias.