E
l Premio Vocento nos congrega un año más, esta vez en la muy querida ciudad de Valladolid, para expresar el más profundo y merecido reconocimiento a quienes encarnan los mejores Valores Humanos en nuestra sociedad.Como toda sociedad madura que aspira a mayores cotas de progreso y perfección, necesitamos mirarnos en aquellos hombres, mujeres o instituciones, que podemos reconocer como ejemplares por ser portadores de valores o cualidades dignas del mayor elogio y emulación.Vocento ha sido sensible a las cualidades y méritos que reúne Don Miguel Delibes.En su persona y en su obra, por los que la Reina y yo sentimos especial afecto y admiración, hallamos múltiples y destacados valores que lo hacen merecedor de esta prestigiosa distinción.A partir de hoy, el elenco de personalidades galardonadas con el Premio Vocento a los Valores Humanos se enriquece, de modo notable, al contar entre sus filas con tan extraordinario escritor.Y nos alegra sobremanera que la concesión de este Premio a Don Miguel Delibes se celebre, precisamente, en su ciudad natal de Valladolid y en el mismo día de su cumpleaños.También nos alegra que este Acto coincida con la celebración esta tarde del Ciento Cincuenta Aniversario del andldquo;Norte de Castillaandrdquo; del que Don Miguel Delibes fuera Director. Un gran periódico, tan prolijo en firmas ilustres, al que felicitamos sinceramente por su valiosa trayectoria de servicio a sus lectores, como destacado testigo de siglo y medio de la Historia de España sentida con el alma y el corazón de Castilla.Dirigimos a Don Miguel Delibes una felicitación muy especial con el cariño y la gratitud que, desde hace tantos años, le debemos.Como ya afirmé hace casi doce años al entregarle el Premio Cervantes a las Letras, Delibes andldquo;es un escritor universal en la misma medida en que su obra encarna, de manera fiel y penetrante, la existencia y la experiencia vital de Castillaandrdquo;.Delibes es ejemplar en muchas virtudes de su creación literaria y de su personalidad.Es ejemplo de hombre íntegro y completo, calificativos que le convienen como a muy pocos, y que describen a quienes se dotan de una particular fortaleza moral y de una dignidad en las que reposan las más nobles actitudes.Como él mismo afirmó: andldquo;Debemos escribir como somos. Entre el hombre que vive y el escritor que escribe no debe abrirse un abismoandrdquo;.Si Don Miguel Delibes ha sido capaz de concitar un consenso tan extendido sobre su persona y su obra, aplaudida por los escritores más cualificados, se debe a que todos han reconocido en él aquella excelencia que logra identificar y unir una obra con su creador.Por su estilo, por el terso español que las hizo nacer, sus obras han enriquecido el acervo común de todos los hispanohablantes.Nos ha proporcionado sutileza en el matiz y acendrada solidez en la descripción de sus personajes. Unas cualidades con las que ha cultivado los más variados géneros, moldeando la palabra que encarna el respeto, la verdad y la libertad.De su obra literaria destaca asimismo el que nos haya sabido reflejar al hombre, en toda su honda y compleja dimensión, mediante un lenguaje exacto, riguroso, medido y depurado.En Delibes, no únicamente en el creador, sino también en el hombre, la palabra no se gasta inútilmente, nunca ha sido vana. Es bella y precisa, de trazos nítidos y sabios, en el uso del envidiable acervo que atesora su vocabulario.Podría decirse que comparte con esos castellanos recios que pueblan su amplia obra, habitantes de la Tierra de Campos o del Valladolid de la llanura, un saber acuñado durante siglos, de paciente y silenciosa labor, de administrar lo que se dice y de callar lo que se ignora.De narrar sin prejuicios, con honradez y grandeza de espíritu, lo auténtico, lo esencial, sin dejarse llevar por lo accesorio.Adquiere especial relieve en el mundo de hoy otro de los grandes valores humanos que sobresalen en la ejemplar figura de Don Miguel Delibes. Me refiero a su probada sensibilidad para estar atento al latido de la Naturaleza y apelar a su protección.Como ya afirmó en 1973, andrdquo;Todo cuanto sea conservar el medio es progresar; todo lo que signifique alterarlo, esencialmente, es retroceder...andrdquo;Un llamamiento, referido a la Naturaleza y dirigido a nuestras conciencias, que resulta especialmente acertado en estos inicios del siglo XXI.Delibes nos ofrece, en suma, una recta lección de universalidad estética, un ejemplo de grandeza en su sensibilidad, sencillez y humildad.Por todas estas virtudes, y por su condición de gran escultor de la palabra escrita en español, siempre sobria, inteligente y serena, transmitimos de corazón nuestra más afectuosa felicitación a Don Miguel Delibes en la entrega del Premio Vocento a los Valores Humanos 2006 que hoy recibe.Muchas gracias.