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omo ha recordado vuestra Presidenta, Estella Escobar, hace casi dos años y en esta misma ciudad de Washington, la Princesa de Asturias y yo nos reunimos con algunos de vosotros. Hoy reconozco muchas de esas caras.
En aquel encuentro un grupo de jóvenes hispanos, entusiastas y emprendedores, me hablaron de su decidida voluntad de poner en marcha una Asociación de Líderes Hispanos, que agrupara a los que desde 1998 han participado en el Programa Jóvenes Líderes Hispanos, auspiciado por el Gobierno español.
Un año después, en 2005, esa Asociación ya era una realidad. La que vosotros habéis constituido es la única organización hispana dedicada exclusivamente al fomento de las relaciones entre vuestra comunidad y España.
Y eso ha sido posible gracias a vuestro esfuerzo y dedicación. Yo me permito reconoceros un gran mérito y os ofrezco toda mi colaboración para que esta nueva Asociación se llene de contenido.
Hoy me alegra tener la oportunidad de compartir con vosotros la segunda de las Convenciones de esta Asociación, en esta sede del Banco Interamericano de Desarrollo, a cuyo Presidente, Don Luis Alberto Moreno, aprovecho para agradecer todo el apoyo que bien sé que ha prestado para la organización de este evento. ¡Gracias por su Hospitalidad! Siempre es un placer visitar esta Casa tan querida.
El hecho de que esta Convención se celebre precisamente en una institución dedicada al desarrollo económico y social de América Latina y el Caribe reviste un especial simbolismo. Sois parte de esa gran comunidad transnacional que es la hispánica y estáis especialmente cualificados para ser agentes activos de acercamiento y comprensión entre lo hispano y lo anglosajón.
Vosotros, que conocéis España, que habéis asistido a los cursos de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, de la Fundación Ortega y Gasset y de la Fundación Carolina, estáis también en una excelente posición para comprender las oportunidades derivadas de una mayor colaboración.
España no puede ser indiferente al porvenir de la comunidad hispana en Estados Unidos. Y evidentemente no lo es. España quiere ser parte de ese proceso. Y esta Convención en Washington es un peldaño más en ese empeño de tender puentes, de conocernos mejor, de unir un poco más a nuestras sociedades civiles, a nuestros institutos de investigación, a nuestros empresarios, a nuestros profesionales, a nuestros creadores de ambas orillas.
Formamos parte del mundo hispano. Nos unen estrechamente los lazos de una historia, de una lengua y de una cultura comunes. En efecto, por encima de las diferencias de origen nacional y diversidades sociales, existe un cemento que nos une e identifica: una herencia cultural común poderosísima, que pervive y se fortalece diariamente.
Recordemos que ya había hispanos aquí antes de la propia fundación de los Estados Unidos de América, que permanecieron en este territorio y siguen estando en él desde hace siglos. Los vestigios artísticos y culturales son numerosísimos, y las tradiciones antiguas aún perviven y amplias zonas de este país no serían como son sin el aporte histórico de la comunidad hispana.
Es un acervo extraordinario que nos habilita para emprender importantes empresas conjuntas.
Los hispanos estadounidenses y los españoles tenemos mucho que hacer juntos en el ámbito cultural, en el científico, en el económico-comercial, en el ámbito de la conservación y promoción de nuestra lengua, en la preservación del rico patrimonio hispánico de este país y sobre todo en el campo de la educación y formación de las capacidades de los hispanos en Estados Unidos. Se trata de una cuestión, la educativa, en la que España debe y tiene mucho que aportar y donde vuestros intereses y los nuestros son coincidentes.
Vosotros constituís ya una red de líderes en vuestro país. Procedéis de la mayoría de los Estados, pertenecéis a los más variados ámbitos de actividad profesional y habéis formado un grupo organizado con metas comunes. Sois protagonistas de un mundo moderno en el que se mezclan las tradiciones hispana y anglosajona.
Disponéis por tanto de un excelente potencial para cumplir los objetivos que os habéis trazado y yo os animo a que continuéis en este empeño.
Por tanto, yo quiero agradeceros a vosotros vuestra presencia en este acto. Sé que muchos habéis venido desde muy lejos. Gracias también a los representantes de las instituciones que desde hace años han auspiciado el Programa de Jóvenes Líderes Hispanos. Habéis sido, junto con los participantes, el cuerpo y el alma de este proyecto. Os animo a que establezcáis unas estrechas relaciones de amistad y apoyo con todos los que han participado en el Programa.
Os deseo los mayores éxitos. Y aguardo con enorme interés los resultados de esta Convención.