P
ermitidme que ante todo manifieste nuestra gratitud a la Asociación para el Progreso de la Dirección por su amabilidad al invitarnos a presidir y clausurar este acto con el que celebramos el 50 aniversario de su creación. La Princesa y yo consideramos un honor hacerlo, y nos satisface mucho dirigir nuestro saludo afectuoso a todos los asistentes a este acto, y compartir con ustedes momentos tan importantes y significativos para la vida de esta Asociación, además del disfrute y aprendizaje que supone escuchar a José Antonio Marina y Eduardo Punset.Por tanto está en orden, y ya sin mayor dilación, felicitar de manera muy sincera y profunda a la Asociación para el Progreso de la Dirección en su 50 aniversario. Esta institución, con razón, puede sentirse orgullosa por sobresalir muy especialmente en tareas tan decisivas como son la formación de nuestros directivos y empresarios, la difusión de las técnicas de gestión empresarial más modernas y, sobre todo, el impulso del debate económico desde posiciones serenas, objetivas y de muy alto nivel.Pocos serán sin duda los directivos españoles que no hayan pasado por algún acto o seminario organizado por esta Asociación. Me agrada recordar que yo mismo asistí, no ciertamente como directivo pero si como alumno, a una de las Jornadas de A.P.D. celebradas en Madrid en 1999, bajo el oportuno y sugestivo título andldquo;El Riesgo Financiero global en el siglo XXIandrdquo;.Creo que es igualmente oportuno haber centrado el mensaje principal de este Acto que hoy nos congrega en andldquo;El valor de emprenderandrdquo;. Porque emprender, en su más amplio sentido, es una de las manifestaciones más nobles de la actividad humana. Sin espíritu emprendedor, no sería posible el desarrollo económico ni el progreso social.Con este mensaje la Asociación rinde homenaje a la actividad empresarial como factor generador de riqueza, de empleo y bienestar. Me alegra que Actos como éste reivindiquen, con acierto, la figura de la persona emprendedora.Es necesario impulsar las condiciones externas que promueven y favorecen la creación de empresas. También es fundamental dar al valor de emprender el alto reconocimiento social que merece, acorde con el relevante papel que desempeña el empresario en una sociedad moderna como la nuestra; un papel en el que el carácter esencialmente económico de la empresa aparece unido a su dimensión social. En nuestros días, ambos conceptos son inseparables, y sólo juntos pueden entenderse.En las últimas tres décadas, y en un marco de estabilidad política sin precedentes, la transformación experimentada en España en los ámbitos económico y empresarial, ha sido profunda y sustancial. La incorporación de nuevas tecnologías y el desarrollo de lo que conocemos como mercado global han modificado de forma acelerada el escenario y las condiciones en que se desarrollan la economía y la empresa. Esto lo vivimos diariamente y a ello, nuestros empresarios y directivos, y todos nosotros en general, nos tenemos que adaptar continuamente.Los miembros y directivos de la Asociación para el Progreso de la Dirección pueden sentirse orgullosos de haber facilitado la necesaria adaptación de nuestras empresas, y de haber contribuido, con seriedad y brillantez, a ese proceso. Han realizado así una aportación para construir una España más cohesionada y próspera, más dinámica y moderna.En años más recientes, las empresas españolas andndash;tanto grandes como pequeñas y medianas- han realizado un enorme esfuerzo de modernización y de internacionalización, que se mantiene y que está recibiendo el reconocimiento y la admiración internacionales; están llevando a cabo en numerosos sectores ambiciosas operaciones, que nos permiten estar presentes como protagonistas de primer orden, y más que en ningún momento de nuestra historia, en la escena empresarial internacional. Mantener e incrementar esta dinámica es fundamental para asegurar el crecimiento continuo y estable de nuestra economía y que ésta nos proporcione el bienestar y la fortaleza que España necesita y se merece.Este escenario más amplio y complejo andndash;que incluye también nuevas oportunidades- plantea nuevos interrogantes y exigencias. Para afrontar adecuadamente esos nuevos retos, las empresas encuentran en la innovación, en su más amplio sentido, una de sus principales estrategias a fin de poder responder a la presión competitiva de dicho entorno y seguir construyendo una posición relevante en la economía global.Nos alegra especialmente constatar que la Asociación quiera y pueda combinar, en tan nutrida y representativa asistencia, el presente y el futuro de la realidad emprendedora de nuestro país. No es frecuente ver reunidos en un mismo auditorio a tantos empresarios y altos directivos de reconocido prestigio, como los que aquí nos acompañan, con jóvenes estudiantes en su último año de carrera; jóvenes que hoy habrán recibido sin duda importantes lecciones de motivación y vocación emprendedoras.Alentamos a cuantos puedan sentir dichas inquietudes emprendedoras -jóvenes, o ya no tan jóvenes- a que den el paso definitivo de la creación empresarial, porque sin duda nuestra sociedad, como beneficiaria directa de su iniciativa, recogerá los frutos de su compromiso y se lo agradecerá.Ante estos fecundos 50 años de vida de la Asociación para el Progreso de la Dirección no podemos más que reiterar nuestra enhorabuena a cuantos los han hecho posible, con su esfuerzo y empeño, como directivos o como miembros, y animarles a continuar con su meritoria e imprescindible labor con la misma eficacia y generosidad con las que lo han hecho a lo largo de todo este tiempo.En ese camino de futuro, en el que nosotros les deseamos siempre el mayor éxito, nunca les faltará nuestro apoyo más decidido. Junto al respaldo de la Corona, bien saben todos Ustedes que pueden contar con nuestro compromiso personal en apoyo de su trabajo y de cuantas iniciativas puedan contribuir al desarrollo económico de España y al bienestar de todos los españoles.Muchas gracias.