Q
uiero comenzar mis palabras con un saludo muy cordial a esta Ciudad de Alicante, junto a mi agradecimiento por su hospitalidad y cariñosa acogida.
Su vitalidad y la activa contribución de esta provincia al progreso social y económico de la Comunidad Valenciana, y de España entera, dibujan un escenario especialmente adecuado para esta celebración.
La conmemoración del Día Mundial de la Cruz Roja y la Media Luna Roja nos invita, una vez más, a actualizar el significado de estas Instituciones y de su trayectoria humanitaria.
Las distinciones que acabamos de entregar nos recuerdan sus rasgos distintivos: amplia proyección internacional, compromiso de sus voluntarios, fidelidad sin fisuras a una vocación, que llega incluso al sacrificio de la propia vida, amplio y generoso reconocimiento de la excelencia dondequiera que se encuentre, además de atención e implicación en las áreas y tareas que definen nuestro tiempo.
Estas son también las preocupaciones que animan a Cruz Roja de Alicante a desarrollar sus programas de ayuda a los mayores, atención a los emigrantes, apoyo a quienes luchan por salir de la drogodependencia, voluntariado ambiental, y cooperación internacional.
Mi más sincera enhorabuena a los galardonados de este año, y mi recuerdo y reconocimiento a quienes no están ya entre nosotros para recibir la recompensa que han merecido.
Su testimonio es ejemplo y avanzada del de tantos otros que siguen su lucha, y hacen posible la continuidad de Cruz Roja y Media Luna Roja, y el desarrollo de sus actividades.
El ámbito mundial del acto que celebramos, y el lema de este Día, "Hacia la paz por la humanidad", nos señala el propósito de integrar todas estas actuaciones singulares en el plano más alto de una sinergia global, que apunta a una nueva civilización.
A un proyecto de convivencia y coincidencia, que se materializa en la promoción de la efectividad universal de los derechos humanos, y en el pleno respeto a la dignidad de cada persona.
Dos de los signos más positivos y esperanzadores de nuestro tiempo, que marcan el camino hacia una globalización auténtica, capaz de colmar sus expectativas y dirigir sus energías hacia un futuro mejor.
Este es un objetivo que todos podemos compartir. Lo difícil es realizarlo, y en este aspecto Cruz Roja y Media Luna Roja cuentan con una evidente y bien probada experiencia.
Su ya larga dedicación a la tarea de colmar las desigualdades y limar las diferencias que, aun en los países más ricos y desarrollados, obstaculizan el camino hacia esta meta, les aseguran un puesto de primera línea en este proceso.
En primer lugar, porque su imparcialidad, su imagen de prestigio y la confianza que generan, abren a sus iniciativas un horizonte de alcance mundial, y estimulan una mayor aceptación de sus actuaciones.
Y, además, porque su actuación comienza desde abajo, se dirige a resolver situaciones específicas de personas concretas, y va tejiendo así, día a día y año tras año, una trama de soluciones y apoyos cuya coordinación multiplica la eficacia de la labor de cada una de sus Sociedades y de sus miembros.
En este sentido, Cruz Roja Española acaba de aprobar, en su Quinta Asamblea General, celebrada en el pasado mes de marzo, el conjunto de líneas estratégicas que van a articular sus actividades durante los próximos cuatro años, y que circularán por dos ejes esenciales.
Uno, el voluntariado, como elemento de cohesión social, y otro, la acción local como ámbito más adecuado para dar respuestas a las necesidades específicas de los distintos grupos que la requieren en cada municipio.
Creo que estos son los mensajes principales que nos propone este Día Mundial, y para los que buscáis una cooperación que estoy segura no va a faltaros.
Por mi parte con mucho gusto os brindo la mía, y os animo a seguir avanzando a todos por el camino de la concordia y la paz verdaderas.
Muchas gracias.