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uienes entre vosotros habéis seguido el desarrollo de los sucesivos Congresos Estatales del Voluntariado desde sus inicios, conocéis el interés con el que he apoyado esta cita anual que convoca al mundo asociativo y a voluntarios, todos preocupados por los problemas sociales y activos en la búsqueda de soluciones o en paliar sus efectos. De tal manera que hoy, me satisface enormemente participar nuevamente en vuestro encuentro y compartir unas horas, desgraciadamente más breves de lo que yo quisiera- con el mundo de la solidaridad, representado por los voluntarios y por las ONGs; y también por las Administraciones Públicas que facilitan o impulsan iniciativas como la que hoy nos trae a Granada.
Por tanto, quiero comenzar, agradeciendo esta oportunidad que se me brinda, de comprobar de forma directa la ilusión y el empuje creciente del movimiento voluntario español, cuya presencia y eficacia se hace visible en las ocasiones y escenarios más variados; ya sean los de la atención a las personas y a los colectivos más desfavorecidos; los de reacción ante situaciones de emergencia o catástrofe en nuestro territorio o muy lejos de él; o los de índole deportiva, cultural o de defensa del medio ambiente.
Allí donde surge o existe una necesidad social, encontramos la cercana y cálida mano de una ONG y de sus voluntarios, dispuestos a sacrificar su tiempo y buena parte de su vida privada para paliar las dificultades ajenas o para preservar el patrimonio comunitario. En definitiva, dispuestos a conseguir una sociedad en la que la dignidad de todas las personas se vea acompañada de un mínimo nivel de bienestar, y en la que los valores se orienten y las cosas se supediten al mantenimiento de esa dignidad.
Durante estos próximos tres días, todos vosotros vais a realizar un esfuerzo importante de debate y de reflexión en común, intentando encontrar las claves que aseguren el mantenimiento y marquen la futura andadura del movimiento voluntario en nuestro país.
Me consta que venís realizando ese esfuerzo renovado desde hace meses; un período en el cual la colaboración entre todos los agentes sociales y las distintas Administraciones Públicas os ha permitido alumbrar nuevos instrumentos de acción, que darán continuidad a los ya existentes y servirán de base para el relanzamiento de las políticas de solidaridad.
Así sucederá, sin duda, con el nuevo Plan Estatal del Voluntariado y con el Tercer Plan Nacional para la Inclusión Social, recientemente aprobados. Tras la positiva estela dejada tras de sí por los Planes anteriores, estos nuevos nos permitirán seguir profundizando en la lucha contra la pobreza y la exclusión, así como acometer nuevos retos que garanticen la eficacia de la acción voluntaria y su continua adaptación a las circunstancias sociales siempre tan cambiantes.
El Plan Estratégico del Tercer Sector de Acción Social, cuya elaboración sé que ha sido otra de vuestras preocupaciones durante este año, constituye también un poderoso elemento de reflexión, a la vez que una eficaz plataforma de acción para abordar con éxito los desafíos que en la sociedad actual afrontan las organizaciones sociales.
Una vez superada la fase de crecimiento acelerado que el movimiento asociativo ha experimentado durante las últimas dos décadas en España, la necesaria consolidación de una identidad propia como Tercer Sector Social aconsejaba definir el papel que en nuestro mundo globalizado corresponde desempeñar a las entidades sociales; un proceso que debe tratar de identificar las coordenadas de actuación y los objetivos estratégicos bajo los que esa consolidación va a ser posible.
Las ONGs y vosotros, los voluntarios, gozáis hoy en nuestra sociedad de un crédito, un respeto y una admiración más que merecidos; y os los habéis ganado a pulso en estos últimos años. Por ello, quiero felicitar a todos los que con trabajo coordinado y con la colaboración intersectorial, habéis cimentado estas nuevas bases del movimiento asociativo español de acción social.
Os animo, un año más, a aprovechar al máximo el tiempo de que disponéis a lo largo de este Congreso. Nuestra sociedad en particular, y el mundo en general, necesitan soluciones en permanente revisión y renovación para los problemas de desigualdad, injusticia, confrontación y sufrimiento. Y está demostrado que, hoy por hoy, a buena parte de esas soluciones pueden contribuir decisivamente las ONGs y el voluntariado, bien por la vía de la prevención, bien a través de su acción directa.
La capacidad de detección de las organizaciones sociales, y su colaboración con los poderes públicos en la reparación de las necesidades sociales, convierten a este Sector en un poderoso motor de transformación social, y en un genuino exponente de democracia participativa. No podéis perder esa capacidad; la sociedad no se puede permitir prescindir de ella.
Al concluir mis palabras, quiero reiteraros una vez más mi admiración y agradecimiento, así como el de la Corona y el de toda la sociedad española ; los voluntarios sois personas para las que la solidaridad se escribe con mayúsculas y es una parte esencial de vuestra propia vida; en el desempeño de vuestra actuación altruista, no sólo ponéis desinteresadamente vuestro tiempo, vuestras manos y vuestra inteligencia al servicio de los demás, sino también -y sobre todo-, vuestro corazón.
La presencia en este encuentro de tantas personas con corazón solidario, constituye la mejor confirmación de que el movimiento voluntario español sigue siendo algo vivo y pujante; vuestra presencia es también la mejor garantía de su continuidad y revitalización permanente. Porque, como dice el poeta murciano Eloy Sánchez Rosillo en uno de sus bellos poemas, "No conoce la muerte la luz del corazón".
Muchas gracias a todos vosotros por vuestra participación ilusionante y comprometida.
Y permitidme que os transmita el saludo cariñoso de la Princesa, que comparte conmigo la Presidencia del Comité de Honor de este Congreso, y que por tanto le hubiera gustado mucho estar hoy en Granada con todos nosotros.