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ada veintitrés de abril, y desde hace más de treinta años, nos reunimos en sesión solemne en la Universidad de Alcalá de Henares para entregar el máximo galardón de la Literatura en Lengua Española: el Premio Miguel de Cervantes.
Un Premio destinado a honrar y reconocer la labor de aquellos escritores cuya obra haya contribuido a enriquecer de forma notable el patrimonio literario en nuestro idioma.
En todas las convocatorias se ha cumplido, -como no podía ser de otra manera-, el conocido adagio del inmortal autor de El Quijote: "Al buen hacer nunca le falta premio".
Felicitamos de todo corazón a Don José Emilio Pacheco, ganador de esta edición. Don José Emilio continúa la estirpe de extraordinarios literatos mexicanos que ya han sido distinguidos con este Premio.
Junto a nuestra enhorabuena al Premiado quiero expresar también nuestro agradecimiento a México, esa gran Nación hermana que no ha dejado nunca de proporcionar a la cultura iberoamericana, y a la literatura en español, los más excelsos exponentes.
A lo largo de su extenso recorrido creativo José Emilio Pacheco ha transitado por muy diversos géneros y estilos: poesía, narrativa, ensayo, traducción, periodismo literario.
Ha viajado a través de la riqueza y los matices del español, desde lo conversacional hasta la alegoría, desde el monólogo dramático a la voz del cronista, desde el guiño irónico hasta la hondura de un compromisoético, ejemplar y necesario.
Esta diversidad creativa, al igual que la de Miguel de Cervantes, ha estado siempre teñida de un profundo sentimiento de cercanía humana.
Precisamente, y en relación con Cervantes, Pacheco ha plasmado en uno de sus espléndidos poemas lo que el gran Lope de Vega hubiera dicho al genio alcalaíno en el Cuarto Centenario del Quijote:
Aquí donde se anudan las edades, / Se disuelven los tiempos, llega el día / En que no existen odios ni amistades, / Sólo un desierto de melancolía / Al pensar tú y yo juntos, lo que fuimos / En un orbe de prosa y de poesía.
Y ha sido la poesía -que al decir de Federico García Lorca "es el misterio que tienen todas las cosas"- el género tal vez más explorado por el maestro Pacheco.
Por su obra poética fue distinguido el año pasado con el Premio Reina Sofía. A ella ha venido incorporando numerosos elementos del lenguaje oral, esculpidos literariamente con admirable sencillez y maestría.
Es la suya una poesía entendida casi como un "producto social", de todos y para todos, que se eleva por encima de las voces individuales y que, como señala Julián Hernández, uno de los heterónimos del Premiado, "no es de nadie: se hace entre todos".
En suma, un discurso poético elaborado con una cadencia serena que recorre el tiempo histórico de nuestro galardonado, lo anticipa y, al mismo tiempo, es crónica de su propio recorrido vital.
Enél se hace realidad su reciente afirmación de que la literatura "sirve para imaginar las vidas que no vivimos".
Señoras y Señores,
Se ha dicho que Pacheco nos adentra en un mundo poético marcado por la conciencia de lo efímero, y en una narrativa que modula y sopesa de tal modo que nada aparece ni parco ni desmedido.
A los indudables logros literarios del autor se añaden, además, otros méritos y cualidades.
En el plano intelectual ha reflexionado e investigado rigurosamente sobre la formación de la cultura y la literatura mexicanas; y sobre su presencia en el mundo. Ha sido también un gran lector, de espíritu curioso y sentido crítico, siempre abierto al vasto universo de la cultura.
Pacheco ha logrado así fomentar, con autoridad y sabiduría, el estudio y la recuperación de autores menos conocidos.
Por esto mismo -por su precisa y generosa labor de investigación y divulgación de otros creadores- merece igualmente reconocimiento y gratitud.
Por otro lado, su pluma rezuma bondad y modestia, una humanidad y un compromiso fraterno con las personas que le han llevado siempre a estar cerca de los que sufren.
Famoso es ya su vibrante poema titulado "Las ruinas de México", escrito en 1985 con motivo del devastador terremoto que en aquel año asoló su querida tierra natal.
Un poema que, leído hoy, nos traslada también al hondo dolor causado por otros seísmos en tierras americanas, los más destructivos y recientes en el querido Haití y en esa patria hermana y literaria que es Chile.
Estaúltima catástrofe impidió la celebración plena del Quinto Congreso Internacional de la Lengua Española, instrumento y soporte de la literatura que hoy ensalzamos en la obra de Pacheco.
En palabras del Premiado, el español es también la lengua que "lava en el poema las heridas del ser, las manchas del desamparo y del fracaso".
Por su gran obra y por su vida de entrega a la literatura, Don José Emilio, quiero decirle una vez más,¡Gracias, muchas gracias y mil enhorabuenas!
Gracias por haber revelado de forma singular la intensidad poética de nuestra lengua; por habernos hecho cómplices de una obra que ocupa un lugar destacado en la cultura literaria hispánica.
Muchas gracias.