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Palabras de Su Alteza Real el Príncipe de Asturias en el homenaje póstumo a D. Juan Antonio Samaranch Torelló, Marqués de Samaranch

Barcelona, 22.04.2010

M

olt Honorable President de la Generalitat de Cataluña,

Señor Presidente del Comité Olímpico Internacional,

Autoridades,

Queridísima familia Samaranch,

Compañeros de la Gran familia deportiva y olímpica, y también de "la Caixa",

Majestades,

Señoras y Señores,

En este Acto solemne en el Palau de la Generalitat, que también fue su casa, en tiempos de la Diputación, quiero sumarme de corazón, junto a la Princesa y la Infanta Cristina, a las palabras que ya hemos escuchado, para ensalzar la gran figura de Don Juan Antonio Samaranch. Todas han resaltado la talla de su personalidad, la dedicación apasionada que marcó su vida profesional, y la dimensión fructífera de su obra de permanente entrega a Barcelona, a Cataluña y a España.

A sus hijos María Teresa y Juan Antonio, a Lluïsa, así como a toda su familia, les damos un cálido y profundo abrazo. Compartimos vuestra tristeza.

Son muchos miles, o incluso millones, los que hoy sienten la ausencia y la marcha de Juan Antonio Samaranch; aquí en su ciudad, en su tierra y en su Patria, y también en todo el mundo. Especialmente los deportistas, técnicos o amantes del deporte, tantos voluntarios y espectadores que han sentido latir sus corazones al son de los valores y las emociones olímpicas desde que Samaranch se pusiera al frente del COI. Son todos ellos, somos todos nosotros, familia, amigos, colaboradores..., los que le lloramos y los que le dedicamos palabras, pensamientos y recuerdos de afecto. Y si hay una palabra que resuena aquí y en los cinco continentes como perfecta sinfonía de colores y acentos es¡GRACIAS! Gracias querido Juan Antonio.

Nos ha dejado un amigo entrañable, un barcelonés amante de su querida tierra catalana, un coloso del deporte y el olimpismo moderno y un español universal, cuya firme lealtad a la Corona y permanente servicio a España nunca podremos olvidar. Unas cualidades que le valieron la entrega del Premio Príncipe de Asturias de los Deportes en 1988 y la concesión del Marquesado de Samaranch en 1991. Siempre apoyó los premios incluso presidiendo su jurado muchos años.

Ell em va ficar al cor l'esperit dels Jocs del 92: El de l'orgull d'un barceloní profondament català que volia mostrar al món el futur d'una Espanya nova i diferent. I això no penso oblidar-ho mai.

Rendimos homenaje a Don Juan Antonio Samaranch con dolor por su fallecimiento, con la admiración que merece su empuje genial al deporte español y al Movimiento Olímpico, y con la emoción y el recuerdo imborrable de los brillantes Juegos Olímpicos de Barcelona'92 que tanto le debieron. Así hacemos realidad el deseo de rendir tributo a su vida y obra, pues como nos dijo Cicerón, "la vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos".

En los veintiún años en que el Marqués de Samaranch presidió el Comité Olímpico Internacional, logróéxitos y transformaciones de gran calado, que junto a sus cualidades y convicciones han sido determinantes para el desarrollo del Movimiento Olímpico y su tránsito al siglo XXI. Pero, sobre todo, fue capaz de difundir, con la fortaleza de su compromiso y convicción más profundos, la importancia de la promoción del deporte y de los valores olímpicos como soportes de las mejores cualidades humanas de tolerancia, concordia y juego limpio; como cimientoético fundamental para la convivencia pacífica entre los pueblos.

Ocupa ya un lugar destacado en la generación de catalanes, de hombres y mujeres ejemplares, que han contribuido de forma decisiva al progreso y proyección de España en el mundo.

Descanse en paz Juan Antonio Samaranch, que con su presencia fértil y activa entre nosotros, ha aportado armonía, calidad y unidad al mundo olímpico y a cuantos han, o hemos, tenido la fortuna de encontrarnos a su lado. Valgan estas palabras para dejar testimonio de nuestro profundo afecto, gratitud y reconocimiento a su persona.

Gracias a todos. Gracias Samaranch. Gracias Juan Antonio. Buen viaje a la eternidad.

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