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a Princesa se une a mí para agradecer el atento recibimiento que todos ustedes nos han dedicado, así como las palabras llenas de interés que han pronunciado la Embajadora Holt y la Presidenta Stock.
Muchas felicidades y gracias por invitarnos a compartir la alegría de celebrar este Primer Centenario de la Cámara de Comercio Británica en España; la alegría de celebrar cien años de vitalidad, de confianza en las bondades del intercambio comercial, y de acercamiento -no sólo económico- entre dos naciones de gran historia, en la que hemos tenido en el pasado desencuentros y rivalidades, pero que hoy estamos íntimamente unidos por lazos muy estrechos de amistad, como miembros de la UE, aliados frente a las amenazas externas y socios en muchos ámbitos de cooperación.
Esta Cámara ha sabido potenciar con eficacia las relaciones entre el Reino Unido y España, especialmente en sus vertientes económica, comercial y empresarial, y en consecuencia merece nuestra admiración y reconocimiento. Desde Barcelona felicitamos a sus actuales miembros, a todos los directivos de ahora y de antes, a los socios e integrantes y a cuantos trabajan o han trabajado en ella a lo largo de este tiempo; y también a cuantos han apoyado su labor.
Un reconocimiento que extendemos a las cinco entidades premiadas, que, con su altura profesional, permanente esfuerzo e ilusión, contribuyen a reforzar la creciente interconexión entre el Reino Unido y España, a la vez que añaden un impulso adicional al excelente quehacer de esta Cámara.
Es evidente que entre 1908 y 2008, el Reino Unido y el Reino de España, que hoy figuran entre las ocho principales economías del mundo, han sabido crear múltiples y estrechos lazos adicionales en nuestras relaciones bilaterales, intensificados desde que ambos países participan en el proceso de la integración europea como Estados miembros.
Así, han creado un excelente clima de comunicación y colaboración, tanto entre sus respectivas instituciones públicas y privadas, como entre sus ciudadanos; y en sectores muy diversos, que abarcan desde la agricultura y la industria, a los servicios: servicios financieros, comerciales, turísticos o de transportes, así como educativos, científicos y culturales. Y no me olvido del Fútbol, que tanto nos vincula en la actualidad? pero dejemos las pasiones de lado por ahora!
Baste recordar que aquellos viajeros ingleses del siglo XIX, como Richard Ford, descubrieron el atractivo de España e iniciaron una tendencia que, como ha indicado la Directora de la Cámara hace un momento, eleva a dieciséis millones de personas el número de británicos que visitan nuestro país todos los años.
Igualmente, en el ámbito educativo, el Reino Unido se ha ido transformando en destino habitual para muchos de nuestros estudiantes de lengua inglesa, con la consecuente incorporación de jóvenes españoles al mercado de trabajo de las Islas Británicas. Así mismo, el español es el idioma extranjero cuya demanda crece a mayor ritmo en el sistema educativo británico, y el primero de la enseñanza para adultos en el Reino Unido. Esto ocurre ya en muchos lugares del mundo y por ello España lo promueve como segundo idioma de comunicación internacional.
Éstas y otras muchas tendencias constatan el acercamiento y entendimiento recíprocos, logrados por ambas Naciones a largo del último siglo. En ese marco quisiera subrayar los progresos y cambios experimentados en los vínculos económicos, comerciales y empresariales, en los que el Reino Unido y España deben tanto a la tarea de esta Cámara.
Partimos de un fundamento compartido. Las economías de ambas Naciones se incluyen entre las más abiertas y liberalizadas de la Unión Europea. Sobre esta base, los dos países mantienen una relación comercial muy intensa, casi equilibrada, en la que cada uno se erige en principal socio, proveedor y cliente del otro.
A nuestro comercio bilateral en sectores tan importantes como la automoción o los productos químicos y farmacéuticos, hay que añadir algunos elementos diferenciales, como la exportación de productos agroalimentarios frescos al Reino Unido. Una exportación cuyo crecimiento cuantitativo, y especialmente cualitativo, ha hecho de España el primer proveedor del Reino Unido en este ámbito, en el contexto de una cierta evolución de los hábitos alimentarios británicos.
Ahora bien, posiblemente el hecho diferencial más significativo en las modernas relaciones económicas hispano-británicas haya sido el fuerte incremento de nuestras inversiones recíprocas. Desde 2004 se ha registrando por ambas partes una serie de operaciones de importancia que han situado a los dos países en los primeros puestos de las respectivas clasificaciones de destino de sus inversiones extranjeras.
Otros datos refuerzan el acercamiento entre británicos y españoles. Unos, objetivos, como el hecho de que tres de las grandes Escuelas de Negocios españolas se sitúen entre las diez primeras de Europa Occidental. Otros, subjetivos, como la preferencia expresa de los ejecutivos de los demás países de Europa, -que engloban los del Reino Unido- por España como sede de trabajo.
En ese acercamiento acelerado durante los últimos años, determinadas instituciones públicas como el ?Instituto Cervantes? o el ?British Council?, el ?ICEX? o el ?UK Trade and Investment? han desempeñado un importante papel, que respalda la actuación central del sector privado, reforzada por la dedicación y el saber hacer de las Cámaras de Comercio bilaterales. Tanto la española en el Reino Unido como la británica en España trabajan con frecuencia en estrecha colaboración y cuentan con numerosos miembros comunes. Pero muy particularmente, deseo destacar la labor muy eficiente de esta Cámara de Comercio Británica en nuestro país, que ahora celebra su cumpleaños más importante.
No sólo los servicios de información y apoyo a las empresas, sino también los seminarios y mesas redondas del más alto nivel, los eventos destinados al fomento de los contactos de negocios o la enseñanza del inglés de negocios para ejecutivos españoles se han visto enriquecidos y perfeccionados por la actividad de esta Cámara, de la que se han beneficiado enormemente tanto empresas británicas como españolas.
La Princesa y yo nos sumamos a este merecido homenaje a la Cámara de Comercio Británica en España, para agradecerle efusivamente toda una trayectoria de esfuerzo y dedicación a favor de las relaciones entre dos Naciones, que se conocen, tratan y valoran desde hace tantos siglos.
Reiteramos asimismo nuestra cálida felicitación a las entidades premiadas. Todas ellas y cuantos -como esta Cámara- vuelcan lo mejor de sí mismos en la promoción de la amistad entre ambos pueblos, cuentan con nuestro respeto, nuestro afecto y con el aliento permanente de la Corona.
Muchas gracias.