E
xcelentísimo Señor Presidente de los Estados Unidos Mexicanos,
Excelentísimo Señor Secretario de Relaciones Exteriores,
Excelentísimo Señor Secretario de Educación,
Excelentísimo Señor Ministro de Cultura del Reino de España,
Excelentísimos Sres. Ministros y Secretarios de Estado
Presidente Conaculta
Excelentísimo Señor Secretario General Iberoamericano,
Sr. Secretario General O.E.I. para la Educación, la Ciencia y la Cultura
Excelentísimos Señoras y Señores Embajadores,
Autoridades, señoras y señores,
Es para la Princesa y para mi un verdadero honor participar junto al Señor Presidente de los Estados Unidos de México y su esposa en la inauguración de este Primer Congreso de la Cultura Iberoamericana, la cultura que nos identifica y nos proyecta en el mundo.
Quiero saludar también a los ministros y demás autoridades y a todos los que nos acompañan esta mañana y forman parte del mundo del cine y del mundo audiovisual iberoamericano. A ellos les expresamos nuestro reconocimiento sincero por el valor y la calidad de sus obras y trayectorias.
Estamos hoy aquí, en gran parte, gracias a los acuerdos de la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno reunida en Santiago de Chile, y de la X Conferencia Iberoamericana de Ministros de Cultura que tuvo lugar en Valparaíso.
Y a todos nos une una idea: hacer de la cultura el eje central de una Iberoamérica cada vez más cohesionada y más presente en el mundo.
Si es evidente que no hay nada más fructífero que la cultura para trazar puentes entre ambos lados del Atlántico, no cabe duda de la fuerza decisiva de la imagen en dicha tarea.
En efecto, nuestras obras cinematográficas y audiovisuales acercan a nuestros pueblos, logran que conozcamos mejor el paisaje humano y geográfico, la personalidad, la idiosincrasia, las costumbres, las sensibilidades de cada uno de los países que conformamos Iberoamérica. Gracias a ellas, sabemos más sobre nuestros pueblos en esta Comunidad de Naciones aglutinadas por dos grandes lenguas, el español y el portugués, y con tantos elementos en común, producto de muchos siglos de convivencia.
Centenares de películas iberoamericanas configuran un tesoro cultural y de civilización que contribuye a que nos comprendamos aún más. Grandes cineastas de todos nuestros países han conseguido emocionarnos y, sobre todo, cumplir con el objetivo de toda obra artística: alimentar y deleitar nuestro espíritu, e interrogarnos sobre nosotros mismos, como individuos y como colectividad.
La historia del siglo XX y de lo que llevamos del siglo XXI no podría entenderse sin el hecho cinematográfico, por su valor testimonial y por su voluntad de desvelar el trasfondo de lo que nos rodea con miradas muy diferentes.
No cabe duda de que la presencia de nuestro cine iberoamericano ha aumentado en los festivales internacionales. Una expansión propiciada por una generación nueva de cineastas que ensancha las posibilidades de un cine que no se olvida de sus grandes figuras ya consagradas.
Y sobre los problemas, estructurales y económicos, que no ignoramos, superarlos e ir más allá es un desafío obligado en el que todos podemos y debemos ayudar. Además, por encima, se encuentra el verdadero arte que nos devuelve en humanidad, lo que de humanidad se ha puesto en su creación.
Sr. Presidente, señoras y señores
La oferta cultural en este mundo actual tan globalizado es cada vez más amplia y más compleja, por eso debemos trabajar en el ámbito que hoy nos reúne, es decir, en el de la Comunidad Iberoamericana de Naciones, para que, a través de la colaboración y el apoyo mutuo, logremos la fuerza que necesitamos.
Junto a ello, debemos seguir plenamente abiertos a la innovación, a las nuevas tecnologías. Son hoy imprescindibles para avanzar y posicionarse bien en el mercado, pero también permiten ofrecer obras dirigidas al público más joven cuyas gustos y expectativas van casi siempre de la mano con esas tecnologías.
Antes de terminar, una mención con todo cariño a tres grandes del cine: Manoel de Oliveira, Arturo Ripstein y Carlos Saura. Ellos representan a muchísimos autores iberoamericanos que han hecho, hacen y harán posible la grandeza de nuestro cine.
Y también, con todo respeto y admiración hacia los demás, permítanme que salude especialmente a Manoel de Oliveira. Estamos cerca del centenario de su nacimiento y sigue siendo, como se ha dicho, ?el más joven de los cineastas en ejercicio?.... Permítame que le diga con cariño y en su lengua: ?Muitos parabens pelo seu prossimo aniversario.
Gracias a todos por estar hoy aquí con nosotros, y gracias Sr. Presidente, por invitarnos a acompañarle en este acto que da comienzo a un auténtico homenaje a la cultura que nos une y nos ensalza. Mucho éxito a los trabajos de este congreso y larga vida a la cultura Iberoamericana.