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e agrada mucho poderos decir, en primer lugar, que esta cita anual de los Premios a la Excelencia Empresarial que llevan mi nombre es para mí muy querida.
La Princesa y yo valoramos enormemente poder participar en un encuentro en el que el mundo de la empresa, gran dinamizadora de nuestro progreso y bienestar económico, junto al necesario impulso del Gobierno y las instituciones, premian y ponen como ejemplo a seguir a los que consideran que cada año representan mejor las distintas categorías, como valores y estrategias que deben potenciar todas las empresas para ser verdaderamente excelentes. Para serlo ellas mismas en su legítima búsqueda de buen negocio, y para así contribuir al progreso colectivo de la economía y del conjunto de la sociedad española.
Por tanto, agradecemos y nos llena de orgullo poder identificarnos y apoyar esos objetivos y valores empresariales que los premios promueven. Y al hacerlo queremos reconocer también la labor desempeñada por los Jurados, porque nunca es fácil seleccionar entre tantos y tan buenos candidatos. Gracias a ella, al trabajo inestimable de cuantos contribuyen a sostener y hacer posible la celebración de estos Premios y, por supuesto, a la calidad de los candidatos de cada edición, se ha logrado consolidarlos como los de mayor prestigio en su categoría.
Hoy, una vez más, buscamos resaltar y difundir públicamente la iniciativa y el esfuerzo, la inversión bien estudiada y la adecuada planificación estratégica que realizan tantas empresas españolas, introduciendo factores de competitividad en su actividad económica.
Estos Premios distinguen, por una parte, a aquellas empresas que ejemplifican la unión de excelencia empresarial y espíritu innovador. Por otra parte, tratan de sensibilizar al conjunto de la sociedad española sobre el valor de la eficacia en la gestión empresarial para el crecimiento económico y el bienestar social, sea cual sea el sector productivo y el tamaño de la empresa.
Galardones como éstos potencian, además, la actitud emprendedora y una mentalidad más ágil, abierta y moderna. En definitiva, alientan la adopción de estrategias destinadas a aumentar la calidad y la capacidad para competir en mercados cada día más internacionalizados, porque nos hacen más eficientes, mejoran cuantitativa y cualitativamente el empleo, y finalmente redundan en una mejor calidad de vida para el conjunto de los españoles.
Nuestra enhorabuena más calurosa a las firmas galardonadas este año, así como a las finalistas. Con total convencimiento podemos decir que, gracias al empeño de todas ellas, nos permitimos hacer alarde de un elenco de empresas españolas que han sido capaces de anticiparse y de responder a una realidad económica con una competitividad dura y creciente. Empresas que son ya ejemplos a imitar y que representan verdaderos acicates para una permanente superación.
En cada uno de los premiados comprobamos que la motivación, el carácter emprendedor y el esfuerzo son la clave para alcanzar metas siempre más ambiciosas. Su trabajo y su éxito, como el de los premiados en otras ediciones, contribuyen claramente a proyectar la imagen de un país de vanguardia, que innova y asume la modernidad buscando el bienestar a través del trabajo y el conocimiento, como mejor manera de construir una España cada día también más excelente.
Confío y deseo que el premio que habéis recogido hoy os estimule para continuar la trayectoria y el esfuerzo que hoy se os reconoce.
Pero en este acto queremos también agradecer y animar a todos los empresarios presentes y a cuantos hacen crecer y mejorar nuestro tejido empresarial con su trabajo diario, para que sigan generando riqueza y obteniendo el reconocimiento social y profesional que merecen.
Debemos tener muy claro que la excelencia empresarial adquiere aún mayor relieve en un mundo globalizado, y por ello la internacionalización es hoy una necesidad irrenunciable porque empresarios de todos los continentes tratan de posicionar su oferta en un mercado cada vez más abierto.
Sobre este telón de fondo, la competitividad de nuestras empresas depende hoy, más que nunca, del desarrollo de su capital humano y de su capacidad de innovación.
Y son cada vez más las compañías que acometen importantes avances en ámbitos tan fundamentales como la formación, la constante mejora tecnológica, la adecuada estrategia de comunicación, la responsable gestión de sus marcas, y la garantía y calidad del producto que ofrecen o del servicio que prestan. Esas empresas marcan el camino a seguir y merecen el apoyo necesario de la sociedad.
A ese esfuerzo, contribuyen de manera muy importante la Administración pública, y en especial el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, con su respaldo y sus potentes instrumentos de análisis y anticipación sobre la evolución de los escenarios económicos en todo el mundo.
Por ello, animo a todas las empresas a perseverar en su esfuerzo loable de continua superación y a las distintas Administraciones a seguir apoyándolas en ese objetivo. Para que, con una mayor investigación, innovación y desarrollo, puedan ocupar la posición que merecen en el mercado europeo y en los mercados de otras latitudes. Y así consolidar y ensanchar el progreso económico y social, en el que todos estamos comprometidos, para construir una España y una Europa siempre mejores.
Muchas gracias.