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Palabras de Su ALteza Real el Príncipe de Asturias y de Viana en la entrega del Premio "Príncipe de Viana" de la Cultura 2008 a Don Alfredo Landa Areta

Navarra(Monasterio de San Salvador de Leyre), 16.06.2008

V

aya por delante nuestra gratitud por vuestro cariñoso recibimiento, así como nuestro especial afecto y admiración a Navarra como Príncipes de Viana. Gracias, Sr. Presidente, por sus palabras llenas de generosidad, respeto y buen ánimo.

Las piedras venerables del monasterio de San Salvador, que han contemplado el paso de milenios en el bello paraje de la sierra de Leyre, nos acogen un año más en la celebración de esta fiesta destacada de la cultura de Navarra, la ceremonia de entrega del Premio Príncipe de Viana. Un homenaje de los navarros a los que alcanzan la excelencia en sus saberes y conservan un vínculo atesorado con su tierra.

Tanto la Princesa como yo nos sentimos profundamente complacidos por volver a esta Comunidad Foral, y apreciar la envidiable vitalidad de este pueblo, de hondas raíces históricas, que se afana admirablemente en su dinamismo, con responsabilidad, y también de forma abierta y solidaria con el conjunto de España.

Por tanto, nos alegra especialmente poder compartir de nuevo con todos ustedes, la celebración de estos Actos, en los que, además de subrayar los avances de nuestra sociedad?en las personas de los premiados de cada edición-, rendimos tributo de respeto y admiración a la historia de esta tierra a través de los monarcas que rigieron los destinos del antiguo Reino de Navarra.

A lo largo de los diecinueve años transcurridos desde que se instituyó el Premio?Príncipe de Viana? de la Cultura, este galardón ha reconocido los méritos de figuras notables en distintas materias como la Historia, el Arte, la Ciencia, la Arquitectura, la Pintura o la Música. Y hoy este amplio abanico se abre aun más para distinguir por primera vez la importante aportación de un actor, de un gran actor, de un trabajador incansable y de un genial intérprete, además de buen hombre: D. Alfredo Landa Areta.

Don Alfredo, sentimos el contratiempo meteorológico. La Princesa y yo sabemos eso tras el aguacero del 22 de Mayo de hace 4 años.

La vida artística de Alfredo Landa ha sido tan extensa y, a la vez, tan intensa que no es fácil resumir en pocas palabras sus cuarenta y cinco años de dedicación al cine y a otras labores de interpretación. Creo que una buena síntesis de su carrera sería decir que Alfredo Landa ha sido un exponente fiel de la sociedad española en todo este tiempo y que su trabajo como actor ha evolucionado del mismo modo que lo han hecho el cine y la realidad de España. Su obra hace realidad la afirmación de Kurosawa de que?las películas no son planas, son esferas multifacéticas?.

De una primera fase en la que desempeñó un gran número de actuaciones en el cine de los años 60 y 70, en papeles de reparto, pasó a una segunda fase en la que asumió papeles protagonistas en películas que trataban, con afán de divertimento, los cambios sociales y de costumbres que España registró en los años 70; aunque fuera en los 80?s cuando mi generación las disfrutamos más. Ya en esa década, consolidado en nuestro país el régimen democrático de libertad que da pie al surgimiento de un cine con argumentos y formas de un mayor calado, Landa nos ofrece, uno tras otro, los éxitos más brillantes de su carrera y nos muestra el gran valor de su arte interpretativo.

Para varias generaciones de españoles, el gesto y la voz de Alfredo Landa transmiten fidedignamente la forma de ser de los personajes que ha interpretado con total acierto y maestría.

Así, millones de espectadores captaron de forma indeleble el carácter sencillo y bonachón, humilde y fiel de Sancho Panza, el inseparable escudero de don Quijote, a través de la insuperable interpretación de Landa que, sin duda, habría aplaudido hasta el mismo Miguel de Cervantes.

Y el drama desgarrador de la España campesina que Miguel Delibes describió en su magnífica novela?Los santos inocentes?, nunca habría calado de forma tan profunda en nuestra sociedad, si no fuera por el genial trabajo de nuestro actor interpretando al siervo humilde y obediente hasta el extremo que es?Paco el Bajo?.

Muchos otros personajes de argumentos basados en obras literarias o en guiones actuales han perfilado la figura de Alfredo Landa como un actor extraordinario y siempre cercano al sentimiento popular. Por ello, hoy es un personaje conocido y admirado por todos y, lo que es más importante, querido y sentido como alguien próximo a la realidad y a las preocupaciones de cada ciudadano.

Por todo el gran valor artístico de su carrera, subrayado por un profundo aprecio popular, el Consejo Navarro de Cultura -órgano de la Comunidad Foral en la que él nació- le ha propuesto acertadamente como destacado ejemplo de la cultura, entendida como un medio de transmisión y divulgación del saber y de valores humanos.

En nombre de la Princesa y en el mío, quiero expresar a D. Alfredo Landa nuestra felicitación más cordial por este galardón que manifiesta el reconocimiento y la admiración hacia una gran carrera artística, que ha conectado intensamente con el sentir de los ciudadanos y que ha sabido expresar con sus dotes interpretativas, la alegría, el dolor y tantas otras emociones con las que da vida propia a tantos personajes. Todos ellos están aquí, latentes, de forma contenida, sin deformar la gran personalidad y bonhomía de él mismo, único y eterno protagonista de su propia historia

Gracias, Señor Presidente del Gobierno de Navarra y demás autoridades, por mantener esta convocatoria anual del premio?Príncipe de Viana? de la Cultura, que realza cada año la notable aportación de una persona o de una entidad al progreso de la sociedad a través de una de las facetas del saber o del arte. Creo que Navarra es un buen ejemplo de los grandes avances que, el impulso de la educación y de la cultura, producen en beneficio del conjunto de la sociedad.

Señoras y señores,

Permitidme ahora recordar -como lo ha hecho alguna de las interpretaciones musicales que hemos escuchado- al gran violinista y compositor navarro, Pablo Sarasate, al conmemorarse este año el primer centenario de su muerte. Fue un ilustre músico, reconocido en los escenarios de las Óperas y Salas de Conciertos de todo el mundo, que siempre destacó sus raíces españolas y navarras, y que procuró promover el incremento de la cultura musical aquí en su tierra con aportaciones muy importantes.

Sarasate es, por tanto, un gran ejemplo de generosidad que nos debe inspirar para que -en la medida de nuestras posibilidades- podamos fomentar la actividad y la sensibilidad artísticas, que sin duda contribuyen de modo importante a potenciar el bienestar y el progreso de nuestra sociedad, y a incrementar la interrelación y la armonía con otros países del mundo.

En el marco de este centenario y de este lugar que nos inspira a elevar el espíritu, reiteramos nuestra más cordial enhorabuena a Alfredo Landa, a su familia y amigos, y le dedicamos todo nuestro respeto y nuestro afecto.

Muchas gracias.

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