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ntregamos hoy una nueva edición de las becas para estudios de postgrado en el extranjero que la Fundación Caja Madrid convoca anualmente. Comienzo por ello estas palabras felicitando y agradeciendo a esta institución y a su Presidente, por la labor continuada que lleva a cabo en el terreno crucial de la educación superior. También quiero felicitaros a todos vosotros, becarios, por haberos hecho acreedores a esta excepcional oportunidad de completar vuestra formación en algunos de los centros más reconocidos del Mundo en cada especialidad.
Aunque el porcentaje de españoles con formación universitaria está actualmente varios puntos por encima de la media de los países de la OCDE, la demanda de estudios universitarios de primer y segundo ciclo ha disminuido de manera sostenida en los últimos siete u ocho años, como consecuencia sin duda de la disminución de la tasa de natalidad en los años ochenta, pues es a la generación nacida en esa década a la que correspondería incorporarse a la universidad en estos primeros años del siglo XXI.
Por contraste, la demanda de estudios de tercer ciclo ha experimentado en ese mismo período un crecimiento sostenido, lo que supone que en nuestro país está felizmente creciendo la formación de investigadores, como lo indica la demanda de estudios de doctorado, y la especialización de los titulados universitarios que optan por la variada oferta existente de estudios de postgrado. Esta es una muy buena noticia para nuestro porvenir.
El crecimiento de la demanda en el tercer ciclo, del que hablo, es en buena medida corolario del mayor nivel formativo y del desarrollo económico sin precedentes promovido en España durante el último cuarto de siglo. Pero también es seguramente una consecuencia de las grandes transformaciones producidas en la economía mundial que están alterando significativamente la posición competitiva de las empresas en este mundo globalizado. Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, junto a la liberalización del comercio han producido una expansión extraordinaria de los intercambios económicos internacionales y del conocimiento.
En ese contexto, los retos que tiene hoy ante sí la economía productiva son de una envergadura tal que se necesita para afrontarlos con éxito un capital humano particularmente bien formado, con una carga muy considerable de conocimientos especializados, y si me permiten la expresión: que se sientan cómodos y se muevan con agilidad y sin complejos en el entorno globalizado en el que ya vivimos.
La formación de postgrado va a adquirir, en el marco de las importantes transformaciones que entraña en los estudios de grado el proceso de Bolonia, una dimensión muy particular. Por eso la orientación que ahora tomáis para perfeccionar vuestra formación en centros universitarios o investigadores de gran prestigio en Europa, Estados Unidos y Canadá apunta a la dirección correcta: la búsqueda de la excelencia para competir en las mejores condiciones en una economía compleja y globalizada, que también debe asumir cada vez más las exigencias de un desarrollo sostenible.
El mero hecho de que aspiréis a alcanzar este objetivo es en sí mismo un dato alentador. Aspirar a más es un anhelo que debe estar presente en todo ser humano, pero muy especialmente en los jóvenes, pues tenéis la necesaria energía para lograrlo y mucho horizonte por delante para hacerlo realidad.
A colmar esa aspiración responden las políticas públicas de ayudas a la formación de postgrado, que estamos viendo reforzarse muy significativamente en los últimos años, con importantes partidas presupuestarios que las materializan. Y a ese fin se dirigen también las becas de instituciones privadas como la Fundación Caja Madrid, fieles a su vocación de servicio a la sociedad y a su compromiso con la mejora de la calidad de la formación de nuestros jóvenes universitarios.
La beca que hoy habéis recibido debéis valorarla como una oportunidad singular, un acicate en vuestro trabajo y un factor añadido de responsabilidad. Sabéis muy bien que solo unos pocos tenéis el privilegio de recibir estas ayudas pero que el esfuerzo para hacerlas realidad es el fruto de la generosidad de muchos, incluidas desde luego vuestras familias, que han generado el caldo de cultivo que os ha permitido llegar hasta aquí.
Estoy seguro que sabréis responder a la confianza que, tanto la Fundación que os otorga la beca, como la institución que os acoge han depositado en vosotros. Vais a adquirir nuevos e importantes conocimientos que os servirán cuando volváis para posicionaros mejor en un mercado laboral tan competitivo, pero debéis tener siempre presente que el progreso de la sociedad que os ha ayudado a adquirirlo es el verdadero término de este viaje, su corolario esencial.
En ese sentido, cabe decir que sois los transmisores de un esfuerzo que recibís de la sociedad y que a ella devolvéis para reforzar la capacidad investigadora y el tejido productivo de España, acrecentado con vuestro propio afán, empeñado en estos estudios de postgrado que vais a emprender. Así contribuiréis de manera satisfactoria para vosotros y para quienes os ayudan en este camino al progreso y al bienestar de nuestra patria.
No quisiera concluir sin agradecer a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en la persona de su Presidente, su acogida en este magnífico salón de actos, testigo de tantas actividades culturales de la más elevada calidad. Mi enhorabuena a vosotros, becarios, y mis mejores deseos para que vuestra estancia en el extranjero sea todo lo provechosa que esperáis. Y un sincero agradecimiento a la Fundación Caja Madrid por su sostenida actividad en beneficio de la sociedad, de la que son un buen exponente estas cien becas que acabamos de entregar.