T
odos los años, el solemne Acto de entrega de los Premios Nacionales de Investigación nos ofrece, a la Reina y a mí, la ocasión de rendir el debido homenaje de respeto y gratitud a la Ciencia española, de celebrar sus nuevos éxitos y avances.
Al mismo tiempo, nos brinda la muy grata oportunidad de reunirnos con destacados representantes de nuestro mundo científico, para conocer más de cerca su preciada labor y animarles en su admirable, valiosa y sacrificada actividad investigadora.
Una tarea que es, sin duda, una de las más trascendentales para el presente y el futuro de España, como gran Nación moderna y abierta, que aspira a mayores niveles de progreso y bienestar en un mundo cada vez más competitivo y globalizado.
Así lo entiende la Corona, que se siente orgullosa de vuestros logros y plenamente identificada con vuestros afanes y aspiraciones, consciente de la importancia de vuestros esfuerzos y del especial apoyo y estímulo que bien merecen.
La Ciencia es, sin duda, una de las manifestaciones más excelsas de la capacidad humana para entender y mejorar el mundo.
Sus procesos de análisis y explicación nos muestran que la verdad y la novedad surgen, muy a menudo, de un delicado equilibrio entre el reconocimiento del saber establecido y la superación de los límites de ese saber, con ayuda de la razón y de la imaginación.
El progreso del conocimiento requiere, tanto de la soledad reflexiva del investigador de fondo, como de los grandes equipos dispuestos a trabajar coordinadamente, a menudo, a miles de kilómetros de distancia.
Hoy necesita del empleo intensivo de nuevas tecnologías, de grandes infraestructuras para experimentos complejos, o de inmensas bases de datos.
Por todo ello, ha de contar con el decidido apoyo de las autoridades e instituciones públicas y del impulso del sector privado, empresarial y fundacional.
El progreso científico es, a su vez, indisociable de las cualidades de los seres humanos que hacen Ciencia: de su perseverancia y obstinación por descubrir la verdad; de su noble afán por abrir nuevos caminos y compartirlos generosamente; o de su humildad y grandeza para reconocer el error y seguir investigando.
La entrega anual de estos Premios Nacionales es, por ello, una ceremonia que reviste una particular relevancia, pues nos permite exaltar los múltiples méritos de quienes dedican lo mejor de sus vidas a los rigores del trabajo investigador.
Nuestra más calurosa felicitación a todos y cada uno de los Premiados. Sus fecundas trayectorias y relevante labor investigadora les hacen acreedores del reconocimiento de nuestra sociedad.
Les felicitamos por su compromiso con la Ciencia española, que han puesto de manifiesto, a través de un brillante trabajo en sus respectivos campos de especialización, así como mediante la creación de equipos, centros, programas de trabajo y actividades que dotan de dimensión internacional a nuestra Ciencia.
Muchas gracias, y enhorabuena, a los Doctores Don Joan Rodés Teixidor, Don Joan Modolell Mainou, Don Mateo Valero Cortés, Don Andreu Más Colell, y Don José Antonio Pascual Rodríguez, por su quehacer continuado, generoso y prometedor.
Mucho deben a la aportación de nuestros Premiados de hoy, la investigación médica con impacto clínico, el análisis biológico molecular, la arquitectura computacional, la teoría económica del equilibrio general competitivo y el análisis innovador de la historia de la lengua española.
Sus trabajos han contribuido al avance de la Ciencia, a la transferencia de tecnología, al mejor conocimiento del hombre y su convivencia y, en conjunto, al progreso de la Humanidad.
Gracias por su ejemplo de sacrificio y entrega, por su estímulo a las vocaciones investigadoras de las más jóvenes generaciones y por el compromiso con el progreso de España, que entraña su dedicación a la investigación.
La creciente complejidad, interrelación y globalización del mundo, hacen que el desarrollo de la Ciencia sea hoy, más que nunca, un factor absolutamente clave para el mayor bienestar y el desarrollo sostenido de los seres humanos y de nuestra sociedad.
Una sociedad que admira el esfuerzo, el afán de saber y entender, así como la voluntad de trabajar por el bienestar de todos, para afrontar con éxito el futuro.
En las últimas décadas la Ciencia española ha avanzado de forma muy notable, como lo atestiguan sus resultados y la creciente presencia de nuestros investigadores en las mejores publicaciones científicas internacionales.
Sin embargo, todavía debemos recorrer un largo trecho para situar a España, como merece, en primera línea de la investigación a escala internacional. Debemos mantener e, incluso, intensificar el compromiso económico de las distintas Administraciones públicas con la Investigación, el Desarrollo científico y la innovación. Un esfuerzo que ha de venir acompañado por una creciente implicación de las empresas, para rentabilizar el esfuerzo global de España en materia de I+D+i.
Debemos incrementar recursos, programas, elevar la calidad de nuestros centros de investigación, la disponibilidad de infraestructuras de investigación de primer nivel y la presencia española en los centros e instalaciones internacionales de vanguardia.
Hemos de ser capaces de agilizar la gestión de recursos y actividades, y lograr que nuestros jóvenes, desde la infancia, a través de su formación inicial, lleguen a apreciar la importancia de la Ciencia y a sentirse atraídos por los múltiples objetivos y horizontes que les abre.
Finalmente, también reviste una especial importancia que la sociedad tome mayor conciencia del valor del conocimiento científico como parte esencial de nuestra cultura y como herramienta clave para asegurar nuestro porvenir.
Reitero nuestra más sincera y efusiva enhorabuena a todos y a cada uno de los galardonados con los Premios Nacionales de Investigación 2006 y a quienes han colaborado en sus logros.
Vuestro éxito marca la ruta de excelencia de la Ciencia española, y su papel indiscutible en la construcción de un futuro de creciente bienestar para España y para todos los españoles.
Muchas gracias.