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Palabras de Su Majestad el Rey en la ampliación del campus del IESE en Barcelona

Barcelona, 11.01.2007

C

on mucho gusto la Reina y yo hemos querido acompañarles en la inauguración de este nuevo campus del IESE en Barcelona, cuya placa conmemorativa acabamos de descubrir.

Nos alegra sobremanera presidir un Acto que nos permite comprobar el dinamismo de esta institución, cuya evolución hemos podido seguir a lo largo de las últimas décadas.

Vaya por delante nuestra más cordial felicitación al Rector de la Universidad de Navarra, a los Directivos de esta Escuela, al claustro de profesores, así como al personal administrativo y de servicios y, por supuesto, al conjunto de alumnos del IESE, por la feliz terminación de estas espléndidas instalaciones en Cataluña, que permitirán una sustancial mejora de las capacidades docentes e investigadoras de este Centro.

Una felicitación que dirigimos, asimismo, a cuantos profesionales y empresas han contribuido, ya sea mediante su buen hacer o aportación directa, a la realización de estas obras.

Nuestra presencia en este Acto me permite subrayar la importancia que la Corona otorga a cuantas instituciones en España dedican sus mejores esfuerzos a la continua mejora de la formación de nuestros jóvenes y profesionales.

Una tarea básica para que podamos seguir construyendo una España cada día mejor, en un mundo competitivo, marcado por los retos de la globalización.

Contando con la tradición y el dinamismo del tejido económico y empresarial que rodea su sede fundacional en Barcelona, el IESE ha sabido consolidar su proyecto docente y proyectarlo con éxito al resto de España y a numerosos países del mundo. El auge del IESE ha discurrido en paralelo con las décadas de mayor desarrollo económico y social de España, contribuyendo a cubrir las demandas de formación empresarial que ello conllevaba.

En los últimos treinta años, España ha vivido un proceso de crecimiento y modernización sin precedentes en nuestra Historia, convirtiéndose en la octava economía del mundo, con un dinamismo y unas tasas de crecimiento envidiables.

Nos hemos acercado en términos de renta y de bienestar a los países más avanzados de nuestro entorno, somos uno de los principales exportadores netos de capital a nivel mundial, y disponemos de empresas punteras en múltiples sectores que participan en el desarrollo de muchos otros países.

Ello ha sido posible gracias al esfuerzo de todos, en el preciado marco de estabilidad, de convivencia en democracia y libertad, de que los españoles disfrutamos desde hace casi tres décadas, junto a nuestra integración europea y apertura internacional. Un esfuerzo en el que hoy quiero destacar el papel de los profesionales que integran nuestro tejido productivo, reforzado con la savia de sucesivas generaciones de hombres y mujeres, dotados de una formación cada vez más sólida, completa y abierta, gracias a la muy eficaz labor de nuestras Universidades, Centros de Investigación y Escuelas de Negocios.

Entre ellas, destaca de forma especial el IESE, una de las Escuelas españolas de Negocios con mayor arraigo, prestigio y reconocimiento a escala nacional e internacional, cuyo campus de Madrid tuve también el honor de inaugurar en 1991.

Un reconocimiento que ha sabido alcanzar con gran dedicación y esfuerzo, gracias a la permanente búsqueda del rigor académico y a la sólida capacidad de investigación e innovación que distinguen a los programas de esta Escuela, contribuyendo a su creciente difusión por todo el mundo, desde Europa, Estados Unidos e Iberoamérica, hasta África y Asia.

Pero el reconocimiento internacional de esta Escuela de Negocios, con un distinguido claustro de profesores y un alumnado procedente de los cinco Continentes, se fundamenta en la concepción y el contenido humanista y eficaz de la formación que imparte.

Una formación basada en un afán innovador, y en una serie de principios y valores, que le aportan la solvencia y vitalidad de que dispone. A ello se suma, desde 1960, el apoyo y colaboración de la ?Harvard Business School?.

Por otro lado, entiende que la actividad empresarial requiere, por una parte, unos sólidos conocimientos profesionales, y, por otra, una resuelta voluntad de ofrecer soluciones, tanto a las demandas del mercado, como a las necesidades de la sociedad a la que sirve, desde el cumplimiento de su responsabilidad social y el necesario respeto a la dignidad de la persona.

En este nuevo Campus y en esta prestigiosa Escuela, quiero reiterar mi reconocimiento a la extraordinaria labor que desarrollan nuestras Universidades y, con ellas, las Escuelas de Negocios. Ofrecen los necesarios conocimientos técnicos, así como la formación humana y sentido de la responsabilidad social, que requieren los empresarios y directivos de la España y del mundo del siglo XXI.

Con motivo de esta inauguración reitero nuestra más cordial felicitación al Rector de la Universidad de Navarra, a los Directivos de la Escuela, al Claustro Académico, así como al personal administrativo y de servicio, empresas patrono y antiguos alumnos.Dirijo, finalmente, todo nuestro afecto, mejores deseos de éxito y mayor aliento a los actuales alumnos de este Centro, animándoles a que sigan volcando toda la ilusión y esfuerzo que bien merece la valiosa formación que aquí reciben, para ampliar sus perspectivas profesionales y poder servir mejor a la sociedad.

Muchas gracias.

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