S
eñor Gobernador,
Quisiera agradecerle muy sinceramente sus amables palabras y su cálida hospitalidad. Esta cariñosa acogida que se nos ha dispensado a la Reina y a mí y a cuantos nos acompañan, hace que nos sintamos una vez más en casa en este querido Estado de Río de Janeiro, cuya belleza y atractivo son universalmente reconocidos y apreciados.
Si Río es la ciudad maravillosa, como proclama su propio himno, a cuyo encanto todo el mundo se rinde a primera vista, este Estado en su conjunto, es digno de admiración por la decisión y el coraje con los que mira hacia el porvenir.
Los españoles, conscientes de que el mundo de hoy en día es más estrecho y de que no caben ya antiguos obstáculos o barreras, desean estar presentes en el nuevo desarrollo tecnológico de esta sociedad, de la misma forma que han compartido en otras épocas diversas vicisitudes de este pueblo, al que nos sentimos tan unidos y que nos ha acogido siempre con extraordinaria generosidad.
Es así como la tradicional inmigración española de otras décadas se ha visto complementada, estos últimos años, por la presencia de empresas de punta, desde el campo financiero al de la energía o las comunicaciones, que participan en la construcción de ese futuro más próspero que ya ha comenzado a edificar el pueblo brasileño.
Queremos también incrementar nuestra cooperación cultural y educativa, por lo que tenemos programado abrir en un futuro cercano un Colegio Español en Río de Janeiro, institución que pretendemos sea bilingüe y constituya una referencia y un modelo cultural en su manera de entender y abordar la realidad iberoamericana.
Celebremos pues juntos nuestro pasado, hacho de tradiciones y epopeyas compartidas, especialmente este año en que se han conmemorado los 500 años transcurridos desde que Cabral descubriera esta tierra de Santa Cruz que, andando el tiempo, se convertiría en la pujante realidad que es el Brasil de hoy. Pero, conscientes de las muchas cosas que nos unen, celebremos también esa capacidad de respuesta compartida a los muchos retos que hoy día se nos presentan a nuestras sociedades y cuya resolución trasciende irremediablemente los límites nacionales.
Contemplemos juntos ese futuro, con confianza y con firme voluntad de acceder a esas nuevas metas de bienestar y solidaridad.
Señor Gobernador, con ese espíritu, levanto mi copa por vuestra ventura personal, por la construcción de ese futuro mejor y por la prosperidad y felicidad de este querido pueblo que nos es tan cercano.