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uy buenos días en este segundo día de Expohábitat 2000, un día en el que con mucho gusto acudo a la inauguración de este Foro de Inversiones y Cooperación Empresarial, animándoles a aprovechar esta magnífica oportunidad de estimular nuestra mutua colaboración.
Hace poco más de veinte años, pocos podrían imaginar el cambio tan importante que iba a experimentar este país, y que es especialmente dinámico en el área social y económica. Con tasas de crecimiento medio anual en los últimos diez años cercanas al 9%, China es hoy una economía estable, mucho menos afectada por la crisis asiática que otros países de su entorno, globalmente saneada, en la que no existe inflación, con un déficit público reducido y un saldo positivo del PIB en su balanza por cuenta corriente.
Su proceso de modernización se ha visto reforzado por la atracción de grandes volúmenes de inversión extranjera, con incentivos orientados a la de alto nivel tecnológico configurando a China como el primer receptor de inversión de los países en desarrollo y el quinto del mundo.
La integración de Hong Kong, segundo centro comercial y financiero de Asia, bajo la soberanía de la República popular a partir de 1997, ha dotado a China Continental de una zona de alto desarrollo, con una posición estratégica dentro de las economías emergentes de la región, y que es una importante plataforma de penetración en áreas de gran potencial económico, como el Sudeste Asiático, Japón y Corea.
Las oportunidades abiertas por este proceso de reformas se acrecientan con la inmediata entrada de China en la Organización Mundial del Comercio, que abre inmejorables oportunidades a la exportación e inversión, sobre todo teniendo en cuenta los importantes compromisos asumidos por China en materia de reducción arancelaria, de eliminación de barreras no arancelarias y de apertura de sectores estratégicos a la inversión extranjera.
La incorporación de China a la OMC incidirá muy positivamente en el proceso de privatización, liberalización e incentivo de la actividad económica privada, fundamental para la modernización de su estructura productiva. Un reciente informe del Banco Mundial señala que incrementará la cuota de mercado de sus operaciones en el comercio mundial del 3 al 8% entre 1997 y el año 2020, momento en el cual se espera que constituya la primera potencia económica mundial y, en conjunto con el resto de los países asiáticos, el 40% de la producción mundial.
Sin embargo, y a pesar de este escenario tan propicio, la presencia española en China es inferior a la que le correspondería por su nivel de desarrollo y su posición global en la comunidad internacional.
España es hoy un país moderno y próspero, avanzado tecnológicamente, solidario y comprometido, que ocupa una posición de vanguardia en la Unión Europea. El crecimiento medio anual de la economía española fue en los dos últimos años un 35% superior al de la OCDE y un 43% superior al del conjunto de la UE durante el período 1995-99. España ha experimentado en las últimas décadas importantes transformaciones en el ámbito político, social y económico, consolidadas tras su incorporación en 1986 a la Unión Europea. Es un país cuyas empresas están reforzando y ampliando su proyección al exterior en Europa, en el Mediterráneo y en Iberoamérica.
Mi país ocupó en 1999 el sexto lugar en el ranking mundial de países inversores, con un incremento del 242% respecto a 1998 y se constituyó como el primer inversor en Iberoamérica. Sin embargo, como ya han oído y les recuerdo, la cifra de inversiones españolas en China representó en 1999 tan sólo el 0,01% del total, lo que supone que apenas unas docenas de las más de 150.000 empresas con capital extranjero que actualmente operan en China son españolas.
En el último lustro las empresas españolas están demostrando un importante y creciente interés por China, que supone para la actividad de los empresarios españoles un horizonte prometedor, tanto por el tamaño de su mercado como por sus excelentes previsiones económicas, altamente propicias para el crecimiento de los intercambios comerciales y de inversión entre nuestros dos países.
China, en definitiva, no puede ser ignorada por ninguna empresa competitiva con visión de futuro. Su gigantesco esfuerzo en la adaptación de sus estructuras productivas de distribución y comercialización, favorece una cooperación a la que nuestras empresas desean aportar su experiencia en otros mercados, y en la que quieren compartir riesgos y beneficios.
Las empresas españolas desean establecer un marco de cooperación e incrementar sus vínculos con las chinas, haciéndolos más duraderos. España puede aportar a este proceso no sólo su competitividad y capacidad tecnológica, sino también sus posibilidades como plataforma de entrada en otros mercados en los que ha desarrollado una gran experiencia, como el de la Unión Europea y el de Iberoamérica.
Consciente de esta situación, el gobierno español ha expresado su firme voluntad de potenciar las relaciones con China, para incrementar la presencia española en esta nación, que agrupa cerca de 1.300 millones de habitantes y que cuenta con un PIB de más de 1,1 billones de dólares.
España ha reforzado los intercambios bilaterales mediante el otorgamiento de créditos concesionales a través de una serie de Acuerdos Financieros que se iniciaron a mediados de los años ochenta, y se han completado en los de mayo de 1997, en el que España se comprometió a poner a disposición de los Gobiernos de la República Popular China la cantidad de 600 millones de dólares de crédito mixto para el período 97-98, y el firmado en noviembre de 1998 con motivo de la visita del Vicepresidente del Gobierno español por valor de 700 millones de dólares.
La voluntad de acercamiento que las dos naciones vienen mostrando desde hace varios años, se refleja asimismo en la suscripción en 1980 de un Convenio para Evitar la Doble Imposición, vigente desde mayo de 1992, y en la firma, ese mismo año, de un Acuerdo de Promoción y Protección Recíproca de Inversiones, que entró en vigor en mayo de 1993.
Por otra parte, las visitas de Sus Majestades Los Reyes de España a China en 1995, y del Presidente Jiang Zemin a España en 1996, así como la más reciente del Presidente del Gobierno, en junio de este año, manifiestan, al más alto nivel, el interés de nuestros dos países por incrementar su comprensión mutua y disfrutar de sus beneficios.
Tras el gran esfuerzo realizado a través de los sucesivos protocolos financieros y de la EXPOTECNIA celebrada en Pekín en 1994, que reunió a 185 expositores españoles y más de 26.000 visitantes del mundo empresarial, EXPOHÁBITAT, y el Foro de Inversiones y Cooperación Empresarial que hoy se inaugura, ofrecen la nueva imagen innovadora, avanzada y de calidad de la empresa española, y suponen un esfuerzo inicial, que necesariamente debe continuar e incrementarse en el futuro.
En este sentido, el Instituto Español de Comercio Exterior, como apuesta estructural y de futuro, está trabajando en el desarrollo de un conjunto de actuaciones que configurarán un Plan de Seguimiento a medio y largo plazo, con el objetivo de poder configurar unas relaciones más profundas y equilibradas entre nuestros países y sociedades y alcanzar así el grado de presencia bilateral que corresponde a dos economías como las de China y España.
Quisiera felicitar a las instituciones y personas que han venido trabajando a un ritmo tan intenso durante estos meses para hacer realidad el éxito de este encuentro, y desearles a los empresarios participantes en este Foro de Inversiones y Cooperación Empresarial de EXPOHÁBITAT el éxito que merece su interés en promover un marco más amplio y directo de relaciones recíprocas.
Deseo, finalmente, expresar mi agradecimiento a las Autoridades chinas y a todas las entidades que han hecho posible este acontecimiento, especialmente al Ministerio de Comercio Exterior y Cooperación Económica y al Consejo Chino para la Promoción del Comercio Internacional, que han colaborado tan intensamente con las Autoridades españolas en su organización.
Gracias y mucho éxito a todos.