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uiero que mis primeras palabras sean de felicitación a los organizadores y promotores de este Congreso, y de saludo y bienvenida a todos sus participantes. En un día en que además nos congratulamos todos por los 50 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Hace tiempo que sigo con interés la evolución del voluntariado y sus actividades. Cada vez estoy más convencido de que el crecimiento de este movimiento es una de las palancas esenciales con las que vamos a poder abrir los puentes de un mundo nuevo en el siglo que está a punto de comenzar.
Fundo esta convicción en dos datos que me parecen significativos. En primer lugar, el voluntariado es un compromiso libre con una tarea de solidaridad, un valor que se dibuja como fundamental para gestionar el futuro. Además y en segundo lugar, a esta tarea se está incorporando un número cada vez mayor de jóvenes, que por serlo le infunden una dinámica de optimismo que plantea incansablemente más altas metas y aporta el entusiasmo necesario para alcanzarlas.
Avistamos un horizonte distinto, cuyos protagonistas van a ser los agentes y propuestas propiamente sociales, que van imponiéndose en todos los campos: en la economía, la cultura, la defensa de los derechos humanos, y en las fórmulas de entendimiento y cooperación que superan las barreras geográficas, ideológicas y étnicas, y en las desigualdades sociales.
No debemos temer esta novedad, sino más bien alentarla. Es una riqueza que renueva los marcos y rutinas de la civilización actual, ayudándole a asumir los retos del tiempo que viene y a asentar y ampliar los principios que promueve: la justicia, la paz, la seguridad, la igualdad y, en definitiva, la auténtica democracia, de todos y para todos.
Este es el telón de fondo del I Congreso Europeo del Voluntariado, que celebro tener ocasión de inaugurar, y que nos plantea dos temas de gran calado. Primero, que Europa es también un proyecto social. Segundo, el papel que los jóvenes pueden y deben tener en este proceso.
Los temas que van a tratar las comisiones de trabajo de esta reunión os marcan el camino a seguir mediante una secuencia de conceptos clave: iniciativa y creatividad para afrontar una serie de demandas sociales en continua expansión, necesidad de una especialización y formación permanente para solventarlas, consolidación del movimiento asociativo que garantice la eficacia de vuestra tarea, vías de colaboración y diálogo con los sectores públicos y privados, conocimiento y experiencia de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
Son éstos los recursos que os permitirán participar activamente en el marco de las políticas de desarrollo comunitario y economía social, fomentar una cultura de eficiencia en la gestión y equidad en la solución de las necesidades básicas de vuestra comunidad, y aprovechar las nuevas oportunidades de servicio voluntario en el marco europeo.
Una adecuada organización y funcionamiento de vuestras actividades es, sin duda, imprescindible, e impone deberes y compromisos concretos que no pueden desatenderse sin poner en peligro su labor y la de cada uno de sus miembros.
Pero la labor del voluntariado va más allá. Nace y se perfecciona en el terreno de unos valores que le dan autenticidad y sentido. Por eso veo con especial satisfacción la edición del Código Ético del Voluntariado, auténtico "libro de instrucciones" o manual de vuestro quehacer, del que quiero destacar, como especialmente útiles para el desarrollo del movimiento voluntario, las que se refieren al respeto a la dignidad humana, la preocupación por el desarrollo integral como personas de cada uno de aquellos a quienes os dirigís, el compañerismo y espíritu de equipo, y un espíritu abierto a la cooperación con otras organizaciones y sus voluntarios.
Este último punto es importante, porque venís aquí a intercambiar informaciones, a dialogar con mutuo respeto y aprender de vuestras respectivas experiencias, contribuyendo a reforzar la importancia y efectividad de las organizaciones en que trabajáis y su mutua cooperación, que son las claves del éxito que juntos perseguís.
Junto con mis mejores deseos a los distinguidos presidentes y ponentes de cada una de estas sesiones, deseo también animar a las Administraciones Públicas, tan dignamente aquí representadas, a seguir apoyando y facilitando la acción del voluntariado, para promover la responsabilidad de todos los ciudadanos a la hora de proyectar en la realidad de cada día la preocupación social que todos hemos de sentir como propia.
Con mi agradecimiento por haber sido invitado a presidir este acto tengo el honor de declarar inaugurado el Primer Congreso Europeo del Voluntariado.