-
Excmo. Señor Rector Magnífico de la Universidad Jaguellonica.- Miembros del Claustro.
Quiero, ante todo, Señor Rector, agradecerle a Usted, a los miembros del Claustro, profesores y alumnos, su cálida acogida y la oportunidad que me han brindado de conocer mejor la brillante historia, el espléndido presente y el prometedor futuro de la Universidad de Jaguellonica.
Me alegra encontrarme hoy, en mi primera visita a Polonia, con todos Ustedes en este extraordinario Collegium Maius, cuyos muros se han impregnado de la vida de la Universidad durante los últimos seiscientos años. Y particular satisfacción me produce que esta visita coincida con las celebraciones de su jubileo. Permítanme sumarme a la conmemoración dejando constancia de mi admiración y mi respeto por el importante papel que la Universidad ha desempeñado desde su fundación en la historia de Polonia: tanto por haber simbolizado siempre la excelencia académica como por la determinación mostrada en todo momento para preservar y fortalecer la identidad nacional, aun pagando por ella, no pocas veces, un alto precio.
Los corazones de España y Polonia contradicen su lejanía geográfica. Están muy cerca el uno del otro. Perteneciendo al mismo espacio europeo, herederos de la misma tradición cultural y comprometidos con los mismos valores, nuestra distancia física ha sido siempre compensada por nuestra proximidad anímica.
Esta Universidad contribuyó al entendimiento entre nuestros dos pueblos de forma destacada.
Por un lado, el prestigio que muy pronto alcanzó en el campo del Derecho de Gentes atrajo a no pocos juristas españoles. Unos, tras enseñar varios años en la Jaguellonica, regresaron a España enriquecidos por su experiencia. Otros permanecieron en Polonia, donde se establecieron definitivamente y llegaron a ocupar cargos importantes en la Corte. Un ejemplo significativo de estos tempranos transterrados es el de D. Pedro Ruiz de Moros, aragonés de Alcañiz, discípulo de Andrea Alciato, que después de enseñar Derecho Romano durante más de nueve años pasó al servicio del Rey Segismundo Augusto como Consejero Jurídico. Su caso ilustra la calidad de la acogida y la mentalidad abierta de la Corte Polaca.
Otra de las maneras de apreciar la intensidad del interés por lo español en la Polonia de aquella época es comprobar la importancia, en número y calidad, de las colecciones de libros españoles, publicados en España, que hay en los fondos bibliográficos de la Universidad Jaguellonica. Uno de sus mejores exponentes, sin duda, es la llamada "Biblioteca Volsciana", integrada por los más de 1.300 volúmenes reunidos por Piotr Dunin-Wolski entre 1561 y 1573, durante su estancia en España como Embajador del Rey de Polonia ante Felipe Il. El Instituto Cervantes de Varsovia acaba de publicar, en colaboración con la Biblioteca de la Universidad, el Catálogo de la Biblioteca Volsciana para hacer más accesible a los investigadores ese tesoro bibliográfico.
Tiene, en consecuencia, la Jaguellonica una larga tradición de interés por las cosas de España que ha hecho de Cracovia cita obligada y lugar de encuentro de hispanistas en general e investigadores del Siglo de Oro en particular. Esta tradición se expresa hoy en la Cátedra de lberística de la Universidad, a cuyos responsables, profesores y alumnos quiero hacer llegar mi agradecimiento y mi estímulo, para que sigan manteniendo vivo ese interés que tanto ha hecho por acercar a nuestros dos países.
La Universidad Jaguellonica ha sido pues, desde su fundación, un lazo de unión entre España y Polonia. Un puente que ha ayudado a establecer y consolidar la simpatía y la sintonía entre intelectuales y políticos de los dos países.
Entonces, si tanto nos unía en el pasado, en un mundo en que la lejanía era un obstáculo cierto, ¿qué puede depararnos el futuro en una Europa abierta, integradora e inserta irreversiblemente en la globalidad?
En España estamos convencidos de que, hoy aún más que ayer, lo que nos une a Polonia es abrumadoramente más importante que lo que pudiera separarnos. Creemos que el nuevo escenario político y económico con el que entramos en el tercer milenio nos ofrece la ocasión de traducir nuestras similitudes en oportunidades concretas de cooperación y que debe estar en el ánimo de nuestros dos países desarrollar unas relaciones cada vez más provechosas. Nos interesa ese objetivo común.
Y es mucho lo que compartimos.
Compartimos el legítimo orgullo de una historia milenaria en la que, como he dicho, ha fluido una corriente de simpatía y coincidencia entre nuestras dos naciones.
Compartimos también la experiencia reciente de una transición democrática, de una recuperación de las libertades y de haber debido y sabido reconstruir un marco de convivencia basado en la tolerancia y el respeto a los demás.
Ni España ni Polonia, por razones ligadas a nuestra historia reciente, participamos en las primeras etapas del proceso de construcción de la nueva Europa. Por eso mismo Europa es para nosotros mucho más que un simple mercado. Es una referencia de valores, un complejo y trascendental proyecto de integración política y económica, uno de cuyos ejes fundamentales debe seguir siendo la cohesión económica y social. En este proyecto europeo nos involucramos por historia y convicción, y a su fortalecimiento queremos contribuir porque ésa es la mejor manera de defender los intereses de nuestros ciudadanos.
Estas son, expuestas brevemente, las razones de fondo que explican la firme voluntad de nuestros dos Gobiernos de desarrollar una relación especial y privilegiada. Y el mecanismo parece claro, traducir nuestras similitudes, como decía antes, en acciones concretas de cooperación aprovechando las oportunidades que nos proporciona el nuevo escenario. Hoy, ya aliados en la OTAN; mañana, socios en la Unión Europea.
Por esas mismas razones, España quiere ver a Polonia lo antes posible como socio pleno en la Unión Europea. Esa incorporación nos procurará la gran oportunidad histórica de desarrollar nuestras relaciones bilaterales e inaugurar un nuevo marco en el que la potencialidad de nuestras semejanzas tenga inmediatas acciones prácticas en términos de cooperación política y económica.
Si nuestra relación no crece más deprisa, se debe exclusivamente a que no nos conocemos todavía lo suficiente. La imagen que en España tenemos de Polonia aún es incompleta, como lo es la que de España hay en Polonia. Ese déficit de conocimiento mutuo es con toda seguridad el principal obstáculo para poder aprovechar todo el potencial existente entre nuestros dos países.
Y esa es la razón por la que hemos aceptado, muy agradecidos, la invitación que nos ha hecho la Feria Internacional de Poznan para acudir como invitados de honor a la edición que se ha inaugurado esta mañana. Nuestro país ha hecho en esa Feria un gran esfuerzo para mostrar a nuestros amigos polacos la realidad actual de España, que está entre los diez países más industrializados, que es líder en no pocos sectores, además del turístico y que tiene una de las tasas de crecimiento más altas de la Unión Europea. Un socio tecnológico, comercial y financiero fiable y que puede aportar a Polonia un saludable elemento de diversificación de sus relaciones económicas exteriores. Un socio, por otra parte, que tiene todavía fresca la experiencia del ingreso en la Unión Europea, así como los sacrificios y ajustes que supuso. Un socio que está dispuesto a compartir esa experiencia para ayudar a Polonia a reducir el coste del proceso de modernización, facilitar la adscripción de recursos y acortar los plazos de adaptación.
Estamos seguros de que un mejor conocimiento recíproco acelerará sustancialmente el crecimiento de nuestras relaciones. Confiamos en que nuestra presencia en la Feria de Poznan, unida a la celebración en Varsovia de un Foro de inversiones que reunirá a un centenar de empresarios de los dos países, nos permitirá difundir adecuadamente la imagen de la España de nuestros días y estimular los intercambios, de forma que la buena relación política que mantenemos se vea complementada con un nivel de relaciones económicas acorde con el amplio índice de intereses que compartirnos.
Ese mismo esfuerzo estamos haciéndolo también en todos los demás ámbitos de nuestras relaciones, para acercar a nuestras sociedades y asentar sobre ese mejor conocimiento una asociación estable, fructífera y duradera.
Déjenme confiar en que, hoy como ayer, la Universidad Jaguellonica asumirá su cuota de empeño y contribuirá también a que nos conozcamos cada vez mejor, siendo fiel a su tradición y al cariño y la simpatía con que siempre se han visto, desde Cracovia, las cosas de España.
Yenculle barso panu Rektorovi i fsistkim panstfu, za zainteresovanie i goronce psiyeche
Muchas gracias.