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os actos simbólicos encierran tras ellos, por la naturaleza misma de su carácter, un significado mucho más rico que el que refleja su apariencia. Esta entrega de becas de postgrado de la Fundación Caja Madrid que acabamos de realizar tiene para quienes las han recibido, y para todos cuantos estamos aquí hoy, un hondo sentido más allá de su solemnidad formal.
La inquietud, el deseo de saber más, de entender mejor, es la palanca que más directamente transporta a un hombre o una mujer joven hacia la madurez, hacia su plenitud como persona. Estos 55 jóvenes licenciados universitarios que, tras una carrera sin duda brillante, buscan ahora perfeccionar sus conocimientos y ampliar sus horizontes, están en el honroso grupo de quienes no se contentan con lo bueno, sino que buscan lo mejor. Ningún lugar más adecuado para celebrar este acto, que es en definitiva un homenaje a la formación excelente, que esta Academia de Ciencias Morales y Políticas, donde tanta sabiduría, y en tan alto grado, se acumula y se reparte.
Por todo ello, me resulta especialmente satisfactorio estar hoy aquí y entregar, junto con la Princesa, las becas que en la convocatoria de este año 2005 ha puesto la Fundación Caja Madrid a disposición de quienes sienten ese deseo de perfeccionar su formación en Centros altamente cualificados del extranjero. No están tan lejos los años en que yo, tras terminar mis estudios universitarios busqué ese mismo valor añadido que aportan los estudios de postgrado en Centros de excelencia. Y tampoco la Princesa tiene tan lejos el tiempo en que, como ha recordado oportunamente el Presidente Miguel Blesa, obtuvo una beca de la Fundación para el 5º curso de carrera junto a la Agencia Efe.
España se enfrenta hoy, como tantos países, al reto formidable de la competitividad en un mundo globalizado. Se dice y se oye repetidamente, pero es que no podemos soslayarlo, es una batalla de la que únicamente cabe salir victorioso, pues lo contrario entraña graves y negativos efectos para nuestro progreso como Nación y para el desarrollo de nuestra sociedad. Pues bien, el secreto para ganar esa batalla está en una estrategia triple y a la vez sencilla: formación, formación, formación. Lo cual significa mucho, mucho esfuerzo, intelectual, financiero y organizativo.
Soy un convencido de que ante el desafío de la competitividad, las armas más eficaces están en la preparación de nuestros hombres y mujeres, en el uso y desarrollo de las tecnologías más avanzadas, en la capacidad de innovación y creatividad; en suma, en la formación excelente de un cada vez mayor número de españoles.
No creo que haya una inversión social más sólida y rentable para un país que la que se destina a la formación de sus ciudadanos. Poderes públicos, y entidades privadas con vocación de servicio a la sociedad, deben aunar esfuerzos y coordinarse en esa tarea para lograr juntos los mejores resultados.
Fiel a la vocación de su entidad fundadora de llevar a cabo una acción social y cultural sostenida en el tiempo y apoyada en una generosa aportación de recursos, la Fundación Caja Madrid ha desarrollado en pocos años un importante programa de becas, entre las que destacan claramente las que hoy hemos entregado. Es una política que merece la gratitud no solo de sus beneficiarios directos, sino de toda la sociedad, que es la que en última instancia recoge sus frutos.
Esa sociedad, queridos becarios, espera mucho de vosotros, porque estáis entre los mejores. Vais a vivir una experiencia enormemente enriquecedora en las Universidades y Centros que habéis elegido para vuestros estudios de postgrado y en los países en los que están ubicados.
Buscad el aprovechamiento en vuestros estudios; abrid los ojos, los oídos y la mente a todo aquello que inquiete vuestra inteligencia o incite vuestra curiosidad; asimilad y madurad lo que de bueno tenga todo lo nuevo que encontréis, de tal manera que el bagaje con el que retornéis no solo os sirva a vosotros para alcanzar el desarrollo personal y laboral que deseáis, sino que también se derrame por el tejido de nuestra sociedad permeándolo con el valor añadido de los conocimientos adquiridos. Así satisfaréis vuestras legítimas aspiraciones profesionales y contribuiréis a la vez al progreso de la sociedad que, a través de la institución que os concede esta beca, os ha ayudado a perfeccionar el nivel de formación que vuestra preparación, vuestro esfuerzo y vuestra propia inquietud intelectual estaban demandando. Ahora bién, allá donde vayáis con esta beca no solo vais a recibir algo, también vais a ser portadores de una imagen y un mensaje que identificará a nuestro país. Hacedlo con dignidad y orgullo.
Tras la finalización de los estudios de postgrado que vais a llevar a cabo en el próximo año académico, la mayoría de vosotros daréis por cerrada vuestra etapa de estudiantes y accederéis al abanico de opciones que se os abren en el mercado laboral, incluidas las opciones que vuestra propia capacidad de aprendizaje esté en condiciones de producir. Tenéis, por juventud y vocación, un enorme depósito de energía creativa que deberá entonces salir al exterior.
Empleadla, cada uno en el sector que elija, para poner vuestro grano de arena, que nunca será demasiado pequeño, para fortalecer en nuestra España lo que juntos tantos se afanaron por construir. Al hacerlo estaréis reforzando el disfrute colectivo de una mayor prosperidad, y también de una mayor solidaridad y una mayor justicia.
Y recordad también que cada uno de vosotros sois los beneficiarios individuales del esfuerzo compartido de muchas personas, en vuestras familias y en las instituciones. Pensad que quizá ellas no tuvieron las oportunidades que se os brindan a vosotros, pero su esfuerzo acumulado las ha hecho posibles. Por eso, cuando volváis de vuestro período de formación, tened presente ese esfuerzo de generosidad y renovad también vosotros ese compromiso con las generaciones que os sucederán.
Enhorabuena a todos y nuestros mejores deseos para vuestro futuro. Enhorabuena también a la Fundación Caja Madrid por su labor en favor de la cultura y la educación, que tiene en su política de becas un brillante exponente.
Muchas gracias.