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uiero expresaros mi profunda satisfacción por encontrarme en este momento entre vosotros, Alcaldes y demás representantes de las entidades locales de Navarra.
Entre todas las instancias y organismos de que disponen las Administraciones Públicas para cumplir con sus fines, los Ayuntamientos, como bien sabéis, son las instituciones más próximas al ciudadano, las que antes perciben las preocupaciones y los problemas que sienten sus vecinos, y las que mejor saben administrar y aplicar a los casos concretos las medidas y las soluciones para que redunden en bien y provecho de la comunidad.
Uno de los principios básicos en que se ha asentado históricamente el régimen foral propio de Navarra ha sido el de la autonomía municipal. Y esta peculiaridad, mantenida a lo largo del tiempo y proclamada y recogida en nuestra Constitución, sigue siendo una característica esencial de la realidad actual de Navarra y una clave de su ejemplar vertebración territorial y social, construida siempre con formulas originales y directamente vinculadas a las tradiciones y realidades vecinales.
Las ciudades y pueblos de Navarra han registrado en las últimas décadas una impresionante transformación urbana y humana, que ha traído como consecuencia una importante mejora y ampliación de los servicios que proporcionan bienestar y calidad de vida a sus ciudadanos. Hoy podemos afirmar que los habitantes de Navarra, vivan en una ciudad o en poblaciones medianas y aun pequeñas, cuentan con niveles muy similares de servicios, de prestaciones y de facilidades para su vida familiar, sus necesidades sociales, su trabajo o su tiempo de ocio.
Y si este gran avance se ha producido, no ha sido sólo porque se hayan destinado importantes sumas de dinero o se hayan aplicado técnicas y métodos avanzados a la gestión de estos servicios, sino, sobre todo, porque al frente de las entidades locales de Navarra, de sus Ayuntamientos y de sus Concejos, ha habido personas ejemplares como vosotros, que dedicáis lo mejor de vuestro tiempo, con empeño, ilusión y generosidad, con importantes sacrificios personales y familiares, para lograr que vuestro pueblo, que vuestra ciudad, mejore cada día más, y sea cada vez más habitable.
Os felicito por los muchos logros alcanzados y os expreso mi admiración por el espíritu de servicio y de entrega permanente que os anima.
Sé que, en los últimos tiempos, a vuestras preocupaciones habituales por conseguir lo mejor para vuestras localidades y para cuantos en ellas habitan, se ha sumado una negra y dura amenaza. Quienes promueven la violencia terrorista y pretenden aniquilar nuestro régimen de libertades ven como enemigos especialmente peligrosos a quienes ejercéis el servicio a los ciudadanos desde la base, con convicciones democráticas y con espíritu firme y decidido.
Vuestro testimonio personal, que constituye un ejemplo inequívoco para el conjunto de la población, es un obstáculo para sus pretensiones. Por eso arremeten contra él con violencia y amenazas. Hoy quiero agradeceros muy especialmente a todos, Alcaldes y Concejales, el impagable servicio a la defensa de las libertades y a la democracia que cumplís manteniendo, con naturalidad y convicción, nada fáciles en muchas ocasiones, vuestro compromiso valiente con la institución que encarnáis, con vuestro pueblo, con Navarra y con España.
Os animo a todos a que sigáis trabajando con ese espíritu envidiable, emprendedor y resuelto que veo en vosotros, para mejorar día a día la convivencia y las infraestructuras y servicios que la facilitan en vuestras ciudades y pueblos. Haciendo honor, como hasta ahora, a vuestra condición de navarros y a la representación de vuestros conciudadanos que tan legítimamente ostentáis y tan diligentemente ejercéis.
Muchas gracias a todos.