A los jóvenes, futuros directivos, saludo también a todos los directivos que os habéis reunido en Sevilla y representáis a más de 150.000 directivos de toda España.
Muy buenas tardes y sea muy bienvenida esta nueva oportunidad de venir a Sevilla, a este impresionante Palacio de Exposiciones y Congresos. Siempre me alegra mucho volver a visitar esta ciudad tan querida y llena de recuerdos, y tan ligada a mi familia. No son pocas, por fortuna, las ocasiones que me permiten hacerlo; pero esta ─y quiero remarcarlo─, es la primera vez que visito Sevilla como Rey, aunque sí había venido ya a Andalucía, incluso en un par de ocasiones desde el 19 de Junio.
De manera que gracias a los sevillanos y a todos los andaluces por vuestra acogida hoy y por la que siempre brindáis a la Corona; personalmente, han sido constantes en mi vida los sentimientos de cariño y de reconocimiento que he recibido en esta tierra, que sabéis son mutuos.
Y gracias también, claro, a CEDE por invitarme a participar una vez más en su congreso anual ─y presidir este acto de clausura. Sin duda me alegra que esta primera visita a Sevilla esté ligada a algo tan positivo como la promoción del buen hacer y la excelencia de los directivos y ejecutivos españoles, y, con ello, del crecimiento de nuestra economía y el bienestar de nuestra sociedad.
Durante lustros —de hecho desde vuestro II Congreso celebrado en 2001— he sido testigo y partícipe de la gran labor que realizáis y, en esta oportunidad tan especial, 13 años después, no solo quiero mostraros mi agradecimiento, sino también todo mi apoyo. Pues el trabajo eficaz de los directivos es clave para impulsar un tejido productivo que sea fuerte, ágil y competitivo, que tenga capacidad para generar puestos de trabajo y prosperidad para todos.
Señoras y señores,
Este Congreso lleva por lema La globalización del directivo. Desde sus orígenes, CEDE ha tratado de estimular un mayor conocimiento de los nuevos mercados que traspasan fronteras y que exigen un compromiso muy claro y decidido con la proyección y presencia internacional de nuestra economía, de nuestras empresas. Un conocimiento y una visión que deben ir acompañados por el desarrollo de liderazgos directivos capaces de abarcar plenamente esas nuevas dimensiones de negocios y actividades.
Vivimos tiempos en los que, efectivamente, los nuevos negocios son ya muy diferentes de los que configuraron las sociedades industriales del pasado; y en los que la anticipación, la innovación permanente y la calidad, la sensibilidad y atención al cliente, serán herramientas esenciales para enfrentarnos con éxito a los nuevos retos de la competitividad.
"...los directivos tenéis que ser una referencia no sólo para vuestros colaboradores, sino también para el conjunto de la sociedad..."
En este contexto novedoso no debemos perder de vista las ventajas ─o el auténtico “capital”─ que representan temas y retos como son la identificación, captación y ubicación adecuada del talento; la experiencia y el aprendizaje continuo, o la capacidad de adaptación y flexibilidad ante los cambios que cada vez sorprenden y se aceleran más. Cosas que son y serán, obviamente, muy importantes para todos, en cualquier trabajo o actividad a los que nos dediquemos.
La realidad de un mundo que no para de intensificar su complejidad e interconexiones globales de todo orden, con unos horizontes económicos cada vez más amplios y competitivos, requiere de hecho nuevas maneras de dirigir y de emprender; requiere una permanente actualización de la acción directiva. Dicho de otro modo, la globalización económica requiere, en cierta manera, la propia “globalización de la acción directiva”.
El lema del Congreso encierra así una concepción del directivo que no se limita a lograr objetivos de dimensión local ─por otro lado totalmente necesarios─ sino que ambiciona abrazar la realidad completa del mundo y comprende que ése es el camino necesario. Encierra también la necesidad de preocuparnos por los criterios, las reglas y las maneras con que se encara cada una de las nuevas iniciativas, ya que la profesionalidad y el saber hacer refuerzan indudablemente la proyección de las empresas en los nuevos mercados.
Las compañías confían en la acción directiva como guía y fuente de nuevas oportunidades y proyectos. El papel de los directivos en la dinámica social y económica es determinante a la hora de contribuir a la confianza colectiva desde la que se puedan superar los diferentes desafíos. Los directivos tenéis que ser una referencia no sólo para vuestros colaboradores, sino también para el conjunto de la sociedad. Desde esta actitud podréis difundir con mayor eficacia las buenas prácticas y los mejores valores en los profesionales de cualquier ámbito.
Gracias, por tanto, por vuestro compromiso con todo lo que conlleva el buen hacer empresarial, pues solo con esta forma de proceder podremos afianzar también el crecimiento económico y la cohesión social.
Conocéis bien, y os lo he manifestado en ocasiones anteriores, la confianza que me produce saber que nuestra sociedad cuenta con una comunidad de directivos a la altura de las nuevas exigencias globales. Hoy os animo a que sigáis en esta dirección de perfeccionamiento y de permanente mejora en vuestras aptitudes.
España lo merece y lo necesita… Os necesita.
Con estas palabras y con mis mejores deseos para todos, tengo ahora el honor de clausurar este Congreso de CEDE “La globalización del directivo”.
Muchas gracias.