Es siempre una satisfacción darle la bienvenida a España, Presidente Abbas, junto a la importante delegación que le acompaña. Y me alegra poder darle nuevamente −en esta ocasión como Rey de España− testimonio de la cercanía de la Corona, las instituciones y, sobre todo, del pueblo español con el pueblo palestino.
La Reina y yo guardamos un recuerdo imborrable de nuestra visita −como Príncipes de Asturias− a Palestina en abril de 2011. Igualmente, fue un placer saludarle hace unos meses en Jordania, durante el Foro Económico Mundial sobre Oriente Medio y el Norte de África.
La sociedad española tiene un hondo sentido de la justicia que la ha llevado a mostrar una sensibilidad especial por las legítimas aspiraciones del pueblo palestino. Ello ha motivado una posición firme y constante de España en favor de una solución de los Estados Democráticos, Israel y Palestina, que vivan uno al lado del otro en paz y dentro de fronteras seguras y reconocidas.
Por eso quiero compartir hoy, Sr.Presidente, el recuerdo y la reivindicación del espíritu de la Conferencia de Paz de Madrid de 1991. En esta misma sala nació hace 26 años la ilusión de una paz histórica entre palestinos e israelíes; entre árabes y judíos, de un diálogo y convivencia constructivos para lograr y consolidar ese noble objetivo, tan necesario y largamente anhelado para la región de Oriente Medio en su totalidad. Una región que, en general −recordemos−, todavía padece conflictos y enfrentamientos abiertos que generan tanto sufrimiento, conmueven a todo el mundo y que a todos nos hacen sentirnos comprometidos a ayudar en la búsqueda de soluciones y acuerdos que traigan definitivamente la paz, y que ésta permita el necesario desarrollo y bienestar a la región.
Tantos años después la esperanza sigue en pie, y seguimos convencidos de que no hay alternativa al planteamiento de paz de Madrid: el de dos Estados para una paz sostenible y duradera. Solo así podrán atenderse de igual forma las legítimas aspiraciones de ambas partes, la soberanía palestina y la seguridad israelí, la de ambos. No habrá una sin otra, soberanía y seguridad, pues son las dos caras de la misma moneda. Y solo se podrá lograr si se dan los pasos necesarios para construir, bajo ese planteamiento y aspiraciones, un clima de confianza y de respeto mutuos.
"...tantos años después la esperanza sigue en pie, y seguimos convencidos de que no hay alternativa al planteamiento de paz de Madrid: el de dos Estados para una paz sostenible y duradera. Solo así podrán atenderse de igual forma las legítimas aspiraciones de ambas partes, la soberanía palestina y la seguridad israelí, la de ambos. No habrá una sin otra, soberanía y seguridad, pues son las dos caras de la misma moneda. Y solo se podrá lograr si se dan los pasos necesarios para construir, bajo ese planteamiento y aspiraciones, un clima de confianza y de respeto mutuos..."
En la era de negociaciones que entonces arrancó, aún con las dificultades y las frustraciones, los avances y retrocesos −que hubo y que hay−, y con el lógico apremio ante un reto y una necesidad tan grandes, los años transcurridos no han sido años malgastados. Bajo la dirección de vuestra Excelencia y, previamente, bajo la del Presidente Arafat, se ha construido una estructura administrativa y unas instituciones capaces y preparadas para dirigir el destino del pueblo palestino. Es una labor paciente que merece nuestro reconocimiento. Así, Palestina cuenta hoy con un servicio exterior comprometido, como pudimos comprobar una vez más en julio pasado cuando los embajadores palestinos acreditados en países europeos y ante organismos internacionales se reunieron de nuevo en Madrid.
Durante estos años, Palestina ha sido una prioridad de la cooperación española para el desarrollo. Trabajamos juntos en proyectos de apoyo institucional, en materia de derechos humanos, en políticas de género y en la promoción de oportunidades económicas.
Por otro lado, España siempre ha sido consciente de la importancia de la integración regional en ese espacio compartido que es el Mediterráneo. Por ello, Sr.Presidente, poco después de la Conferencia de Madrid y de los acuerdos de Oslo, España lideró el llamado “Proceso de Barcelona” que alumbró la asociación euro-mediterránea para fomentar la cooperación regional y el acercamiento entre las sociedades de ambas orillas.
Hoy Barcelona acoge la sede de la Unión para el Mediterráneo, heredera de esa iniciativa, único foro regional en el que participan tanto palestinos como israelíes. Confiamos en que la cooperación en proyectos concretos y el renovado diálogo político de los foros ministeriales contribuyan a avanzar en el proceso de paz. Es y seguirá siendo una prioridad de España la construcción en el Mediterráneo de un espacio de seguridad y prosperidad en el que contamos con la valiosa contribución palestina.
Sabemos que en este proceso de paz en Oriente Medio no nos encontramos ante un desafío de negociación técnica sino frente a uno de voluntad política. Es imperativa una confianza recíproca que no se logra solo con el tiempo. Esta confianza conforma el elemento intangible de una negociación que debe tejerse con buena fe y altura de miras.
Así recibimos con confianza, Sr. Presidente, la reconciliación interna que Vuestra Excelencia impulsa, que permitirá abordar, desde la unidad de su pueblo, una nueva iniciativa de paz cuyos resultados aguardamos con esperanza.
Termino ya, Sr. Presidente, proponiéndole que brindemos por Palestina, por su futuro en paz junto a Israel y por la prosperidad de la región.
Y también, con el testimonio sincero de nuestro afecto y nuestra amistad, brindo a vuestra salud… BISAHITKUM.