E
s un motivo de gran satisfacción encontrarme hoy con ustedes en este Colegio de San Ildefonso, obra maestra del arte novohispano e institución de larga tradición académica, en este acto que tiene lugar tras la reciente conmemoración de la fundación de la Universidad Nacional de México, hace poco más de cuatrocientos cincuenta años.
El Colegio de San Ildefonso constituyó desde su fundación una de las instituciones educativas más importantes de la capital de la Nueva España, transformándose posteriormente en Escuela Nacional Preparatoria, hasta su integración final en la Universidad Nacional.
En este acto se constituye la Cátedra de la Universidad Nacional Autónoma de México y de la Universidad Complutense de Madrid, que llevará el nombre del filósofo español José Gaos, como un foro para fomentar la investigación y docencia en las áreas de las ciencias sociales y las humanidades, con sede en ambas Universidades.
Ello permitirá el fomento del intercambio académico entre México y España al más alto nivel, mediante la organización de cursos y conferencias, así como la realización de proyectos conjuntos.
Con ello rendimos merecido tributo a la obra del filósofo José Gaos, que tras desarrollar su labor como Catedrático en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid, en 1938, inicia la dolorosa etapa del exilio.
La guerra civil española dio origen a un éxodo que representó para muchos españoles la necesidad de tener que rehacer sus vidas en otras latitudes. De todas las puertas que se les abrieron, una destacó por su generosidad, desinterés y muestra de solidaridad humana, la de México, que con la figura del Presidente Cárdenas a la cabeza prestó su ayuda incondicional a los españoles que llegaron como refugiados y les facilitó oportunidades para continuar sus profesiones.
Uno de estos españoles fue José Gaos, a quien debemos la acuñación del término "transterrados", aplicable a todos aquellos que, como él mismo, tuvieron que dejar España para incorporarse no al exilio, sino a trasladarse "a otra tierra".
José Gaos llegó a México aunando a su prestigio de profesor el de Rector de la Universidad Central. Gracias a la generosidad con que este país le acogió, al igual que a tantos otros españoles, aquí pudo desarrollar su labor docente e investigadora, tanto en la Casa de España, que posteriormente se transformaría en el Colegio de México, como en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional.
Fruto de esta labor ha sido no sólo una obra escrita que ha gozado de amplio reconocimiento, y la construcción de su propia filosofía, concebida como "filosofía de la filosofía", sino también la formación de un grupo de discípulos que han tenido una enorme influencia en la formación del pensamiento filosófico mexicano en los últimos cincuenta años.
Su contribución a la comunidad universitaria ha sido, pues, inestimable. Esta comunidad universitaria hoy le rinde este merecido homenaje con la constitución de una Cátedra que lleva su nombre, con dos sedes, una en México y otra en Madrid, lo que constituye un nuevo ejemplo de la riqueza y de la diversidad de las relaciones que unen tan estrechamente a nuestros dos países.
Muchas gracias.