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ara la Princesa y para mí es un verdadero honor y un privilegio poder celebrar hoy con todos ustedes aquí en la ciudad de Nueva York el Cincuenta Aniversario de la Cámara de Comercio España-Estados Unidos. Cincuenta años de trabajo y servicio que forman parte de una historia intensa de acercamiento, de creciente aprecio y conocimiento mutuo y, sobre todo, de expansión sin precedentes de los vínculos económicos entre nuestros dos paises. Por tanto, en este cumpleaños tan especial queremos felicitar muy cordialmente a esta Cámara, a sus sucesivos presidentes, directivos y socios. A todos ellos les dedicamos también nuestra profunda gratitud, sin olvidar claro a aquellos que ya no están entre nosotros.
Particularmente quiero agradecer a su actual Presidente, Mario Díaz Cruz III, sus palabras llenas de afecto y su invitación. A él le debemos la organización de este almuerzo y por ello quisiera que todos le expresáramos, a él y a todo su equipo, nuestro reconocimiento.
Gracias también porque esta celebración es una magnífica manera de arrancar el programa de actos y reuniones, que entre hoy y mañana están destinados precisamente a apoyar la presencia de nuestras empresas en los Estados Unidos y a promover el mayor desarrollo de nuestras relaciones económicas y comerciales con este gran país. Esto es lo que principalmente motiva nuestra estancia en Nueva York.
Desde 1959, esta Cámara de Comercio España-Estados Unidos ha sido testigo excepcional, pero también protagonista, de los profundos cambios vividos en las relaciones empresariales entre nuestros dos países. En ese medio siglo, España ha pasado a ocupar un lugar cada vez más relevante en el escenario económico norteamericano, gracias al notable esfuerzo desarrollado por importantes empresas como las que aquí están representadas.
El denominador común a todas ellas, ha sido el convencimiento de que, en el mundo actual, las posibilidades de éxito de toda compañía pasan necesariamente por su internacionalización y por su concentración de esfuerzos en variables como la calidad, el diseño, la innovación, la tecnología, la marca, los servicios asociados a la venta y la comunicación, todas ellas convertidas en crecientes fuentes de valor y competitividad.
Sinceramente, me alegro de que mis primeras palabras en esta visita a Nueva York sean para felicitar tanto a la Cámara de Comercio España-Estados Unidos como a las empresas y asociaciones aquí representadas, por haber apostado con tesón e inteligencia por esos factores clave para el presente y porvenir de nuestras compañías.
Este es el sentido de las actuaciones y de los servicios de alta calidad prestados por esta Cámara a lo largo de su andadura. Sin duda merecen nuestra gratitud, porque con ello, esta institución ha contribuido con gran mérito a promocionar España en Estados Unidos, favoreciendo las inversiones norteamericanas en nuestro país, o sirviendo de guía a cuantas empresas españolas han solicitado su concurso en estos años.
Todo ello, ha ayudado a conformar un nuevo marco de relaciones e intercambios con datos tan positivos como el hecho de que, en los diez últimos años, las exportaciones españolas a los Estados Unidos hayan crecido en un 80% y que, sólo entre enero y septiembre del año pasado, las inversiones españolas en este país representaran el 24% del total de nuestras inversiones en el exterior.
Y es que en las últimas décadas, nuestras empresas del sector industrial y de servicios han logrado crecer, competir y establecerse en nuevos mercados con un éxito sin precedentes. Y lo han hecho posicionándose en condiciones de igualdad con sus socios del resto de la Unión Europea, de manera que han ayudado a consolidar a España como una economía avanzada, que ocupa posiciones de liderazgo en sectores de tecnología alta o media alta.
Es evidente el papel que las instituciones han desempeñado y pueden desempeñar en favor de la mayor internacionalización y competitividad de nuestras compañías. Ahora bien, ello no serviría de nada si ustedes, como empresarios, con una clara visión de futuro y fuerte dinamismo, no acometieran los necesarios proyectos de ampliación de mercados y de inversión exterior, buscando nuevos productos, posibilidades y alianzas fuera de nuestras fronteras.
Disponemos de muchos empresarios de primera fila que han demostrado ese empuje y visión de futuro, pero debemos seguir alentando a muchos más para que emprendan esa apasionante aventura pues todavía nos queda un largo camino por recorrer, para posicionarnos bien en el Mercado Mundial y particularmente aquí en los Estados Unidos.
Por ello, animo a los presentes a que sigan explorando nuevas estrategias para extender y profundizar los lazos entre los miembros de la comunidad empresarial hispano-norteamericana, con el convencimiento de que sus éxitos redundarán en beneficio del mayor bienestar de nuestros dos países.
En esa tarea sabéis bien que contáis con mi pleno apoyo y compromiso como Heredero de la Corona, junto a la Princesa, para apoyar el fomento de la creciente amistad y cooperación hispano-norteamericana.
Y con este espíritu, quiero levantar mi copa para brindar por los primeros cincuenta años de valiosa labor de esta Cámara y de todos ustedes y por el afán común de promover las relaciones económicas y comerciales entre España y esta gran Nación, amiga y aliada que es Estados Unidos.
Muchas gracias.