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eñora Presidenta,
Pocas Naciones en el mundo han suscitado y suscitan para España un sentimiento de mayor afecto que Argentina.
Por ello, como Presidenta que sois de todos los argentinos, mucho me complace daros de nuevo la más cordial bienvenida, esta vez con ocasión de Vuestra primera Visita de Estado a España. Para la Reina, los Príncipes de Asturias y para mí constituye un alto honor y una gran satisfacción recibiros.
La Visita a España de la más alta autoridad de Argentina es siempre un acontecimiento de gran relevancia por las especiales relaciones históricas de nuestros países. No es fácil encontrar una relación tan intensa, profunda y singular como la que vincula a nuestras dos Naciones, con fuertes lazos humanos, sociales, culturales, políticos y económicos.
Dos Naciones con un espacio compartido de amistad, afecto, cercanía, y fructíferos intercambios de cultura y pensamiento.
Dos Naciones que alimentan una misma mirada hacia el mundo en que vivimos, con una misma lengua que convierte a nuestros pueblos en parte de una comunidad tan diversa como potente.
Así lo expresó el poeta argentino Juan Gelman:“La lengua es la patria de muchas patrias, la infancia, el hogar, una manera de ver el mundo, de hablar conél, y es una dicha grande para mí, haber nacido en castellano”.
Tanto en la lengua española como en la hermana lengua portuguesa, la Comunidad Iberoamericana de Naciones gestiona proyectos políticos, proyectos de Estado e impulsa iniciativas empresariales.
Pero con la misma lengua también hablamos un mismo idioma, el de la defensa de los derechos humanos, de la primacía del Estado de Derecho, de la lucha contra la pobreza y la desigualdad, del rechazo más rotundo a la violencia y al terrorismo.
Esas son también las señas de identidad que vertebran la Comunidad Iberoamericana de Naciones y el vínculo entre Argentina y España.
Señora Presidenta,
Vivimos tiempos difíciles provocados por la intensa crisis financiera y económica internacional. Su rostro más visible y doloroso es el de las personas que pierden su empleo, y el de los jóvenes que no pueden acceder al mercado de trabajo.
Conocemos y compartimos Vuestra preocupación por estas realidades, por las capas más débiles de la sociedad, y Vuestra firme determinación a la hora de trabajar por una sociedad más justa y más próspera.
El diálogo y la concertación entre los actores sociales y económicos son absolutamente esenciales para recuperar la confianza, superar cuanto antes las dificultades de empresas y familias, y reactivar de forma sostenida el tejido productivo.
La crisis evidencia la profunda interrelación de las economías nacionales en un mundo globalizado. Pone de manifiesto la necesidad de cooperar en su pronta superación para retornar cuanto antes a una senda generalizada de crecimiento sostenible y empleo, atendiendo muy especialmente a todas aquellas personas más vulnerables ante las dificultades.
Partiendo de esa solidaridad, debemos vencer dificultades y lograr, con renovado dinamismo, que nuestras economías sean más fuertes y competitivas, para servir al bienestar de todos.
Junto a ello, necesitamos disponer de reglas internacionales más eficaces para reforzar la estabilidad, supervisión y transparencia del sector financiero en un entorno globalizado.
Nuestros dos países están llamados a contribuir a este nuevo diseño en este comienzo de siglo y, sin duda, podemos y debemos reflexionar juntos sobre los retos actuales y los modos de afrontarlos.
Quiero también destacar la voluntad de permanencia de las empresas españolas en Argentina que, además de disponer de sólidas raíces, es directa consecuencia de su compromiso estratégico con el futuro de Vuestro país, contribuyendo a su crecimiento económico y social.
Ambas Naciones pronto afrontaremos dos citas muy importantes que requieren nuestra atención: en el primer semestre del año 2010, la Presidencia española de la Unión Europea coincidirá con sendas Presidencias argentinas del MERCOSUR y del Grupo de Países de América Latina y Caribe.
También en ese mismo año se celebrará en Argentina la Vigésima Cumbre Iberoamericana.
Esta feliz confluencia de acontecimientos y responsabilidades invita a que Argentina y España trabajen, desde ahora, en estrecha coordinación, e impulsen una agenda compartida para favorecer los acuerdos interregionales pendientes, y mejor promover nuestros intereses en el mundo.
2010 será también el año del Bicentenario Argentino, la madurez de una Nación joven.
Los hijos de España llegaron a Vuestro país buscando una vida mejor, fueron acogidos con generosidad y contribuyeron al desarrollo de Argentina en los tiempos del primer centenario, como muchos argentinos han contribuido y contribuyen ahora, con su esfuerzo e ilusión, a la España del presente y del futuro.
Ya en el siglo pasado, correspondió a la Infanta Isabel el honor de representar a España en las conmemoraciones del Centenario de la Revolución de Mayo de 1810. La Infanta fue entonces recibida con especial alegría y cariño por los argentinos.
Ese mismo afecto hemos sentido cada vez que hemos visitado Vuestro país.
Recuerdo la calidez y la hospitalidad volcadas por los argentinos cuando celebramos en Rosario el Tercer Congreso Internacional de la Lengua Española, del que Vuestra Excelencia fue su Presidenta Honoraria.
El Bicentenario, nuestros Bicentenarios son una magnífica oportunidad para pensar el presente y para imaginar y construir el futuro, proyectando lo mejor de nosotros mismos con una visión y un mensaje ilusionante y ambicioso.
Tenemos ante nosotros la oportunidad y responsabilidad de enriquecer y fortalecer nuestros vínculos, así como a la Comunidad Iberoamericana de Naciones.
Estoy seguro de que sabremos ganar el futuro si ponemos toda la voluntad y los medios necesarios.
Por ello, Señora Presidenta, levanto mi copa para brindar por Vuestra Excelencia, por la Nación Argentina, y por la profunda amistad y el mejor porvenir para nuestros dos países.
Muchas gracias.