V
aya por delante mi más cordial bienvenida a los miembros de la Sociedad Interamericana de Prensa, que celebra estos días su 64 Asamblea General en Madrid.
Mucho me alegra su decisión de llevar a cabo este importante encuentro en la capital de España, como cuando hace dieciséis años determinaron también reunirse aquí, con ocasión del Quinto Centenario del Descubrimiento de América.
Espero que esta prestigiosa Asamblea pueda encontrar en la hospitalidad y el dinamismo de esta urbe, la mejor atmósfera para acometer nuevos análisis y propuestas.
La Sociedad Interamericana de Prensa bien merece el más amplio respaldo, toda vez que, a lo largo de su ya larga andadura, ha destacado como un muy eficaz instrumento en la defensa de la libertad de expresión.
Son encomiables y ejemplares sus esfuerzos por sostener los valores de la prensa libre y de la dignidad de la profesión periodística, en todos los países del Continente americano.
Deseo poner de relieve, en especial, la meritoria labor de esta Sociedad para combatir e impedir que puedan quedar impunes los delitos que aún se cometen contra los periodistas, por el mero hecho de serlo.
No cabe duda de que cuantos aquí nos reunimos, defendemos la libertad de expresión, como un derecho fundamental de la persona y como uno de los más grandes logros de las sociedades democráticas, de cuyo desarrollo forma parte y es condición inexcusable.
Un logro, que ha costado, y aún cuesta, enormes sacrificios y no pocas víctimas en distintas regiones del Planeta
Sabemos, asimismo, que las Naciones que han querido forjar un Estado de Derecho que asegure el imperio de la Ley, manifiestan un respeto escrupuloso por las libertades de expresión e información.
Un respeto que se garantiza y se protege mediante las iniciativas políticas y legislativas pertinentes.
Los poderes públicos deben asegurar que los medios de comunicación puedan desarrollar su función en condiciones de plena libertad. A la vez, a los profesionales del periodismo les compete ejercer su necesaria tarea desde la veracidad y la imparcialidad.
Sobre estas bases, en las que se inspira el ideario de la Sociedad Interamericana de Prensa, nunca agradeceremos bastante la existencia de medios de comunicación que, como los aquí representados, estrechan los lazos entre personas, sociedades y Estados en un mismo Continente, o entre espacios geográficos aún más diferenciados.
Al llegar a este punto, permítanme constatar que las transformaciones de los últimos años ofrecen oportunidades y suscitan retos que influyen decisivamente en la redefinición del papel de los medios de comunicación.
Las nuevas tecnologías y en especial el acceso a ?internet? han interconectado el mundo, y han acostumbrado a las personas a una comunicación interactiva.
Por ello, el público es cada vez más exigente con los medios de comunicación.
En este marco, reviste nueva importancia la formación del periodista.
Toda vez que la información sin fronteras es ya hace tiempo una realidad incuestionable, la cooperación internacional, capaz de llegar a medios y personas se presenta no sólo como un desafío, sino como una verdadera ocasión para intercambiar experiencias y enseñanzas.
España está sinceramente dispuesta a fomentar este tipo de cooperación desde y hacia los países de América, con los que nos unen tantos y tan profundos contactos y afinidades.
En este mundo nuevo que entre todos estamos construyendo, sería positivo que fuéramos capaces de suscribir convenios de reciprocidad que multiplicaran los intercambios de saberes, proyectos y sugerencias entre personas y empresas, en condiciones de equidad.
Para concluir, deseo destacar que conozco y aprecio desde hace tiempo el excelente quehacer de la Sociedad Interamericana de Prensa.
Por ello, estoy seguro de que sabrá mantener intactos los principios que inspiraron su fundación y de que esta Asamblea General culminará sus trabajos con el mismo espíritu de iniciativa y de superación que, a lo largo del tiempo, ha sabido demostrar.
Declaro inaugurada la 64 Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa.
Muchas gracias.