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Palabras de S.A.R. el Príncipe de Asturias en el acto de entrega del premio ?Don Juan de Borbón de la Música?.

Segovia, 21.06.2007

G

racias ante todo al Presidente de la Fundación Don Juan de Borbón y a la Consejera de Cultura y Turismo de la Junta por sus amables palabras, y a nuestro Galardonado, el Doctor Don José Antonio Abreu por su lección humana y artística, así como por acercarnos más al objeto de su esfuerzo y pasión.

Mi gratitud, va dirigida también, a los hombres y mujeres de esta querida ciudad, que una vez más me acogen con el cariño y la cercanía con los que siempre han recibido las visitas de la Familia Real a Segovia.

Una gran ciudad española, Patrimonio de la Humanidad, a la vez romana, medieval y renacentista, en cuya honda y rica cultura late la esencia de Castilla. Una esencia que impulsa la iniciativa y dinamismo con que los segovianos han multiplicado su progreso a lo largo de los tres últimos decenios.

En este marco, la Fundación Don Juan de Borbón, que tengo el gusto de presidir, prosigue y desarrolla su intensa tarea, dirigida a promover la excelencia cultural de Segovia y su provincia, así como la proyección internacional del irrepetible Patrimonio de esta tierra.

Cuando en 2006 nuestra Fundación cumplió sus primeros diez años, tomó la feliz decisión de instituir un gran Premio, para galardonar desde Segovia la trayectoria profesional y humana de una indiscutible figura de la música.

Como es sabido, el Premio Don Juan de Borbón de la Música reconoce desde España la excelencia musical del premiado y su contribución a la mejora de la sociedad, a la formación de la juventud y a la solidaridad entre los pueblos.

La rápida trascendencia que ha logrado este Premio, también más allá de nuestras fronteras, así como su alta valoración en el ámbito de la música profesional, nos permiten augurarle un magnífico futuro, como referente en el panorama musical internacional.

El año pasado recibió esta distinción Doña Maria Joao Pires, pianista insigne, dotada de gran sensibilidad social, que ha querido honrarnos presidiendo el Jurado de este año.

Hace unos momentos he tenido la alegría de homenajear al Profesor Abreu con este Premio Don Juan de Borbón de la Música 2007.

Al Maestro Abreu, dirijo por tanto mi más cordial y afectuosa felicitación. Reconocemos y admiramos su talento y sensibilidad como Director de Orquesta, extendidos a lo largo de su dilatada carrera, volcada en la formación de la juventud.

Sus cualidades y valores junto a su empeño en hacer de la Música un motor de transformación pacífica de la sociedad, han proporcionado a la juventud iberoamericana y, recientemente, también a la europea, una instrucción profesional, una educación moral y un enriquecimiento de la sensibilidad extraordinarias, que le convierten en un auténtico modelo para la formación de los jóvenes.

Me complace reconocer su fabulosa labor musical como fundador del Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela y a la vez, me satisface poder compartir la admiración internacional de que goza su valioso ejemplo, seguido apasionadamente por innumerables músicos en todo el mundo.

Me alegra igualmente poder recordar que Don Jose Antonio Abreu ha nacido y desempeñado su primera labor en Venezuela, en el entorno cultural iberoamericano. Aplaudimos por ello a un destacado miembro de esa gran comunidad de la que formamos parte y con la que compartimos tan arraigados afectos, tan estrechos lazos y tan hondo entendimiento.

Una comunidad, sobre todo la hispano hablante, que el genial Arturo Uslar Pietri, a quien tuve el honor de entregar el Premio Principe de Asturias en 1990, denominaba ?el Reino de Cervantes?.

En España, el florecimiento de las jóvenes orquestas, que tanto trabajan para lograr una mayor difusión de la música y para el mayor enriquecimiento cultural de nuestra sociedad, es en gran parte un reflejo del brillante trabajo sistematizado por nuestro premiado de hoy.

Además de Embajador de Buena Voluntad de la U.N.E.S.C.O. para la Música y la Paz, entre los múltiples reconocimientos que le han sido tributados, quisiera destacar especialmente el X Premio Internacional por Una Vida Ejemplar, que le concedió el Parlamento Sueco en 2001.

Señoras y Señores,

Aquel músico español universal que fue Manuel de Falla, reseñaba que ?la música no es sólo el arte más joven, sino tal vez el único cuyo ejercicio -si ha de ser eficaz- exige una completa juventud de espíritu?.

Pues bien, la permanente juventud del Profesor Abreu ha concedido a su batuta la virtud de hacer gran música y generar inagotables vocaciones musicales, labor que por sí misma habría bastado para hacerle merecedor de este Premio.

Además, le ha permitido transformar el rigor, la disciplina y el esfuerzo que requieren la técnica orquestal y la creación de la belleza, para contribuir a la plena formación y la inserción social de innumerables jóvenes, que, gracias a nuestro premiado, han llenado su vida de esperanza.

Con mi reconocimiento a cuantos han hecho posible esta Segunda Edición del Premio que lleva el nombre de mi querido y augusto abuelo el Conde de Barcelona y, en particular al Jurado, por su difícil y exigente tarea, reitero mi felicitación al maestro Abreu, cuya calidad personal y empeño profesional han convertido la música en respaldo, aliento y fuente de inspiración para los jóvenes del mundo, que pueden, así, mirar con nueva confianza hacia el futuro.

Muchas gracias.

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